La columna del Director

SAGASTI HA TRAICIONADO A LA PATRIA

Por: Luciano Revoredo

Francisco Sagasti, que ha sido calificado como el Kerensky peruano, no llegó al poder por azar como muchos creen, tampoco lo hizo en un acto de entrega por el país. Sagasti, fue parte de una cuidada conspiración rojo-morada para tumbarse al gobierno legítimo y constitucional de Merino y tomar el poder.

Tras las asonadas de noviembre, la utilización como carne de cañón de jóvenes ignorantes y la caída del gobierno, se dieron en el congreso toda suerte de cabildeos para poner un presidente de consenso. Sagasti movió astutamente sus fichas para dejar fuera de carrera a los comunistas más radicales y a su compañero de partido Gino Costa que también veía como se le podía abrir la puerta de la presidencia.

Pocos recordaban entonces el pasado del que asumía como encargado de la presidencia. Ya se había olvidado que en 1988 mientras era funcionario del Banco Mundial, señaló que el Perú o iba a un baño de sangre con años de matanzas o había que dividirlo en varios territorios dentro de un país, como el Líbano.

En abril de 1992, según ha revelado un artículo de Alejandro Capcha Hidalgo, “Sagasti se concentra en dirigir sus esfuerzos para traerse abajo el gobierno de Fujimori. En una audiencia ante el Subcomité de Asuntos del hemisferio occidental del Congreso de los EEUU, marzo 10 de 1993, Sagasti testificó, que «el gobierno autoritario de Fujimori se había convertido en gran riesgo para las relaciones del turbulento mundo de la política interna» y exigía que EEUU canalice fondos a las ONG es peruanas para contrarrestar la concentración del poder en manos del gobierno. Perú, dijo Sagasti, debe verse como un «laboratorio social» de importancia internacional. Un mes más tarde Sagasti y Hernández fundaron el Foro Democrático, una estructura para unir a los líderes de la oposición contra Fujimori. La estrategia guía del Foro Democrático, aún en operaciones, fue de Sagasti y consistió de un seminario de dos días en Woodrow Wilson Center de Washington DC. del 1 al 2 de junio de 1993”.

Ese es el perfil de Sagasti, el mismo ser viscoso que reptando zalamero ante sus captores logró salir del secuestro de la Embajada de Japón con un autógrafo de los criminales emerretistas entre las manos.

Hasta el momento ha ejecutado una coreografía entre pañuelos de seda para convertirse en la continuación, aunque silenciosa del vizcarrismo. Vizcarra y Sagasti, son lo que alguna vez definió el tirano Chávez como “lagartos del mismo pozo”.

No llama la atención entonces, que, en este momento crítico, de urgente definición, en que el Perú se encuentra al filo de la navaja y en la disyuntiva de caer mediante el más descarado fraude en manos del castrochavismo o seguir la senda democrática, el melindroso Sagasti abandone la neutralidad que le corresponde e interfiera en las elecciones llamando a Vargas Llosa para asegurar el triunfo del filoterrorista Castillo.

Ha cometido traición a la patria. El artículo 117 de la Constitución señala que El Presidente de la República sólo puede ser acusado, durante su período, por traición a la patria; por impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales; por disolver el Congreso, salvo en los casos previstos en el artículo 134 de la Constitución, y por impedir su reunión o funcionamiento, o los del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral.

No solo es impedir las elecciones presidenciales el evitar su realización, sino que es mucho más grave sumarse a un fraude torcer la voluntad popular para impedir que asuma la presidencia quien la ganó legítimamente.

A ese extremo a llegado este personaje indecoroso que detenta la presidencia. Pareciera que haber llegado a ella fue el último esfuerzo de una piel de zapa cada vez más pequeña que ya no alcanza a cubrir su indignidad y su miseria.

 

1 comentario

  1. Es bueno para tener el público una mayor compression como se armó la estructura de l foro y del fraude consecuencia directa de las consignas, quienes la armaron. Y el artículo de la revista citada difundirlo en su integridad.

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