Por: Luciano Revoredo
Una vez más los demócratas y el llamado estado profundo incentivan la guerra en el mundo. El pato cojo Joe Biden, que fue desheredado por sus propios correligionarios por su creciente incapacidad y orfandad mental y reemplazado por la también derrotada Kamala Harris, parece ignorar que se encuentra de salida y ha puesto el mundo al borde de la tercera guerra mundial.
Desconociendo su debilidad y el ocaso de su poder autorizó a Ucrania para utilizar sus misiles ATACMS de largo alcance (300 km) para alcanzar objetivos en territorio ruso.
La decisión del senil ocupante de la Casa Blanca fue secundada por Francia, y el Reino Unido. Obviamente esta situación que ha conmocionado al mundo ha sido celebrada por Alexander Soros, el hijo y heredero de George Soros, que no tardó en postear en sus redes sociales “¡Esta es una gran noticia!”. El olor de la sangre y los humanos chamuscados siempre son gratos a estos personajes deplorables.
Cabe preguntarse qué llevó a Biden ya derrotado y de salida a tomar esta decisión. Una de las razones es sin duda entorpecer la asunción al poder de Trump, quien ya ha anunciado que en sus manos está el fin de la guerra y su reconocimiento, en un mensaje ampliamente difundido, de Rusia como parte del occidente no contaminado por el virus del globalismo. A esto hay que sumar un error de previsión. Haber creído que Rusia iba a permanecer inmóvil ante la escalada de los Estados Unidos y la OTAN cuando en realidad lo que han hecho es poner en bandeja a Europa para un posible ataque ruso.
Es impresionante como se pone en juego millones de vidas como si se trataran de juguetes o de figurantes en una película de Hollywood. Como también es increíble como la prensa controlada por el globalismo habla de una escalada rusa, cuando esta proviene directamente de la Casa Blanca.
Hoy, tras dos años y medio de conflicto, Ucrania bajo el control de un comediante de mal gusto como Zelenski , con una población sacrificada como carne de cañón, crisis en todo sentido, con infraestructuras devastadas y una economía en zozobra, que se mantiene gracias a los miles de millones que los Estados Unidos y sus aliados le han inyectado, lo que más debiera aspirar es a deponer a su bufonesco gobernante y buscar la paz.
Lo que debiera pasar en el corto plazo es que tras el mensaje de Trump en que pone las cosas en claro, la OTAN y Ucrania tengan bien sabido que luego del 20 de enero el juego termina. Que Ucrania debe aceptar el fin de la guerra y entregar Dombas y Donetsk para poder iniciar su reconstrucción. Por su parte Putin debe esperar pacientemente sin caer en la provocación apocalíptica.
Está claro que Trump no quiere guerra y va a quitar el cuerpo a esta pesada herencia que le quiere dejar Biden.
Si Trump logra, como parece que lo va a lograr, tomar distancia de la progresión bélica de Biden, Rusia podría morigerar sus ataques, evitando el camino a una guerra nuclear.
¿pato cojo? Esa no es una expresión muy común en el castellano del Perú, menos para referirse a la decrepitud, es quizá una traducción literal de alguna nota en EEUU al respecto?