Por: María Ximena Rondón
180 millones de dólares desperdiciados. Una cantidad exorbitante para una serie que representa todo lo que no se debe hacer en términos de calidad, continuidad con el argumento y el contexto de una saga, en despreciar al público y su conexión con el contenido y tratar de imponer ideas woke que han generado rechazo en la audiencia.
Dejando a un lado el tema ideológico, la calidad de The Acolyte, teniendo un alto presupuesto, es deplorable en cuanto a la definición de la imagen, maquillaje, efectos especiales, uso de locaciones y actuaciones. Todos estos errores se hicieron más evidentes tras la emisión del capítulo tercero, cuyas lesbianas y feministas espaciales desataron una gran polémica en las redes sociales.
Asimismo, lo que ha generado incomodidad entre los fanáticos es la intención de la directora Leslye Headland de romper con esa “masculinidad” que presuntamente caracteriza a la saga de Star Wars y termina por distorsionar el concepto de la propia Fuerza haciendo creer que las dos gemelas fueron concebidas por la “voluntad” de esta, cuando en realidad son el resultado de lo que podríamos calificar como una manipulación de las brujas lesbianas espaciales. Recordemos que fue Anakin Skywalker quien fue concebido por la voluntad de la Fuerza (aunque hayan teorías conspiratorias de que lo hizo Palpatine) y que él estaba destinado a traer el balance, cosa que hizo en el Episodio VI.
Este deseo de reemplazar lo que ya estaba establecido, está alineado a la cultura woke de querer romper con todo lo “tradicional, canónico y masculino” el cual es el resultado de un trabajo que data desde Marx y Freud. Por ambas influencias (opresor-oprimido y sexualización) una buena historia termina siendo corrompida y presentada al público como el contenido que deberían aspirar a consumir. Sin embargo, el público ha hablado a través de la caída del rating de The Acolyte. Todo este lío ha llevado a que Lucasfilm (y no Disney con sus inclusiones forzadas) decidiera cancelar esta serie y enfocarse en proyectos que están menos ideologizados y que han sido bien recibidos por el público como The Mandalorian, Skeleton Crew y la segunda temporada de Ashoka.
Lamentablemente, al tener a Disney prácticamente encima con su desesperante inclusión forzada, el futuro de Star Wars es incierto y da pena que las series y películas de la franquicia estén fracasando de la misma manera que los live action de los clásicos como La Sirenita y la próxima cinta de Blancanieves.
No podemos dejar que la saga de Star Wars sea absorbida por el lado oscuro.