Política

RESPIREN HONDO

Hno. Alberto Peinador

Por Ántero Flores-Aráoz

Sin duda alguna, los ánimos están alterados y, no faltaba más, ello porque millones de personas estamos confinados en nuestros domicilios en duro aislamiento por la emergencia sanitaria, dictada y prorrogada para evitar, en lo posible, la propagación del coronavirus que tiene en zozobra a todo el globo, con pandemia declarada nada menos que por la Organización Mundial de la Salud.

Legítimamente, el Presidente de la República, con anuencia del Consejo de Ministros, ha decretado como estado de excepción, emergencia a nivel nacional, suspendiendo o restringiendo diversos derechos constitucionales vinculados a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad del domicilio, y la libertad de reunión y tránsito en el territorio nacional.

En adición se ha dispuesto el apoyo de nuestras Fuerzas Armadas a la Policía Nacional, para resguardar o recuperar el orden público y hacer que se cumpla con el aislamiento domiciliario y el toque de queda. La Policía y las Fuerzas Armadas actúan no porque les venga en gana, sino porque la autoridad civil nacional así lo ha ordenado.

La tarea de nuestros policías y de los miembros de Ejército, Marina y Aviación, no es nada fácil, pues tienen que liar con personas que no respetan las disposiciones legales y quieren hacer lo que les venga en gana. Esta situación también les origina a nuestros policías y soldados, alteración de sus ánimos, ya que están alejados de sus familias y tienen que estar horas y horas a la intemperie, mañana, tarde y noche, cumpliendo con sus obligaciones y en espera de sus relevos.

Como repetimos, los ánimos están caldeados, a lo que debemos sumar a las personas que se desesperan por las carencias que adolecen y por las demoras u omisiones involuntarias, en las ayudas dispuestas por el Estado.

La situación descrita acarrea que, en diversas oportunidades, el personal civil responda desaforadamente ante los requerimientos de las fuerzas del orden para que se cumpla con el internamiento domiciliario y el toque de queda y, únicamente se salga a la calle para ir a mercados, farmacias y bancos, cuando no a atenciones hospitalarias por urgencias que también se presentan. Hemos observado que incluso se ha agredido a nuestros guardianes y garantes del orden público, lo que además de inadmisible es absolutamente recusable.

La respuesta o la actuación de policías y militares, en algunas ocasiones han sido innecesariamente violentas, lo que no se justifica, aunque si se comprenda por el estrés que también los afecta.

Algunos recomiendan a los civiles que se tomen algún sedante, lo que también podría ser de aplicación a policías y militares.  Algunos otros que vean y escuchen a algunos comentaristas televisivos y radiales, que, siendo aburridísimos, te duermen.

Sin embargo, habría que actualizar un excelente consejo que nos daba en el Colegio La Salle, un gran educador, el hermano Alberto Domingo, de apellido Peinador.  Cuando los alumnos se ofuscaban y estaban listos para hacer lío, simplemente nos decía: RESPIREN HONDO, y ése podría ser el consejo a quienes, desde el lado de los ciudadanos comunes y corrientes o desde las fuerzas del orden, están listos a perder los papeles.

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