Política

ÉXODO

Por: Uri Landman

Una de las historias más fascinantes que he leído, es la del éxodo del pueblo hebreo de Egipto, contada en la Biblia. En ella se narran una serie de eventos que terminan con la liberación de los hebreos de la esclavitud a la que estaban sometidos. La historia empieza, con la orden del faraón de matar a todos los recién nacidos varones del pueblo hebreo y cómo la madre de Moisés lo coloca en una canasta en el río Nilo, para que sea rescatado y así salvarlo de la muerte. La hija del faraón lo halla y lo cría como si fuera suyo.

Cuando Moisés ya es mayor, tiene una revelación en el desierto. Dios se le presenta como fuego que no consume un arbusto y le ordena que regrese a Egipto para liberar a su pueblo de la esclavitud. Moisés, primero se niega a obedecer a Dios, sin embargo al final acepta.

En su terquedad, el faraón, rechaza liberar al pueblo de Moisés, a pesar de ser advertido de los castigos que esta conducta le traería. Dios le envía nueve plagas sin que cambie de opinión. Finalmente, después de sufrir la última y más terrible de las plagas, la muerte de su primogénito, el faraón accede a liberarlos. Sin embargo, luego de dar su consentimiento, se arrepiente y persigue a los hebreos hasta el mar rojo, donde las aguas lo ahogan cuando intenta cruzarlo detrás de Moisés.

En tiempos más cercanos, la historia ha sido testigo del éxodo de varios pueblos, que sin ser tan apoteósicos como el de Moisés, no por eso dejan de ser trágicos por sus causas. En el Perú, hemos sido testigos del éxodo de más de seis millones de venezolanos (según cifras de la ACNUR), que han tenido que dejar su país, en medio de la miseria, las enfermedades y el hambre, causadas por el dictador comunista Nicolás Maduro. De ellos, un millón y medio han emigrado al Perú buscando oportunidades de trabajo para poder mantenerse ellos y sus familias.

Nuestro país, también ha visto como sus hijos se han marchado buscando mejores condiciones de vida. Durante la dictadura izquierdista de Velasco, miles de peruanos migraron a países como Estados Unidos y Venezuela. Luego durante los ochenta, con la crisis económica del primer gobierno de García, miles de peruanos más, emigraron a países como Japón y Argentina.

Según cifras del INEI, en el período de 1990 a 2018, aproximadamente tres millones cien mil peruanos emigraron del país. Los países que más acogieron a nuestros compatriotas fueron Chile (34.6%), Estados Unidos (16.1%), Bolivia (13.6%), Ecuador y España (8.4% en ambos casos). El pico de la emigración durante este período fue en el año 2006 cuando 207 mil peruanos dejaron el país, sin embargo ha ido disminuyendo de manera gradual a medida que iban mejorando las condiciones económicas del país.

Todavía no se cuentan con estadísticas de la emigración peruana en el último año, en especial desde la elección de Castillo como presidente. Por lo que hemos podido analizar, los peruanos han decidido hacer sus maletas nuevamente y salir del país buscando el bienestar que los comunistas de Perú Libre les quieren quitar.

No es un secreto que el gobierno quiera implementar un modelo económico similar al de Venezuela, Bolivia o inclusive Cuba, como más de una vez ha afirmado Cerrón. A pesar de la evidencia histórica y científica que nos ha demostrado en reiteradas oportunidades, que los modelos comunistas, hoy en día disfrazados de socialismo del siglo 21, no han funcionado no importa el país donde se  impongan, los comunistas se niegan a aceptar su fracaso y muy a su estilo culpan a otros de ello.

Estoy seguro que todos ustedes conocen de manera directa a alguna persona que se haya mudado al extranjero en los últimos meses. Yo conozco a varios. Salen del país llevando no solamente el dinero que puedan haber juntado al vender su casa y automóvil, sino que se llevan sus sueños e ilusiones pero también sus conocimientos universitarios, empresariales, etc. para enriquecer al país a donde hayan decidido emigrar. A todos esos peruanos, les digo que los vamos a extrañar y que comprendemos la difícil decisión que han tomado de dejar su país atrás.

A los que no vamos a extrañar son a los cojudignos que se van del país después de votar por Castillo. Conozco a varios de ellos que con la excusa “me han ofrecido un trabajo”, “voy a estudiar una maestría en Europa” o  “lo hago por mis hijos” dejan el país después de haber hecho campaña en contra de Fujimori, a favor de un gobierno comunista. Cuando los escucho decir que ellos “no votaron en la segunda vuelta por el plan de gobierno de Perú Libre”, no tengo más que desearles lo mismo que nos dejan a nosotros, un gobierno comunista, liderado por ineptos que quiere destruir el país para imponer su ideología.

Una mención especial se merecen aquellos cojudignos que sin vivir en el país, montaron campañas en el extranjero para que no votemos por Fujimori y que salga elegido Castillo. El día de hoy, sentados cómodamente en Madrid o Barcelona, critican cuando el gobierno de Castillo les quita las gollerías a las que estaban acostumbrados o cuando nombra a ineptos radicales de izquierda en puestos claves del gobierno. A esos cojudignos les digo que nos hicieron un favor yéndose del país y les estaríamos más agradecidos si dejan de entrometerse en nuestros asuntos internos. El Perú se vive desde la cancha del Nacional, no desde la cancha del Bernabéu o el Camp Nou.

Y si creen que las personas son las únicas que abandonan el país, les digo que están equivocados. El capital y las inversiones son los primeros que se van.  Según cifras del BCR, solamente entre enero y agosto de este año salieron 13,000 millones de dólares del país. En los 100 días de gobierno comunista, la tendencia ha continuado, con miles de millones de dólares más siguiendo el camino de nuestros compatriotas.

Para los compatriotas que se fueron recuerden la canción de Pedrito Suárez Vértiz: “Cuando pienses en volver, aquí están tus amigos, tu lugar y tu mujer, y te abrazarán, dirán que el tiempo no pasó y te amarán con todo el corazón…”

 

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