Política

LA IZQUIERDA CAVERNARIA

Por: Ricardo Villanueva Meyer Bocanegra

La izquierda se apresta a asumir el poder, aupada por los votos del 50% de los peruanos y ayudada por un sistema electoral cómplice que ha hecho oídos sordos a razonables reclamos de la otra fuerza política en contienda y que ni se ha tapado la nariz ante su pestilente falta de ética y cumplimiento de los fines para los cuales existe. Nunca sabremos quién ganó realmente porque el Jurado Nacional de Elecciones poco interés mostró en querer averiguarlo.

Un presidente del JNE que fue abogado de terroristas, tuvo bajo su égida a un candidato cuyo movimiento tiene innegables vínculos con el Movadef y ese mismo magistrado fue parte de la Sala que anuló el indulto al padre de la otra candidata que accedió a la segunda vuelta.

Hay algo llamado inhibición por decoro, un recurso que invoca un magistrado digno cuando nota que su imparcialidad puede ser razonablemente puesta en tela de juicio para evitar seguir conociendo un caso.

Tarde nos hemos dado cuenta que este JNE dio señales de su parcialidad desde que sacó de la carrera presidencial a varios candidatos por exquisiteces de falta de declaración de alguna propiedad o estudios no convalidados en el Perú o motivos similares.

Esa actitud estricta no la usó para leer los planes de gobierno de los candidatos y darse cuenta que varios de ellos prometían descaradamente violar la Constitución vigente, norma que ellos, como magistrados del JNE, deben proteger en su integridad.

La izquierda en su versión caviar ha copado todo el aparato público, basta sino ver qué políticos con sospechas de haber cometido delito van a parar a prisión preventiva con celeridad y qué políticos con las mismas o peores señales continúan en libertad e incluso postulando a cargos de elección popular.

Sagasti, un Presidente provisorio cuya principal misión era convocar a elecciones y asegurarse de que éstas fuesen limpias ha fallado tan clamorosamente que hasta cuesta creer que no haya sido adrede, alguien que le pidió un autógrafo al terrorista Cerpa antes de salir raudo entre los primeros de la tomada residencia del embajador japonés condena la violencia en las protestas del grupo fujimorista y calla ante la salvaje agresión al señor Muro por parte de simpatizantes de Perú Libre, que pudo tener consecuencias fatales. Ministros de este gobierno transitorio defendiendo la marcha de estas personas por la vía pública blandiendo un machete por ser parte “de sus tradiciones” y achacándonos a quienes lo cuestionamos de ser parte de una derecha cavernaria que no conoce el Perú profundo.

Amenazas de cierres a medios de comunicación proferidas por candidatos y hoy congresistas electos, agresiones físicas a periodistas y reporteros por la turba de simpatizantes o militantes de Perú Libre nos dan una idea de lo que será la vida del peruano promedio cuando estas ideologizadas personas accedan al poder. Denuncias en la fiscalía por delito de sedición a periodistas o congresistas que le son adversos son una preocupante señal.

Congresistas que al jurar invocan propósitos inconstitucionales como la convocatoria a una Asamblea Constituyente nos hacen ver que su radicalismo no ha amainado ni un poco.

El aparente poco entendimiento de Pedro Castillo de conceptos básicos necesarios para gobernar, el nulo respeto a la opinión pública al negarse a dar entrevistas a periodistas que tienen el derecho a interrogarlo en nuestro nombre sobre temas que nos preocupan para saber qué piensa hacer el hoy proclamado presidente 2021-2026 son indicios de que algo no anda bien.

La izquierda cavernaria es aquella que le niega a la gente la posibilidad de progresar, de crecer, de ser emprendedora, de acceder a un mejor nivel de vida, izquierda cavernaria que quiere hoy y para siempre una pléyade de pobres estirando la mano y esperando su bono mensual para sobrevivir. Izquierda cavernaria que quiere concentrar todos los medios de producción para dilapidarlos, para agudizar las contradicciones, para justificar, esta vez sí, el uso de la fuerza contra quienes salgan a manifestarse en contra de tantos desatinos, izquierda cavernaria llena de términos como revolución, pueblo, imperialismo, nueva constitución, reelección indefinida, con líderes que encanecen y engordan en el cargo  mientras aquel pueblo al que dicen defender vive cada día de modo más miserable durante décadas.

Izquierda cavernaria que nos hace retroceder a prédicas que parecían superadas, a escenarios de terror a los que nos estamos asomando y cuesta decirlo, con la complicidad de la mitad de la población del Perú. Una vuelta casi a la edad de las cavernas luego de décadas de crecimiento y progreso de gran parte de la población.

Los venezolanos pueden decir que fueron engañados, Chávez les prometió irse en un periodo, era el primero en esta nueva horda de líderes, ¿nosotros podemos decir que fuimos engañados, con un millón de venezolanos caminando nuestras calles contándonos que la historia suya se estaba repitiendo aquí y clamando a nuestra razón para no cometer el error que ellos cometieron hace más de veinte años?

No, nosotros no hemos sido engañados, la izquierda cavernaria encontró aquí terreno fértil para instalarse y un gran número de peruanos les votó. Del resto se encargó el sistema hábilmente montado sin que nos diésemos cuenta. Una vez en el gobierno, ese sistema electoral hará lo que se le antoje al líder cada vez que se le ocurra disfrazar de democracia algún acto suyo.

Pelotudeces democráticas que exhibirá la izquierda cavernaria al mundo, que no se comprará el pleito y seguirá mirando desde lejos y con curiosidad a Cretinoamérica: Venezuela, Bolivia, Chile, Perú. Vaya continente.

 

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