
Por: María Ximena Rondón
Jugadas políticas a corto plazo: eso es lo que desde nuestra perspectiva representan los movimientos del bloque conservador/derecha en el tablero del ajedrez político.
Esta semana, muchos celebran la modificación de la legislación sobre la supervisión y fiscalización de las ONG, que afectará especialmente las que promueven anti valores, falsos derechos humanos y la cultura de la muerte (aborto y eutanasia).
Por supuesto, los llantos no se hicieron esperar, pues algunos zurdos expresan su dolor en “X” calificando esta medida como un obstáculo para el uso de “fondos de la cooperación” con el fin de presentar denuncias contra presuntos delitos de lesa humanidad cometidos por el Estado peruano (que sorpresa ¿verdad?).
Sin duda, este ha sido un buen movimiento porque es como si le comieran el caballo al contrincante en el ajedrez político. Pero, tras observar por un largo tiempo el comportamiento de la llamada “oposición” consideramos que quizás solo se centra en “hacer llorar a la izquierda” a corto plazo.
Nuestra “teoría” se respalda en que muchas leyes e iniciativas surgen para frenar lo más inmediato posible los planes de la izquierda y de los progres. Incluso, algunas “alianzas“, como la de los “patriotas” contra el ex presidente Pedro Castillo, tienen fecha de caducidad y no de permanencia. Esto se aplicaría en partidos políticos, congresistas, medios de comunicación, periodistas, lobbistas e influencers.
Las elecciones generales se acercan y nos permitirán observar ese mismo comportamiento de victorias a corto plazo. No basta con ganarle una batalla al enemigo político, se debe pensar en grande. Se debe ganar la guerra.
Es por eso que afirmamos que la frase “batalla cultural” no debería usarse, pues una batalla es solo un elemento dentro de una guerra. Si el resultado es una victoria, es algo que podríamos calificar como “inmediato” y que no es un resultado definitivo. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, los aliados perdieron algunas batallas (como la Operación Market-Garden), pero al final ellos fueron quienes ganaron la guerra.
Tanto los “patriotas”, como los políticos y demás personajes católicos, conservadores y de derecha deben considerar elaborar estrategias y planes a largo plazo y que puedan ser continuados, no desmantelados producto del ego de un siguiente gobierno. El Perú, y cualquier país, necesita construir cosas que duren.
Debemos pensar en un poder duradero, no solo en hacer llorar al oponente. Hay que cambiar de mentalidad lo más pronto posible y no conformarnos con simples victorias.