Política

SEMBLANZA DEL GENERAL CÉSAR ASTUDILLO

Por: José Romero

Tuve la oportunidad de conversar en exclusiva con el General de División (r) EP César Augusto Astudillo Salcedo quien fuera recientemente Comandante General del Ejército y Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. 

Antes de conversar con él pude saber de su trayectoria través de apreciaciones de civiles y militares que han servido bajo su mando, quienes también lo refieren como un soldado con valor que honró su juramento de servir a la patria aún a costa del riesgo que significaba para su propia vida. 

De genio fuerte pero afable y gran conversador, Astudillo es un referente en el ejército por su participación en el frente interno en la lucha por la democracia así como en el externo cuando participó en la guerra del Cenepa al lado de sus soldados.

De esa conversación nace esta semblanza con la que pretendo narrar brevemente la historia del soldado y a su vez glosando sus propias palabras dar respuesta a algunos puntos en los que la mezquindad y miradas estrechas han querido enredar la historia y no reconocer su actuación pública como soldado en el pasado reciente. La verdad si no es completa se convierte en aliada de lo falso.

El General Astudillo nació en setiembre de 1960 en un hogar constituido por sus padres Humberto y Gudelia, siendo noveno de diez hermanos. Es nieto de Don Toribio Astudillo,  quien participó como tripulante del “Huáscar” en el combate de Angamos aquel 8 de octubre de 1879.

Cien años después, el 24 de febrero de 1979 Astudillo ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos junto con 129 jóvenes llenos de sueños y deseos de servir a la Patria. Era el Centenario de la Guerra del Pacífico, momento que tuvo una serie de connotaciones.

Cuatro años después se graduó como subteniente del arma de Infantería como integrante de la 87° Promoción Héroes de la Breña en recuerdo de la gesta del gran Mariscal Andrés Avelino Cáceres y quienes lo acompañaron en esa campaña. Egresaron cien nuevos oficiales;  dos de ellos lograron comandar el  Ejército, siendo uno de ellos el General Astudillo quien luego de dejar la comandancia del Ejército jefaturó el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Inició su carrera en el BIM 23 en la región Tumbes, donde nace el Perú y donde muchos militares ofrendaron su vida en defensa de la soberanía e Integridad de la patria. Aquel año -1983- fue un reto que el destino y la naturaleza le plantearon al joven oficial con ocasión del fenómeno del niño. Años más tarde, la naturaleza (2017) y la pandemia del COVID19 (2020) volvieron a poner a prueba el temple ya de un veterano militar.

El General Astudillo tiene una extensa y exitosa hoja de servicios como militar y de orden académico lo que le permite ser conferencista y catedrático en importantes instituciones. Con estudios concluidos de doctor, Astudillo es ingeniero de sistemas, magíster en administración y en ciencias militares.

Es también autor de varias publicaciones como “Tradiciones y cuestiones militares”, “Un ensayo sobre la seguridad y la defensa en el Perú. Nuevas amenazas, nuevos roles”, “Chavín de Huántar. El legado 1997-2019”, entre otras

Un hito en su vida fue el graduarse como comando en 1986 en la Escuela de  Comandos del Ejército, lo que le valió ser parte de la famosa Patrulla Tenaz que un 22 de abril de 1997 se cubrió de gloria en la llamada Operación Chavín de Huántar que permitió liberar al Perú del chantaje terrorista. Fue blindado y maestro de salto y caída libre.

Sus méritos durante su carrera militar y diversas participaciones le valieron recibir las más altas condecoraciones que la patria otorga a sus militares destacados, la Medalla al Combatiente Andrés Avelino Cáceres Honor (Chavín de Huántar) y Distinguido (Cenepa), la Orden Militar de Ayacucho Gran Cruz, la Condecoración Cruz Peruana al Mérito Militar, Diploma a los Vencedores del Cenepa, Condecoración Orden Militar Francisco Bolognesi (Operación Perú, Huallaga), entre otras. Así mismo mediante Ley 30554 fue declarado “Héroe de la Democracia” por su participación en la Operación Chavín de Huántar. También ha recibido la Medalla del Congreso por su contribución en la pacificación del Perú.

