Por Juan Carlos Suttor
El sistema judicial en el Perú es un verdadero desastre. A medida que los años avanzan, este pilar fundamental de la sociedad peruana se ha convertido en un ejemplo destacado de corrupción, impunidad y desesperanza. En lugar de ser la fuerza que garantiza la igualdad ante la ley, el sistema judicial en el Perú ha sucumbido a la decadencia y la ineficacia, dejando a los ciudadanos atrapados en un torbellino de desconfianza y desesperación.
La Corrupción Rampante
Uno de los problemas más evidentes y devastadores en el sistema judicial peruano es la corrupción generalizada que parece haberse arraigado en sus entrañas. La corrupción se manifiesta en múltiples formas: jueces sobornados, abogados deshonestos y fiscales comprados. Este cáncer de la corrupción no solo socava la confianza pública en la integridad del sistema, sino que también permite que los delincuentes más poderosos y los políticos corruptos evadan la ley con impunidad.
Los casos de jueces y magistrados involucrados en actos corruptos son constantes, y aunque se han realizado algunos esfuerzos para combatir esta lacra, la raíz del problema sigue sin resolverse. La población peruana está cansada de ver cómo se venden las decisiones judiciales al mejor postor, lo que socava la creencia en un sistema de justicia imparcial y efectivo.
Ineficiencia Crónica
Otro de los males que plagan el sistema judicial peruano es su ineficiencia crónica. Los casos pueden demorar años en resolverse, y a menudo las víctimas esperan en vano por justicia o una compensación adecuada. Esta demora es especialmente devastadora en casos de violencia de género, corrupción gubernamental y violaciones de derechos humanos, donde la lentitud del sistema judicial permite que los responsables evadan la justicia.
La ineficiencia se manifiesta en la abrumadora carga de trabajo de los jueces, la falta de recursos y la falta de modernización en los procesos judiciales. Los tribunales están abarrotados, y los plazos procesales se extienden de manera alarmante. Los juicios prolongados no solo causan sufrimiento a las partes involucradas, sino que también pueden permitir la destrucción de pruebas y la manipulación de testigos, lo que socava aún más la búsqueda de la verdad y la justicia.
Acceso Denegado
Otro problema preocupante en el sistema judicial peruano es la falta de acceso a la justicia para los ciudadanos comunes. Aquellos que carecen de recursos económicos a menudo enfrentan barreras insuperables para acceder al sistema legal y obtener representación adecuada. Esto crea una brecha inaceptable en la justicia, donde los que tienen recursos pueden evitar con facilidad la persecución legal, mientras que los menos afortunados quedan atrapados en un laberinto burocrático sin fin.
Los servicios legales son caros y la asistencia legal gratuita es limitada. Aquellos que no pueden pagar un abogado a menudo se ven obligados a representarse a sí mismos en procedimientos legales, lo que socava gravemente su capacidad para defender sus derechos. Esta falta de igualdad ante la ley socava la confianza en el sistema judicial y perpetúa la desigualdad en la sociedad peruana.
Política y Poder en el Poder Judicial
El sistema judicial peruano también ha sido víctima de politización. Los nombramientos de jueces y fiscales, responsabilidad que recae en la muy cuestionada Junta Nacional de Justicia (JNJ) que nos dejó el lagarto Martín Vizcarra, a menudo están influenciados por consideraciones políticas en lugar de méritos y experiencia. Esto socava la independencia del Poder Judicial y permite que el gobierno y otros poderes políticos influyan en los casos. Esta politización ha llevado a la percepción de que la justicia está al servicio de los intereses políticos y no de la búsqueda de la verdad y la justicia. Si a esto le sumamos el trabajo de una prensa irresponsable, en la que destaca el grupo El Comercio, que defiende los intereses de sus propietarios, engañando a la ciudadanía, entonces logramos un cóctel explosivo.
Falta de Transparencia y Rendición de Cuentas
La falta de transparencia en el sistema judicial peruano es otro aspecto preocupante. Los procesos judiciales a menudo son opacos, y los ciudadanos tienen poco acceso a información sobre casos específicos. Esto dificulta la rendición de cuentas y permite que los abusos y la corrupción se perpetúen sin obstáculos. El secretismo y la falta de información hacen que sea difícil para la sociedad supervisar y evaluar el funcionamiento del sistema judicial.
En resumen, el sistema judicial peruano está en un estado de descomposición avanzada. La corrupción, la ineficiencia, la falta de acceso, la politización y la falta de transparencia son problemas sistémicos que han debilitado gravemente la confianza del público en la administración de la justicia. La falta de rendición de cuentas y la sensación de impunidad en el sistema solo agravan estos problemas. Si el Perú aspira a ser una sociedad justa y equitativa, es esencial que se realicen reformas profundas y urgentes en su sistema judicial para restaurar la confianza del público y garantizar una verdadera igualdad ante la ley. La justicia peruana necesita una renovación total, y es responsabilidad de las autoridades y la sociedad en su conjunto emprender este crucial proceso de reforma.
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