Vida y familia

¿COMPRAR PRODUCTOS CAROS Y SER LIMEÑO TE HACE UNA MALA PERSONA?

Por: María Ximena Rondón

Esta semana vi en Instagram un reel muy peculiar donde una joven preguntaba a los estudiantes de la Universidad de Lima por el precio de sus zapatillas. Lo que me intrigó no fueron los costos altos, sino la gran cantidad de comentarios negativos y acomplejados que pintaban a quienes compraron esas zapatillas, y que eran limeños en su mayoría, como malas personas.

Recuerdo que hace unas semanas vi en TikTok un video que era la situación inversa: un joven se acercaba a estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y les preguntaba por el precio de sus prendas de vestir, los cuales eran muy económicos. Me pareció interesante que los comentarios fueran más empáticos con esas personas y destacaron que lo importante es el conocimiento y alababan esa falsa humildad. En Perú la gente utiliza de forma incorrecta esa palabra, pues se trata de una virtud y no de una condición socioeconómica).

Esta comparación me llevó a reflexionar sobre el comportamiento de los peruanos respecto al consumo de productos caros y el status social. Todos hemos escuchado alguna vez comentarios despectivos sobre las personas que usan ropa cara, joyas o teléfonos de marca. El nivel de rechazo aumenta si ese individuo es limeño, porque aún perdura esa fisura social. Esa conducta me parece totalmente hipócrita y despreciable que la sociedad peruana debería descartar de una buena vez.

En primer lugar: ¿Qué tiene de malo comprarse algo caro si puedes hacerlo? ¿Quién fue el esperpento social que promulgó la ley de que estaba mal visto comprarse algo caro?

Les recuerdo que en Perú hay libertad económica y libertad de consumo, la cual está protegida y regulada por la Ley N°29571, así que un peruano común y corriente puede comprar lo que quiera sin tener que rendirle cuentas a nadie (excepto cuando se trata de empresas, fuerzas armadas y clase política). Todas esas críticas provienen de gente acomplejada y envidiosa. No olvidemos que los supuestos líderes del pueblo, como Vladimir Cerrón, tenían en su cava personal varios tragos de precio elevado.

Debemos preguntarnos ¿De dónde proviene esa idea de que comprar algo caro está mal visto? ¿Especialmente si lo hace un limeño?

En ninguna ley está escrito que así sea, salvo que se trate de algún objeto que amenace a la Patria.

Lo que sí está mal (y que debemos desterrar de nuestro comportamiento social) son las expresiones de envidia y complejos, pero también, en el caso del consumidor, restregar la riqueza en la cara de las personas. Por ejemplo: El caso de cierta persona que busca un cargador para su Iphone y cuando se acerca a preguntarle a otra persona le dice: “verdad que tú no tienes Iphone” y se marcha con esa actitud arrogante y clasista que ha permitido que gente como Pedro Castillo sea presidente…Lo peor de todo es la preguntada sí tenía Iphone. O cuando se perpetran comentarios ofensivos intencionalmente.

Debe existir un justo medio aristotélico. Uno puede comprarse lo que quiera sin importar la provincia en que viva, pero sin ofender intencionalmente a la gente.

Quienes son católicos, deberían repasar qué dice la Doctrina Social de la Iglesia y las enseñanzas de Jesús sobre el uso del dinero. Incluso hay santos y beatos que tenían riquezas o empresas y actuaron justamente. Algunos son Enrique Shaw, Louis y Zelie Martin (los padres de Santa Teresa de Lisieux), Santa Isabel de Hungría y San Carlos Borromeo. No hay nada de malo en tener dinero, lo malo es no saberlo administrar bien. De hecho, hay mucha gente buena dentro de la Iglesia Católica que tiene dinero y que dona una importante cantidad para las obras de misericordia. Esto es algo que los partidarios de la Teología de la Liberación deberían recordar.

En fin, volviendo a la premisa principal: no está mal que tengas dinero, de hecho, es muy bueno que salgas adelante y puedes consumir lo que desees. Solo no te olvides de las obras de caridad y tratar bien a los demás.

Respecto a los hábitos de consumo de ropa y la pésima forma de vestir de la mayoría del querido pueblo peruano (sin importar la clase social), la cual haría renegar a Carolina Herrera, trataremos en otra columna.

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