Cultura

LA COMPRENSIÓN LECTORA Y LA LITERATURA CLÁSICA EN LA EDUCACIÓN BÁSICA

Por Iván Castillo Plácido

¿Quién no recordará con gusto haber leído en su infancia cuentos como el Soldadito de plomo, o El patito feo? ¿O tal vez han escuchado relatos por parte de sus padres como La sirenita o La reina de las nieves? Los que tuvimos esa maravillosa experiencia, sabemos que el autor de estas obras, Hans Christian Andersen, fue brillante y nos dio la oportunidad de saborear de sus fantásticos escritos.

A través de los años, veo que la lectura de estos cuentos clásicos se ha ido perdiendo en los niños. La modernidad y el consumismo han hecho que ellos desde temprana edad, como pasatiempo, estén más insertados en los videojuegos a través de un dispositivo electrónico, dejando de lado la lectura. Debido a ello, y por otras circunstancias más, existen deficiencias en el nivel de comprensión lectora, y los colegios plantean una variedad de programas curriculares buscando entre otras cosas, que el alumno mejore su capacidad de comprensión de textos. Las instituciones educativas de la mano con editoriales, trabajan aplicando una variedad de estrategias metodológicas para elevar los niveles de comprensión lectora en los alumnos de la educación básica.

Sin embargo, un problema que percibo es que, con miras a persuadir el hábito lector en los alumnos, muchas editoriales y colegios han impuesto ciertos libros de lectura con el afán exclusivo de “motivar al alumno a que lea”, pero cuyos autores son desconocidos y, por lo tanto, se va perdiendo el bagaje cultural de la literatura clásica y universal. Además, al revisar estos textos, veo con mucha pena la falta de formación humana y de virtudes en sus escritos. Es imperativo recordar que los textos de literatura clásica se caracterizan por haber perdurado a lo largo del tiempo. Son atemporales porque trascienden en el tiempo. A través de su lectura, el hombre puede responder a las grandes preguntas: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Quiénes somos?

Al respecto, Catherine L’Ecuyer en su libro Conversaciones con mi maestra, dice lo siguiente: “estas obras nos ayudan a comprender la naturaleza humana en sus innumerables matices. Representan aspectos positivos o negativos del carácter humano, suscitan un ejercicio de introspección y de transformación del lector”.

Es por ello que las instituciones educativas deben considerar la importancia de trabajar con estos textos. El objetivo principal debe ser fomentar en los niños el interés por la lectura, pero sin descuidar la necesidad de elevar su nivel cultural y de brindar formación humana a través de estos. Por lo tanto, se debe promover que los niños conozcan desde temprana edad libros de literatura clásica y universal.

Por lo tanto, sugiero que los padres de familia asuman su rol de educadores en este aspecto con sus hijos desde que son pequeños. Cuando leemos un cuento a un niño en casa -de repente en el día o antes de acostarse- él va interiorizando la historia narrada, enriquece su vocabulario. No te sorprenderá que te pregunte el significado de ciertas palabras que te escuchó al narrar la historia. Aplicarás estrategias como la generación de onomatopeyas, mostrarás ilustraciones que ayuden al niño a desarrollar su creatividad frente a la lectura, y generarás en él lo que Catherine L’ecuyer titulaba en su libro: Educar en el asombro.

Ya en primaria, de la mano de los profesores especialistas, trabajarán la conciencia fonológica, que es la pronunciación y el reconocimiento de los sonidos de las letras. A partir de ahí se le guía al niño en escritura y la lectura hablada, con la entonación adecuada, respetando los signos de puntuación y dando fuerza a las palabras clave de un párrafo, que es el sustento o la base de la comprensión lectora. El profesor peruano Ricardo Dolorier Urbano menciona que “quien entona al leer, entiende lo que lee, y quien entona al hablar, aprende fácilmente a apuntar al escribir”.

Esto va de la mano con lo mencionado por el profesor E.  D.  Hirsch, Jr. en su ensayo titulado La comprensión lectora requiere conocimiento de vocabulario y del mundo: “leer con fluidez es el punto de partida para la comprensión de textos en los alumnos”.

Si consideramos estas alternativas, los niños de los primeros grados, una vez que han aprendido a escribir y a leer, podrán repasar obras como las de H.C. Andersen. Luego, mientras se avanza en el nivel primario, pasan por las manos de los niños lecturas adaptadas sobre Don Quijote de La Mancha, Oliver Twist, El mago de Oz, fragmentos de El cantar de Mio Cid, Robinson Crusoe, Simbad el marino y extractos de La Iliada y La Odisea, entre otros más. Así no solamente estarán desarrollando los niveles de comprensión lectora, sino que también se estarán formando como personas, creciendo en virtudes y aprenderán a apreciar la dimensión estética la belleza y ese bagaje cultural que dejaron estos autores que perduran a lo largo del tiempo. Que primero aprendan a leer, luego aprenderán leyendo. Y a través de las lecturas de obras clásicas – como dice José Ramón Ayllón -, servirán para “amueblar la cabeza, fortalecer los motivos y educar la sensibilidad”.

 

FUENTES:
  • Conversaciones con mi maestra, Catherine L’Ecuyer.
  • La escuela que necesitamos, E. D. Hirsch.
  • Educar en el asombro, Catherine L’Ecuyer.
  • Web de José Ramón Ayllón: http://www.gentedigital.es/jrayllon/

 

 

Licenciado en Educación por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y Magíster en Asesoramiento Educativo Familiar por el Centro Universitario Villanueva de España, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid.

2 Comentarios

  1. Pero esa literatura que dan en los colegios, sigue una ideología, ya ha empezado la censura de los cuentos clásicos todo filtrado por la ideología, dónde hay palabras inaceptables. Quien quiera educar a su hijo en sus valores debe hacer homeschooling

Dejar una respuesta