La columna del Director

PEDRO CASTILLO: DE AGITADOR DE PLAZUELA A RECICLADOR DE BASURA POLÍTICA

Por: Luciano Revoredo

Pedro Castillo es apenas un agitador de plazuela. No da la talla para líder político, mucho menos para candidato a la presidencia. Sólo un país muy desconcertado puede haber encumbrado a una segunda vuelta presidencial a un personaje tan irracional y desarticulado, una especie de analfabeto funcional que cada vez que habla, se debate entre lo risible, lo bochornoso o lo indignante.

Con Castillo peleando por la presidencia hemos tocado fondo. Cuando uno recuerda los grandes debates políticos, cuando piensa que hemos tenido políticos como Haya de la Torre, Luis Alberto Sánchez, Fernando Belaunde, Luis Bedoya Reyes, Roberto Ramírez del Villar, Enrique Chirinos o Héctor Cornejo Chávez e incluso en la izquierda gente como Carlos Malpica o Alfonso Barrantes confirma que la decadencia es enorme y tal vez irreversible.

Pedro Castillo no pasa de ser una pobre marioneta de otro agitador, el fanático extremista Vladimir Cerrón. Él no tiene nada que aportar, Cerrón lo tiene secuestrado y cualquier intento por apartarse de su influencia es en vano.

Es por eso que Castillo ya no sabe que excusa ofrecer para no dar a conocer los nombres de su equipo técnico. Para inventarse un plan de gobierno, para no enfrentar a la prensa independiente o evitar debatir con Keiko Fujimori.

Por otro lado, se ha convertido en una suerte de reciclador de basura y desechos políticos. A la fracasada Verónika Mendoza se ha sumado el perverso cura Arana, los impresentables Avelino Guillén y Modesto Montoya y como si esto fuera poco felones como Salaverry y el lagarto Vizcarra, entre otros que vienen a confirmar, que el “profesor” está perdido en matemática política y no sabe que hay sumas que restan.

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