Por: Hugo Guerra Arteaga
En la lucha electoral hemos llegado a un punto de no retorno: ya está establecido cuál es el bien y cuál el mal para el Perú.
Aunque siempre desconfío de las encuestas está claro que ya se ha marcado una tendencia estadística de subida de Keiko Fujimori, mientras la candidatura de Pedro Castillo está haciendo implosión, es decir hundimiento y rotura desde adentro.
Las razones son obvias, en este momento Fuerza Popular representa a la enorme mayoría de peruanos que finalmente han reaccionado contra la amenaza del comunismo.
Quizá muchos no entiendan que ese estadio es la parte final del proceso socialista desde la perspectiva marxista – leninista, pero sí comprenden que se trata de un modelo atroz cuando lo vinculan con la situación de Cuba y Venezuela.
Las decenas de iniciativas de hacer micro videos, memes, cadenas de chat, twitter, etc., evidencian que finalmente el sentido liberal y capitalista popular se ha encendido en nuestro pueblo. Por supuesto, falta lo de siempre, que las grandes empresas y la banca reaccionen y se pongan firmes contra la amenaza izquierdista; aunque, claro, quizá esperar algo así sea demasiado para aquellos que siempre han sido rabonas de los gobiernos de turno.
Un eventual gobierno de Fujimori Higuchi se plantea ahora no solo como la única alternativa democrática, sino como la gran oportunidad de retomar el crecimiento económico, reformar el Estado y controlar la pandemia. El contexto geopolítico regional es auspicioso: con Chile ya caído en las garras del comunismo y metido en la turbulencia de una Constituyente absurda, y con Colombia bajo ataque subversivo, el Perú puede volver a ser la estrella atractiva del subcontinente para los inversionistas.
Por supuesto todo depende de que venzamos a la fuerza maldita del Grupo de Puebla (ex Foro de Sao Paulo) que está detrás de Castillo.
Derrotar al farsante que pretende presentar un plan de gobierno hecho en 24 horas implicará también interrumpir el narcotráfico del Cartel de los Soles manejado por los generales chavistas en nuestro territorio, aparte de cortar los planes extremistas de la banda islámica Hezbollah que opera en diferente puntos de nuestra patria.
Falta poco, pero con el apoyo del Apra, PPC, APP, AP y muchos líderes independientes el triunfo de la democracia debe ser holgado y convertirse, apenas, en la antesala de un régimen de estabilidad y respeto por la constitucionalidad y el Estado de Derecho.