Ya en la situación militar de retiro el General Astudillo reflexiona sobre el papel de las Fuerzas Armadas y en particular del ejército y manifiesta que “el espíritu democrático del ejército es sólido y lejano de cualquier afán golpista y enjuagues políticos”. Ello resume el porqué del papel que le tocó cumplir el 30 de setiembre del 2019 siendo Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. “Las Fuerzas Armadas son “una fuerza” no “un poder” y actuamos exactamente conforme a la Constitución Política”, afirma Astudillo.

Señala que “los problemas políticos los resuelven los políticos y que cualquier intervención de las Fuerzas Armadas hubiera traído abajo la democracia”. Astudillo reafirma que la actuación de las Fuerzas Armadas fue en estricto cumplimiento de su rol y actuaron más allá de cualquier cálculo político, tanto  es así que en la vacancia del presidente Vizcarra actuaron también de manera constitucional reconociendo al presidente Merino y tras su renuncia, al presidente Sagasti, siempre en el orden constitucional. “Siempre encontraremos personas que piden sangre y fuego porque las cosas no salieron como querían. Las FFAA no están para ello”, dice Astudillo.

“El ejército y las Fuerzas Armadas retiraron los timbres de los cuarteles”, señala Astudillo. Atrás ha quedado la época de “los cuartelazos”.

Recordemos que un golpe por su naturaleza tendría que ser rechazado -per se- por el Congreso de la República, Poder Judicial, Ministerio Público y en general por todas las  Instituciones pues los golpistas tendrían también que cerrarlas (como pretendió Pedro Castillo). Nadie organiza elecciones en semanas, eso toma tiempo. Nadie puede ni debe recibir bandas presidenciales de manos de golpistas. Eso no lo va a reconocer nadie pues no solo es ilegal sino ilegítimo.

“Esta batalla es política, no metamos a los militares en la arena política. Eso es gravísimo. Los militares tienen las armas que el pueblo les dio para defenderlo, no para ir contra él por resultados electorales pues no solo es antidemocrático sino es tipificado como delito. El empleo de las armas está expresamente regulado por la ley y nadie puede contravenirla”, dice.

El General Astudillo representa una larga vida de servicio cuya vocación militar nació siendo alumno del Colegio Bartolomé Herrera, teniendo como ejemplo a su hermano Antonio, oficial del ejército. Tuvo una serie de participaciones dignas de resaltar como en la captura del delincuente terrorista Rincón Rincón (uno de los cabecillas del MRTA) en La Molina en 1995 donde además observó la brillante conducción del General PNP Carlos Domínguez. Además participó en dos de las más  importantes capturas de cabecillas de Sendero Luminoso (DT Feliciano y DT Artemio) en sendos operativos en Junín y el Huallaga; así como su participación en las operaciones contra remanentes terroristas en el VRAEM destruyendo gran cantidad de pistas de aterrizaje clandestinas, capturando mandos y combatientes e incautando equipos y material de la organización terrorista.

Mención aparte está su participación en el Cenepa, la cual sintetiza diciendo que recibieron una misión que implicaba desalojar tropas invasoras, restituir la línea de frontera y mantener la posición . “La misión la cumplimos” dice Astudillo, aunque recalca que lamenta las bajas de sus compañeros de armas. Reafirma que ” fuimos, peleamos y vencimos”. Fue una misión de honor. Muchas veces, las actitudes son más importantes que las aptitudes.

Astudillo a modo de  anécdota recuerda que en tiempos del COVID volvió a encontrarse con el General ecuatoriano Luis Jara Jaramillo contra quien había tenido el honor de combatir en el Cenepa. Ya en el 2020 ambos combatían contra una amenaza común siendo jefes de sus respectivos Comandos Conjuntos.

