SEMANA CRUCIAL EN EL CASO DE LAS CHALINAS VERDES

Por: Luciano Revoredo

La Abeja ha sido uno de los medios que desde hace varios meses viene publicando información, que parecía inexistente para cierto sector de la prensa, sobre el caso de corrupción de Susana Villarán y las Chalinas Verdes.

El panorama ha cambiado ligeramente pues ya encuentran cierto rebote en la prensa oficial las acciones del Ministerio Público en este proceso investigatorio. En ese sentido, estas semanas vienen movidas. Como ha trascendido en distintos medios de comunicación, el Ministerio Público a través del equipo especial de fiscales del caso Lavajato, ha decidido formalizar la investigación preparatoria contra el ex regidor municipal Augusto Rey por los presuntos delitos de colusión y cohecho pasivo propio por el caso Línea Amarilla. Del mismo modo, ya había dado otro paso importante días atrás al incluir dentro de sus investigaciones preliminares de lavado de activos a la ex funcionaria pública Marisa Glave, nuevamente a Augusto Rey y a Paola Ugaz Cruz en el mismo caso tomando como base las denuncias (independientes entre sí) que interpusimos el ciudadano Edgardo Palomino y quien escribe.

Las señales que han mostrado en este caso los fiscales José Domingo Pérez y José Vela Barba dan una luz de esperanza  de que no todo está perdido en nuestro país. El haber avanzado en estas investigaciones incluyendo a más personas en las que a todas luces recaen indicios verosímiles que ameritan ser investigados, nos dice que todavía quedan brisas dentro del Ministerio Público de querer luchar contra la corrupción. Esto, en un contexto tan desolador como el de la pandemia y el reciente escándalo del #Vacunagate, nos permite pensar que la justicia puede tardar, pero llega.

Por otro lado, quisiéramos destacar dos puntos que son muy relevantes en esta historia. El primero es el rol que viene ejerciendo la prensa no oficialista para ir mostrando evidencias que, claramente, ciertos grupos mediáticos quieren ocultar dolosamente. El segundo, siguiendo al anterior, es el hecho de que los fiscales del equipo especial no se dejen amedentrar por la presión mediática que ejercen los amigos famosos de, por ejemplo, Augusto Rey y Paola Ugaz, quiénes sin ningún resquicio de prudencia (y me atrevería a decir de decencia) salen a acusar a los fiscales de subordinarse a fuerzas ocultas y a menospreciar sus capacidades profesionales por haberse atrevido a investigarlos “en función de noticias falsas difundidas en dos medios de comunicación”. Parecería, más bien, que están tan acostumbrados a la impunidad que les sorprende que su estrategia de víctimas perseguidas no cale en todos. Como si todos fueran estúpidos.

En todo caso, queda claro que lo que hay que hacer de aquí en adelante es seguir de cerca el curso que tomen estas investigaciones. Los fiscales tienen mucho pan de donde rebanar. En el caso de Marisa Glave, a pesar de no compartir su postura ideológica de izquierda, cabe elogiar su siempre abierta disposición desde el día uno a ser investigada sin buscar victimizarse ni buscar amiguismos mediáticos para pretender torcer la atención a temas que no tienen que ver con esta investigación.

En cuanto a Augusto Rey, son literalmente cientos los indicios (correos electrónicos) que lo señalan como parte involucrada en la recepción de fondos ilegales por parte de constructoras brasileñas.

Paola Ugaz tendrá, finalmente, que explicar todos los hechos que la sindicarían no sólo como miembro de la organización criminal “Las chalinas verdes” sino también como la coordinadora de una posible red de lavados de activos. Está donde está —en una investigación preliminar— porque hay mucho que explicar y nada de esto tiene alguna relación con su actividad periodística.

Ya es momento que lo entienda y que deje pasearse —debemos reconocer que cada día con menor éxito— por redacciones, estudios y cuentas de redes sociales diciendo que esto es una venganza por su trabajo periodístico. ¿Realmente piensa que si existiera tanto poder de parte de sus enemigos ella seguiría impune luego de tantos años? Eso, creemos, no es más que pretender insultar la inteligencia de los peruanos y, claro está, de los fiscales quienes están demostrando que no sucumben ante caprichos y niñerías argolleras.