
Por: María Ximena Rondón
Cuando tocan a un famoso, el tema de la violencia y la extorsión escala a niveles superiores, pero permanece ignorado (como un libro empolvado en el fondo del estante) cuando lo sufren los simples mortales.
Desde el terreno de la “Especulación Responsable” (acuñado por La Sombra del Imperio), hemos elucubrado una teoría que podría explicar la falta de control de esta situación caótica.
El génesis de este caos podría situarse en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) al no controlar debidamente la migración de colombianos y venezolanos a Perú. Agregamos la existente delincuencia a la ecuación de las prácticas de la extorsión y violencia para tener como resultado una situación.
¿Por qué? Quizás alguien se beneficia del caos y puede usarlo como estrategia política y ganar adeptos para conseguir un poder que en realidad será el disfrute de los beneficios y poco interés por los ciudadanos. Pensamos que en este país, muy pocos saben manejar adecuadamente el poder o no lo comprenden. Solo es un medio para conseguir lograr intereses personales a corto plazo e imponer ideas que distan de lo que debe hacer una verdadera democracia. Y, lamentablemente, el pueblo peruano se pone en bandeja de plata.
Sun Tzu tocó un punto interesante en su libro “El Arte de la Guerra”:
“Nunca se debe atacar por cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan”.
La marcha contra la delincuencia (que tuvo lugar el viernes 21 de marzo) es una demostración de la cólera ciudadana y el deseo de que acaben a toda prisa la delincuencia y la extorsión. Sin embargo, consideramos que no sólo basta con reclamar y acusar (aunque ante la opinión pública peruana sea aceptable), se debe exigir a los tres poderes la elaboración de un plan que acabe con estos males. Y que no se reduzca a “atrapar al ladrón y dejarlo paralítico”.
Pero, ¿los peruanos realmente tienen los conocimientos, pensamientos y recursos para elaborar aquella tan ansiada estrategia?
El precario sistema educativo (controlado en su mayoría por la izquierda) y la falta de valores son algunas de las piedras en el camino hacia la estabilidad y el orden.
¿Cómo pedirle un plan cuidadoso contra la extorsión a un pueblo que toma sus decisiones basándose en sus sentimientos y en ideas impuestas que no cuestiona por falta de un pensamiento crítico?
Vivimos en un círculo vicioso. Las marchas no van a solucionar nada. Se necesita una buena estrategia. Pero para nuestra desgracia, el gobierno no quiere elaborarla y se centra en sus propios planes, para los que el caos es una coartada perfecta.