Política

PREOCUPADOS POR OTRAS COSAS, AVANZA LA GUERRA CULTURAL SOTERRADAMENTE

Por: Ángel Delgado Silva

 Este 8 de marzo, el diario oficial “El Peruano” dio a conocer la Resolución Ministerial Nº 199-2021-MINEDU, que aprobó el “Protocolo de Implementación del servicio priorizado 61.2 Programas de formación inicial y programas de formación en servicios de docentes con enfoque de genero de a Política Nacional de Igualdad de Genero-PNIG”. Así se ejecutará la “Política Nacional de Igualdad de Género”, y el “Plan Estratégico Multisectorial de Igualdad de Genero de la Política Nacional de Igualdad de Género”, aprobados por los Decretos Supremos Nº 008-2019-MIMP y  002-2020-MIMP. Concebidos ambos por el régimen del lagarto rapaz.

Sin embargo, a una semana de su publicación –prueba del reptil continuismo Vizcarra-Sagasti– las alarmas no se han encendido. Sin duda, ese fue el propósito gubernamental: sorprender a todos, mientras la atención está en las vacunas, la falta de trabajo y las próximas elecciones. Es decir, aprovechando las circunstancias, un Gobierno sin legitimidad, prosigue la guerra cultural que el vizcarrismo desató dos años atrás.  Con renovada intensidad, mayor secretismo y de espaldas a la Nación.

¿Por qué el ocultamiento metodológico?. ¿A qué obedece esta incompresible carencia de publicidad en asuntos de interés común?. ¿Qué motiva no divulgar los avances en la “política de igualdad de género”, si se estima tan importante?.  Quizá porque resulta contrario a la igualdad de oportunidades para varones y mujeres, a la igualdad ante la ley, (Inc. 2 del Art. 2º de la Constitución). En efecto, “igualdad de género” no significa políticas públicas igualitarias ni fomento de la mayor equidad entre las personas. Su objetivo es desconstruir, eliminar, las diferencias sexuales propias de la biología. Es decir, no implica el goce igual de derechos, sino la gestación de un género indiferenciado, cuya identidad se escoge a voluntad y tendría múltiples expresiones (el trangénero).

Por eso el género se define como una “construcción social” en oposición al curso de la naturaleza. Y como tal, disponible a discreción. “No se nace hombre o mujer, son productos sociales”–dirán los promotores de esta ideología. Sin ninguna base científica sostienen que la “discriminación estructural contra las mujeres” (pese a la igualdad de derechos y oportunidades alcanzados), es causada por “patrones socioculturales discriminatorios”, los cuales se traducen en “normas y una cultura institucional” que “asigna desigualmente roles masculinos y femeninos” (productivos y reproductivos, según el caso).  Es decir, la “igualdad de género”, para esta visión antojadiza, conlleva la destrucción del orden social y cultural vigente, al cual despectivamente llaman “patriarcado”.

Esto quiere decir que la Republica y sus valores están en peligro. Todos los experimentos de remodelación social impulsados desde el poder, han terminado en totalitarismos. Leamos los documentos oficiales y advirtamos la amenaza que nos asecha.

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