Así mismo señala que en la Operación Chavín de Huántar, teniendo el grado de Mayor, fue jefe equipo 1 del grupo de asalto “Alfa” cuya misión fue liberar rehenes en el primer piso de la residencia del embajador de Japón. “Fueron minutos de tensión que concluyeron con una gran victoria militar”, dice Astudillo, quien recuerda con dolor la muerte de su gran amigo y hermano Comando Juan Valer pero también tiene el orgullo de haber combatido junto a quien cumplió con su deber. Astudillo y Valer fueron amigos y compartieron varias etapas de sus vidas.

Tras asumir el Comandancia General del Ejército en diciembre del 2017, nos cuenta que “fue la tarea más importante de su carrera”. “Comandar a mi Institución y a mis soldados, entrenarlos, velar por su bienestar y mantener la operatividad e infraestructura de la Institución fue un gran desafío”. “Solo te llevas la mirada en los ojos de tus soldados y sabes que en ella está su lealtad y que te seguirán en la batalla, cualquiera que fuera. Eso es lo más satisfactorio”, dice Astudillo.

A pesar de todo lo bregado tuvo momentos amargos como la persecución judicial por haber participado en la Operación Chavín de Huántar, la que afrontó junto con sus compañeros de armas con la fe en la justicia y la indestructible moral obtenida a lo largo de su carrera militar.

Ni qué decir de las acusaciones sin base de un supuesto colaborador eficaz que llevaron a que sea involucrado en una presunta apropiación del sobrante de combustible de la secretaría general de su oficina.

43 años de vida en el servicio activo tuvieron su fin el 28 de julio del 2021 tras pedir su pase al retiro. “No podía reconocer a alguien que representaba a lo que siempre había combatido”, dice sin dudas. “Me fui con la satisfacción del deber cumplido, con el aprecio de mis soldados y acompañado por mi esposa Nancy, mi gran compañera de toda la vida”, refiere Astudillo. Este último acto oficial representó la entrega y capacidad de renuncia de quien cree en sus convicciones y no se aferra a un poder pasajero.

Hoy en el retiro el General Astudillo sigue muy de cerca el quehacer político y militar es conferencista en temas de estrategia militar y realidad nacional.

Astudillo, el guerrero, no descansa y resume sobre “el día siguiente” que todo soldado debe afrontar tras pasar a la situación militar de retiro. Astudillo dice a modo de conclusión  que “la fuerza física decae, las piernas no rinden como antes, las destrezas adquiridas menguan pero el espíritu y las convicciones se mantienen intactas”.

Pocos militares conocen el Perú como el General Astudillo. Lo ha trajinado de palmo a palmo; de frontera en frontera. Luchó toda su vida en zonas críticas (en el  Huallaga, en el VRAEM, en el Cenepa, La Pampa, Ucayali) y en las zonas más necesitadas y  vulnerables. Ese conocimiento y experiencia son invalorables particularmente por haberlos adquirido en situaciones críticas para la seguridad nacional. Podemos diferir en algo con él pero tenemos que reconocer su valía como persona y soldado de principios que siempre defendió la patria, la democracia y a la ciudadanía en los momentos más dramáticos de nuestra historia reciente.

Ya fuera por temor o esperanza, el COVID marcó a varias generaciones en el Perú. Ayudar a los compatriotas fue la misión principal del General Astudillo como Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas en la emergencia sanitaria del 2020.  Astudillo se dirigió a todo el Perú diciendo: “esta guerra no solo la pelean policías, médicos y militares; también la pelea nuestro pueblo desde sus casas, que se han vuelto trincheras y ¿con qué armas?: con la mejor arma, sus manos; solo le pido a los más jóvenes que, desde esas trincheras, cuiden a sus abuelos, a sus padres, a los más vulnerables. Ellos los cuidaron de niños, cuídenlos ahora. Todas las Fuerzas Armadas están en alerta con todos sus medios para apoyar a la población”.

Finalmente, Astudillo hace un llamado a la concordia en la situación  actual y confía en que el Perú volverá a vivir en paz y recobrará el camino del desarrollo que permita acortar las brechas de exclusión y pobreza.

Creemos que más allá de circunstancias, el General de División (r) EP  César Astudillo Salcedo merece nuestro reconocimiento y por qué no decirlo, admiración; algo que quienes mejor lo conocen sabrán atestiguar.

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