Por: Carlos Tubino Arias Schreiber
Las agroexportaciones constituyen una actividad económica que es muy importante para el desarrollo de nuestro país, contribuye eficazmente al crecimiento económico del Perú y a la generación de nuevos puestos de trabajo, lo que es clave para disminuir la pobreza en nuestro país; constituye el sector de más rápido crecimiento en los últimos 24 años.
En el año 2000 movieron un monto de US$645 millones, para llegar en el 2023 a US$10,134 millones, un aumento de casi 16 veces; para el año 2024 se prevé que seguirá creciendo, en el período Enero a Abril del presente año alcanzaron US$3,027 millones, un aumento de 8.1% respecto al mismo período del año anterior, dato del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur).
Podríamos alcanzar cifras superiores, desgraciadamente esta actividad sufrió un frenazo con la promulgación de la Ley 31110 el 01 Enero del 2021 en el gobierno de Francisco Sagasti, canceló la flexibilidad laboral sin considerar que las campañas agrícolas tienen ciclos que demandan diferentes necesidades de mano de obra: Siembra, mantenimiento y cosecha.
Hay que recordar que la ley 27360 promulgada en el año 2000 siendo Ministro de Agricultura José Chlimper y Presidente de la República Alberto Fujimori; los 22 Tratados de Libre Comercio firmados por el Perú con potencias económicas como EE.UU., China, Japón, Corea del Sur y lo establecido en el Capítulo Económico de nuestra Constitución de 1993 generaron el gran boom de nuestras agroexportaciones durante 20 años.
Ahora lo que toca es enmendar los errores producidos en el gobierno de Sagasti que cedió ante las presiones sociales de un grupo de desadaptados y en pocos días derogó la ley 27360, se debe generar estabilidad y confianza a los inversionistas revisando no solo los aspectos tributarios sino también los laborables, para que los agricultores dedicados a los productos de pan llevar puedan pasar a cultivar productos de alto valor y puedan sacar a su familia de la pobreza.
Hemos paralizado inversiones en los últimos años que se han ido a Colombia y Ecuador, teniendo en nuestro país las condiciones meteorológicas adecuadas para seguir creciendo con nuestros cultivos en la costa de uvas, arándanos, paltas y espárragos; en la sierra la quinua cada vez más demandada y en la amazonía la palma aceitera, cacao y café entre otros productos.
No debemos olvidar que requerimos inversiones en infraestructura que los agricultores necesitan para que sus productos lleguen al mercado, no debemos dejarnos someter por los ambientalistas radicales que se oponen a las vías de comunicación terrestre sobretodo en la Amazonía, viniendo ellos de países desarrollados perfectamente interconectados y que consumen combustibles fósiles en grandes cantidades, produciendo el 91% de los gases de Dióxido de Carbono que destruyen el clima mundial.
Es conveniente resaltar que la ley 31973 recientemente aprobada que modifica los Arts. 29 y 33 de la Ley 29763 Ley Forestal y de Fauna Silvestre, es clave para seguir impulsando la agroexportación amazónica, al ayudar en la titulación de tierras de miles de productores agrarios que necesitan de financiamiento para potenciar su labor.
Prioricemos los compromisos del milenio en la lucha contra la pobreza sobre cualquier otra consideración.
Que no te engañen, el Perú solo emite el 0.04% de los gases de efecto invernadero que destruyen la capa de ozono de la atmósfera.