Política

CINCO AÑOS

Por: José Romero

Hoy, 5 años después, recordamos la prematura y adelantada partida del Presidente Alan García Pérez, justo a 20 días del Centenario de la fundación del APRA.

Escribir al respecto trae a nuestra memoria un paralelo entre lo que fue el pensamiento primigenio del aprismo expresado en El Antimperialismo y el APRA y la revisión de algunas tesis que hizo su fundador, autor del primer libro fundacional, que las expresó en 30 Años de Aprismo.

El paralelo tiene que ver con los dos gobiernos de Alan García,  un primero (1985-1990) desastroso y un segundo (2006-2011), uno de los mejores de la historia republicana.

En ambos momentos Haya de la Torre y Alan García supieron revisar su rumbo y sentar las bases de dos momentos históricos, que se explican con una de los planteamientos del aprismo (la interpretación de la realidad de acuerdo a un espacio y tiempo histórico).

Han pasado 5 años y la verdad empieza a salir a la luz. La muerte de García se explica debido a un acorralamiento judicial, al parecer basado en un tinglado cuyo final se presumía.

La partida de García, no quedan dudas, era la condición previa para el éxito del golpe del genocida Vizcarra. Con García vivo, la oposición hubiera tenido un líder que enfrentara esta ruptura del Orden Constitucional, ausente en los previos y posteriores al 30 de setiembre del 2019.

La historia estuvo del lado de García y le permitió resarcir el enorme daño que ocasionó la  impericia de sus años mozos. Los resultados y obras de su segundo gobierno no pueden ser negadas si queremos ser objetivos.

Desgraciadamente para el Perú, la ciudadanía no supo en el 2016 entender ni valorar la alianza APRA-PPC que debió llevar a García por tercera vez al gobierno. Es más viéndolo en perspectiva, si el fujimorismo se hubiera sumado a ese frente, nos hubiéramos ahorrado las crisis que sucedieron tras el triunfo de PPK y el desastre que significó su efímero gobierno.

Alan García, quizás uno de los políticos más brillantes de la historia ya no está con nosotros (aparentemente), pero como dice el periodista Beto Ortiz sigue presente y más vivo que nunca.

Que  descanse en paz y su legado siga vigente.

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