Política

Y LA BARCA SIGUE AL GARETE…

 

Por: Alfredo Gildemeister

Ha transcurrido poco más de un año desde aquel día en que el vicepresidente Martín Vizcarra asumiera la Presidencia de la República en reemplazo del renunciante y cuestionado presidente Pedro Pablo Kuczynski y la sensación cada vez más extendida entre los peruanos es que la barca del país sigue al garete, a la deriva o, para decirlo en el lenguaje náutico, sin una ruta trazada.

Algunos afirman que el gobierno de Humala, el breve “gobierno” de PPK y ahora Vizcarra, son lo mismo. Podemos apreciar como las inversiones públicas están prácticamente paralizadas –por no mencionar también las inversiones privadas-, la pobreza en aumento, enfermedades como la anemia en los niños, en franco crecimiento, el desempleo comienza a notarse –y no digo nada del efecto adicional que en ello está comenzando a causar la hoy prácticamente descontrolada migración de venezolanos al suelo patrio que buscan un trabajo-, la inseguridad ciudadana en acelerado crecimiento, lo cual está causando a que la sociedad civil comience a tomar sus propias medidas ante la incapacidad del Estado, tal como se ha podido apreciar en distritos como Carabayllo, por ejemplo, en donde la población ha decidido tomarse la justicia por su mano y linchar a cuanto delincuente fuere atrapado cometiendo un delito, ello sin contar con la cada vez mayor compra de armas por parte de la ciudadanía a fin de defenderse de la delincuencia creciente, tal como sucedió en la época del terrorismo.

A todo esto debemos agregar la cada vez más certera constatación de una “lucha” contra la corrupción totalmente utópica y falsa, puesto que la corrupción sigue imperando e imponiendo jueces, funcionarios, fiscales y demás autoridades con total descaro, así como manteniendo en total impunidad –por no decir blindaje absoluto- a sujetos claramente implicados en delitos de corrupción y lavado de activo como el mismo expresidente PPK, Humala y su esposa Nadine, así como el paralizado expediente de extradición del impresentable Toledo, la exalcaldesa Villarán o el empresario Graña, por solo mencionar algunos implicados y todos por cierto, con pruebas contundentes.

Ya es casi un tema de escándalo que la líder del partido de oposición al gobierno, Keiko Fujimori, continúe bajo una cuestionada e ilegal “detención preventiva” por un plazo absurdo de 36 meses, sin pruebas fehacientes ni comprobadas, más teniendo en cuenta que dicha líder nunca fue gobernante. Pareciera que la Fiscalía y el Poder Judicial solo se dedicasen a investigar a los partidos de oposición del gobierno, dejando de lado a los verdaderos implicados en el caso Odebrecht, con pruebas contundentes que sospechosamente no son consideradas. De allí que se constata cada vez con más claridad la existencia de una justicia totalmente politizada en donde se detiene a algunos y a otros no, se acusa a unos y a otros no, o simplemente se archivan casos sin que se haya hecho investigación alguna.

Recientemente las encuestas de opinión comienzan a “sincerarse” –pues no les queda otra cosa, ya que el pueblo comienza a ver la realidad de la situación- otorgándole generosamente un 44% de aprobación al presidente, mientras que encuestas privadas encargadas por empresas privadas a encuestadoras le otorgan ¡entre 15 y 20 puntos menos aún de aprobación al 44% publicado! Los peruanos ya se cansaron de escuchar las mentiras del presidente, como el tema de la “reconstrucción con cambios” cuando cualquiera puede constatar –aquí no más en las afueras de Lima, en Carapongo, no hay que irse a Piura- que el gobierno no ha hecho prácticamente nada, habiendo fondos para ello. También los peruanos ya se cansaron de oír al presidente proclamar su tan cantada “Lucha frontal contra la corrupción” y constatar que la corrupción sigue vivita y coleando, mandando y controlando las principales instituciones y haciendo lo que le da la gana en el país. Así se constatan en el reciente “acuerdo” con Odebrecht suscrito por cuestionados funcionarios en donde no existe un solo punto a favor del Perú.

Este jueves 4 de abril, el primer ministro Salvador del Solar acudirá al Congreso para exponer su plan de gobierno al frente de la PCM y solicitar el voto de confianza de su gabinete. Sin embargo, en los pocos días de su nombramiento, el nuevo ministro se ha encontrado con un gravísimo problema en Las Bambas, que ni con la ayuda de la Iglesia Católica puede solucionar; así como con la existencia en su gabinete de varios ministros cuestionados con acusaciones penales: Carlos Bruce, mencionado por testigos en una investigación del fiscal contra el crimen organizado y Juan Carrasco, por el caso de “Los Temerarios del Crimen”.

A ello debemos agregar el caso de la ministra de Educación, Flor Pablo, sobre la cual pesa una denuncia penal interpuesta por el propio Ministerio de Educación por presunta negociación incompatible en agravio del Estado por seis millones de soles cuando estaba al frente de la Dirección de Educación Primaria durante el gobierno de Humala. Lo mejor del caso es que su defensa en asumida económicamente por el propio Ministerio de Educación, ¡institución que la acusa!

Como dos cerezas en el pastel, cabe agregar en primer lugar el nombramiento del ex gobernador de la región Lima Nelson Chui como nuevo titular de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios. Chui es investigado por peculado doloso, debido a que en su gestión habría ordenado la entrega de relojes y lapiceros de oro a sus funcionarios de confianza.

La segunda cereza la constituye la ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Paola Bustamante. Recordemos que, en octubre del 2014, 200 niños del programa Qali Warma se intoxicaron en Lambayeque. El Ministerio Público abrió investigación por delito contra la salud pública a la referida ministra Bustamante. Como se puede apreciar, será muy complicado para el premier, solicitar el voto de confianza para este ramillete de personajes implicados en tan serios problemas de orden penal. Aunque como en política todo es posible –entiéndase que “negociable”- no sería de extrañar que nuestro alicaído Congreso le otorgue el voto de confianza a este cuestionado gabinete.

Para colmo, el presidente Vizcarra se mata diciendo –como siempre lo suele hacer- que es “respetuoso de la independencia de poderes” –cosa que no se lo cree ni él mismo- pues lo único que hace es confrontar al Congreso cada vez que puede, amenazarlo con el tan mentado “cierre” si no hace lo que le exige, a ver si ello lo eleva en algo en las alicaídas encuestas. En resumen, la barca del país continua al garete, sin ruta ni rumbo alguno, con lo cual no es difícil predecir que, si seguimos por este descamino, la barca puede encallar en el mejor de los casos en un alto desempleo, más pobreza, enfermedades, etc. o peor aún, naufragar trágicamente en las aguas de la violencia y el caos.

Obviamente nadie con dos dedos de frente quiere ni lo uno ni lo otro. Pero también es innegable que una barca sin capitán en el timón, terminará al garete y tarde o temprano, con un violento motín a bordo.

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