
Por: Ricardo León Dueñas
Fue el Tribunal Constitucional el que en agosto de 2017 (Expediente 0006-2017-PI) -con una mayoría de su entonces bloque progresista, conformado por Espinoza-Saldaña (¡cuándo no!), Ledesma, Ramos, Miranda y Urviola- propició el nefasto desbande de congresistas tránsfugas, los que a partir de aquella fecha pudieron transitar libremente de bancada en bancada apelando a la famosa “libertad de conciencia” y a un muy mal entendido concepto de “participación política”.
Lo hicieron movidos por la coyuntura (el fujimorismo tenía mayoría absoluta a la que había que destruir). Sí, destruyeron esa mayoría 2016-2019 (de ingrata recordación), pero lo peor: hicieron añicos el reglamento del Congreso desarticulado a las bancadas existentes y por existir. No bastó la oposición del bloque conservador de aquel colegiado -conformado por Blume y Sardón- quienes se opusieron a tamaño despropósito. Hoy vemos las consecuencias de legislar temas fundamentales movidos por un determinado momento político.
El resultado por cierto fue funesto; simple y sencillamente se abrieron las puertas al desmadre de mini bancadas e “independientes” que hoy proliferan en el parlamento. Nociva practica que solo debilita al propio órgano legislativo y por ende a la democracia. Queda por tanto, exigir a este Congreso y al mismo TC reparar el daño causado por una equivocada apreciación de un parlamento formado por partidos o alianzas políticas, instituciones y prácticas que fortalecen la institucionalidad de este poder del Estado.
Así, congresistas que entran con una bancada o alianza se quedan en ellas y si quieren irse de una o de la otra, pues se van, pero del Congreso y… entra su accesitario. Se cambiará la legislación que tenga que cambiarse, elevando de paso la valla para la conformación de bancadas propiciando alianzas, pero esta aberrante atomización que hoy observamos es inaceptable. Eso de la renuncia apelando a una absurda “cuestión de conciencia” solo ha servido para un infame trasiego de parlamentarios nómades que saltan de bancada en bancada. A grandes males, grandes remedios.