Por: Ricardo León Dueñas
El expresidente Alberto Kenja Fujimori Fujimori (1938-2024) ha fallecido a los 86 años de edad. Con su muerte se cierra un capítulo muy importante de la historia del Perú. Uno que empezaría en 1990 con un modesto y desconocido “chinito” en su tractor que lograría vencer sorpresivamente a la poderosa coalición de partidos de la entonces centro derecha liberal-conservadora encabezada por el laureado escritor Mario Vargas Llosa.
Fujimori, ingeniero agrónomo de profesión, encontraría un país en ruinas luego del desastroso primer gobierno de Alan García (1985-1990), donde la hiperinflación y un espantoso terrorismo eran el pan de cada día para todos los peruanos. Con inusual mano dura y singular pragmatismo económico enderezaría un país que parecía no tener salida derrotando al terrorismo. Daría un sorpresivo autogolpe de Estado en 1992 cerrando un Congreso muy impopular y ahí todo cambiaría…y para siempre. Retornaría a la democracia llamando a un Congreso Constituyente Democrático con la participación de varios partidos políticos de todas las tendencias quienes promulgarían la actual Constitución en 1993.
Derrotaría por amplísimo margen a otra coalición -esta vez centro izquierdista- y liderada por Javier Pérez de Cuellar en 1995, lograría la paz definitiva con Ecuador y se embarcaría en lo que finalmente lo llevaría a su debacle política y personal al intentar una ilegal segunda reelección. En 2000 su gobierno acabaría atropelladamente luego de un fraude electoral y en medio del caos y una corrupción rampante llevada de la mano por su socio, el oscuro asesor Vladimiro Montesinos y con él mismo huyendo del país.
Intentaría rehacer su vida en Japón candidateando inclusive al senado japones y cometería quizás el peor error de su vida al regresar al Perú, vía Chile. Detenido y extraditado en 2005 sería procesado y condenado a 25 años de cárcel en un controversial juicio con un marcado tinte político. Indultado en 2017 -en una polémica decisión- por el presidente Kuczynski regresaría a prisión al poco tiempo, para luego abandonarla finalmente en diciembre de 2023 merced a una resolución del Tribunal Constitucional.
Adorado por sus seguidores y odiado por sus enemigos, queda claro que el mismo Fujimori y tanto el fujimorismo como el antifujimorismo han marcado la pauta de la política nacional en los últimos años gracias al movimiento político de derecha popular liderado por su hija Keiko Sofia, tres veces fallida candidata presidencial y al parecer nada indica que será diferente en el futuro cercano.
Lo cierto y real es que Alberto Fujimori ya forma parte de la historia republicana y como tal serán las generaciones futuras las que lo juzguen con la distancia y perspectiva histórica que corresponde a un personaje tan importante como controvertido. Creemos empero que, con todos sus bemoles, el balance es positivo. QEPD.