Iglesia

LAS CUATROS “ACTITUDES MALAS” DEL PERIODISMO

Por: Alfredo Gildemeister

Hace unos meses, Su Santidad el Papa Francisco concedió una entrevista que ha estado circulando en las redes, en donde Francisco se despacha con la franqueza que lo caracteriza y señala las cuatro cosas o cuatro “actitudes malas” de las cuales todo periodista tiene que defenderse y a las cuales está siempre bajo amenaza. Nosotros le denominaríamos defectos o tentaciones para ejercer un mal periodismo. La primera actitud mala que menciona Francisco es la desinformación. Se anuncia una noticia pero no se dice toda la verdad, “doy la mitad no más”. Ello atenta contra el derecho que tenemos todas las personas de estar bien informados y con la verdad. No con medias verdades y peor aún, con mentiras. Para Francisco, eso es informar mal y le denomina una “desviación” de las cuales un buen periodista tiene que cuidarse de no caer.

La segunda actitud mala es la calumnia. Hoy muchos medios de comunicación calumnian sin problema alguno. En el Perú, por ejemplo, la calumnia constituye casi una costumbre en la mayoría de los medios de comunicación. Inclusive no ha faltado alguno que otro “periodista” que cuando se le dice que ha calumniado, se ofende y apela a su “libertad de prensa” y a la “libertad de expresión” como si estos dos derechos fundamentales – qué duda cabe que lo son- constituyeran una “libertad para calumniar” e inclusive para difamar. Francisco hace referencia al poder de los medios de comunicación en la actualidad y como lo que estos medios informan, es tomado como cierto por la mayoría de las personas. ¡Claro que es así! Puesto que la mayoría de las personas actúan con buena fe y creen lo que los medios “informan”. Pero, si mienten o desinforman, “¿Quién les hace juicio?” se pregunta Francisco, y se responde: “Nadie”.

La tercera actitud mala que menciona es la difamación. Francisco explica que este terrible defecto es mucho más “sutil” que la calumnia. Toda persona tiene derecho a la buena reputación. Incluso Francisco comenta de una persona que cometió un error hace un tiempo y dicha persona pagó por ello, los medios de información no pueden estar sacando nuevamente a la luz un problema que ya fue superado y pagado con creces, ya sea con pena de cárcel si fue un delito, o de alguna otra manera. “Ya pagaste, corregiste o reparé el error cometido, por lo que ya se es una persona libre y sin mancha”, observa Francisco. No pueden los medios estar removiendo algo que sucedió hace años y que fue reparado en su momento. En el Perú, al igual que con la calumnia, la difamación también constituye un grave defecto cometido casi a diario por la mayoría de medios de comunicación. En base a que “se dice”, “se comenta”, “he escuchado”, “me han dicho”, “parece que”, etc. se mancha la honra de las personas sin el menor reparo. Inclusive se ha propuesto un proyecto de ley para que la difamación deje de constituir un delito y excluirlo de nuestro Código Penal. Imagínense, si hoy en día en que la difamación es un delito contra el honor -al igual que la calumnia y la injuria- existen periodistas que difaman y calumnian sin el menor empacho y cuando se dan cuenta que se equivocaron, ni siquiera se toman el trabajo de rectificar lo dicho y reparar el honor del agraviado, ¡Cuánto más se difamaría, se calumniaría y se mancharía la honra y el honor de las personas, si la difamación o la calumnia no constituyesen un delito!

Finalmente Francisco menciona la cuarta actitud mala y utiliza una palabra técnica para describirla, que muy pocas veces se oye o se lee y que estoy seguro que la mayoría de las personas desconoce su significado: la coprofilia. Francisco describe el significado de este término como “el amor a la cosa sucia”, y lo resume como “literalmente, el amor a la caca”, palabra que nunca se le había oído decir a un Papa, pero que describe a la perfección la coprofilia. “El amor a los escándalos, a todo lo que es sucio” puesto que hay medios de comunicación que viven de publicar escándalos, al margen de que sean o no verdaderos. Francisco hace referencia a su antecesor cuando era cardenal y obispo en Buenos Aires, el cual señalando ciertos diarios, decía: “Yo ese diario no lo puedo leer porque haces así y chorrea sangre”. ¡Cuántos diarios en el Perú “chorrean sangre” y agregaría a lo referido por el Papa, cuantos  inclusive, no chorrean además pornografía, erotismo y morbo!

Finalmente, Francisco concluye que, si un buen periodista, un medio bueno y serio de comunicación, supera estas cuatro actitudes malas o “límites”, como también los denomina Francisco, “la comunicación sería algo maravilloso”. Esto es verdad. Hoy el periodismo en el Perú, salvo alguna que otra excepción, hiede, apesta. Medios que difaman a diario, que mienten, ocultan información, manipulan o simplemente desinforman; medios que en lugar de simplemente informar, directamente opinan o comentan sobre un tema, influyendo en la opinión pública de acuerdo a ciertos intereses. Todos estos defectos o “actitudes malas” como las denomina Francisco, obligan a los lectores o televidentes a tener un profundo sentido crítico, analizando con sentido común y reflexionando con mucho cuidado sobre lo que uno lee o escucha a diario en un medio de comunicación. Hoy no podemos “tragarnos” todo lo que oímos, vemos o leemos, puesto que ante un periodismo como el que actualmente impera en el Perú, que no es nada independiente y poco o nada veraz, solo nos queda informarnos por otras vías y sacar nuestras propias conclusiones de la realidad. Definitivamente, Francisco tiene razón y debemos evitar ese mal “periodismo” que tanto daño hace al ser humano.

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