
Por: Alfredo Gildemeister
Luego de diez días de encierro, retenidas por las rondas campesinas y acusadas de hechicería, siete mujeres fueron por fin liberadas. Como se recordará, estas mujeres fueron golpeadas y hasta torturadas por los integrantes de las rondas, quienes las acusaron de realizar actividades de hechicería -mejor dicho, brujería al mejor estilo de las brujas de Salem a finales del siglo XVII. En otras palabras, estas mujeres fueron secuestradas, humilladas y maltratadas, por decir lo menos, y simplemente no pasó nada. Como siempre en este país cuasi incivilizado y subdesarrollado, la impunidad se impuso y el hecho delictivo quedó como uno más, al lado de tantos otros, para el recuerdo. Los secuestradores y torturadores simplemente siguen rondando como si nada hubiera sucedido.
Habiendo sido secuestradas y torturadas siete mujeres al mejor estilo del siglo XVII – solo faltó que terminaran en la hoguera- se esperaba que el Ministerio de la Mujer y las ONG ultra feministas típicas como Flora Tristán o Manuela Ramos -por solo mencionar algunas- o que las ultras feministas clásicas que lavan banderas, se pintarrajean de verde u otros colorinches, semidesnudas y se fajan chillando destempladamente en ridículas marchas direccionadas, hicieran elevar su voz de protesta y actuaran al respecto, pero el silencio prevaleció. ¡No se escucha padre! ¿A qué se debe esta inoperancia, inactividad o clamoroso silencio? Pues simplemente a que hechos como el acontecido a estas siete mujeres no les interesa para los fines u objetivos que generalmente las guían.
A diario podemos contemplar en la televisión, en las redes sociales, en la publicidad, en telenovelas, películas y diversos programas de TV, como las mujeres son denigradas, cosificadas, faltadas el respeto y utilizadas como simples cosas u objetos sexuales de placer, sin que ninguna ultra feminista alce su voz de protesta exigiendo justicia y respeto hacia la mujer. El Ministerio de la Mujer brilla por su ausencia, salvo para defender la ideología de género, los movimientos LGTBI, el tema del aborto o atacar a la familia, al matrimonio entre hombre y mujer, etc. Es el guion impuesto desde afuera desde siempre. Lo que nada tenga que ver con ello, no interesa.
Siete mujeres secuestradas, torturadas espantosamente, vejadas y humilladas públicamente no son “materia” interesante para estas entidades del ultra feminismo que ejerce lo que hemos denominado un “feminismo gourmet”, esto es, un feminismo en el que se permite elegir aquellos “casos” defendibles y otros no. En otras palabras, se selecciona a las mujeres que les conviene defender -según los “intereses” y “directrices” seguidas por estas agrupaciones amen del Ministerio de la Mujer- de aquellas mujeres cuyo maltrato, abuso, etc. no interesa, es decir, se defiende y apoya a algunas y a otras no. Es el feminismo gourmet, un feminismo “al gusto” de los intereses y directivas del momento, que sigue lo “feminísticamente” (sic) correcto, si cabe el término. ¿Acaso estas siete mujeres secuestradas y torturadas no tienen derecho a ser defendidas, protegidas y a que se les haga justicia? Por supuesto que sí. Pero para el feminismo gourmet, no son de interés, no venden, y aunque suene duro decirlo, no sirven a sus intereses. No es el primer caso que ocurre. Recientemente se maltrató a la presidenta del Congreso o a la congresista Chirinos, por solo mencionar unos casos, y el feminismo gourmet no las tomó en cuenta.
De allí que, ¿hasta cuando nos venderán este feminismo gourmet, selectivo, que solo defiende y se escandaliza ante lo que le conviene? ¿Por qué defiende a unas mujeres sí y a otras no, como el caso de las siete mujeres secuestradas y torturadas? ¿Por qué no se defiende la dignidad e integridad de toda mujer cuando a diario en el cine, en la televisión o en la publicidad, se la trata públicamente como objeto sexual o simple cosa? ¿Por qué no se destaca la grandeza de la mujer en la maternidad, ese don divino de crear la vida humana en cuerpo y alma desde la concepción, entre tantos otros atributos maravillosos que tiene toda mujer? Ya basta de feminismos gourmet, en defender a la mujer solo en ciertos casos y en otros no, en utilizarla como objeto de lucha para otros fines. Salvemos el verdadero feminismo, aquél que destaca y defiende la grandeza de toda mujer, su dignidad, belleza y maternidad. ¡Basta ya de feminismos gourmet que solo denigran e instrumentaliza a la mujer!
Pero ¿Qué dice? El feminismo no existe más, lo de ahora es transfeminismo, y solo apoya o se ocupa de aquellas cosas que le preocupan al dueño, cisgenero, heteropatriarcal, del dinero, george soros. Si no hay dinerín, no se puede alzar la voz, no se sale medio vestida y con pañuelo verde al cuello, para protestar. Pero además choca frontalmente con el plan de crear grupos paramilitares que serían los “comités de autodefensa” al estilo venezolano y no se puede permitir que la realidad interfiera.