La columna del Director

PAOLA UGAZ Y LA JUSTICIA MEDIÁTICA

Por: Luciano Revoredo

Como ya he lo he comentado con anterioridad, he querellado a Paola Ugaz. La razón de esta querella es que la mencionada señora se dedicó y se dedica de manera sistemática a difamarme en diversos medios de comunicación. Lo cierto es que Paola Ugaz vive en una burbuja de soberbia que la hace pensar que es intocable. Más aún cuando recurre a su ya conocida capacidad de victimización.

Cualquier mal que le ocurre, sin excepción lo vincula a su “investigación” sobre el Sodalicio, inmediatamente surgen como hongos toda una tropa de ayayeros dispuestos a firmar manifiestos, hacer colectas, fiestas, tómbolas y demás pellejerías para consolar a esa pobre víctima de una especie de conspiración clerical, que no le perdona su “agudeza” y sus “certeras denuncias”.

Cualquier mención de sus sospechosos movimientos alrededor de la mafia de las chalinas verdes, la posibilidad de sus posibles vínculos, a través de Pedro Salinas, con los enjuagues económicos de CHISAC, sus sospechosos viajes a Panamá, la denuncia de Expreso sobre lavado de activos, algún comentario sobre sus signos exteriores de riqueza, sus vínculos con IDL, todo esto y más son inventos del Sodalicio. Buena coartada, pero no le servirá para siempre.

Resulta que en el caso nuestro se equivoca, pues no sólo no tengo ningún vínculo con esa organización religiosa, ni he tenido un ánimo difamatorio al comentar sus sospechosas conductas, todo lo que he escrito sobre ella se ajusta a la verdad y a un punto de vista objetivo.

Lo cierto es que el pasado 21 de septiembre fue la primera audiencia de la querella que busca que Paola Ugaz se rectifique por haberme difamado en varios medios de comunicación. La citada audiencia dejó varios temas que comentar

En primer lugar, llamó mi atención que la señora Ugaz a la pregunta del juez de dónde trabajaba y cuáles eran sus ingresos manifestó que su trabajo era el de corresponsal del diario español ABC y tuvo muchas dificultades para explicar cuánto ganaba. Es más, nunca pudo hacerlo con precisión.

El abogado de Paola Ugaz, Carlos Rivera, al iniciar su defensa nos acusó de pretender instrumentalizar la justicia para perseguir periodistas y pretendió disminuir la gravedad de las expresiones de Paola Ugaz sobre nuestra persona, que califican como difamación y son motivo de la querella, señalando que fueron dichos coloquiales.

Luego para nuestra sorpresa hizo una larga síntesis de todas las denuncias y querellas que tenía Paola Ugaz, como si todo esto tuviera que ver con el hecho de haberme difamado y pasó a desarrollar una especie de teoría conspirativa en que imaginaba todo un tinglado de medios y personas dispuestos a conspirar contra Paola Ugaz. Y se pregunta Rivera teatralmente: ¿Por qué Paola Ugaz es tan importante? ¡Paola Ugaz no es un demonio! ¡Es solo que está realizando una investigación sobre el Sodalicio y por eso hay que demolerla! Y sigue con su teoría conspirativa.

Finalmente termina su lamentable intervención. Rivera cierra su perorata con frases lastimeras de victimización, grandilocuente y teatral introduce temas que no tienen nada que ver en el caso. Pretende voltear las cosas y lejos de defender a la acusada quiere pasar a la ofensiva convirtiéndose en acusador y mencionando una serie de hechos y publicaciones posteriores a la querella, incluso de otras personas y pretende atribuirme esa responsabilidad. Impostadamente lee una serie de tuits que no tienen ninguna relación con el caso.

Ese es Rivera, abogado de IDL y otrora defensor de terroristas, que me agrede verbalmente, ahí mismo en presencia del juez. Vuelve a soltar una sucesión de adjetivos pretendiendo encasillarme, me llama perverso, indigno, machista, misógino…

Luego viene la intervención de Paola Ugaz. Tuvo expresiones sorprendentes. Por ejemplo, dijo textualmente que LA ABEJA es el tipo de medios que deben ser llevados ante la justicia y censurados. Salió su verdadera personalidad, en el fondo, como todo izquierdista, es partidaria de la censura.

Luego dedicó varios minutos a buscar la conmiseración del juez diciendo que en mis redes sociales y en La Abeja había llegado al extremo de meterme con sus hijos. Otra falsedad. En La Abeja no se ha publicado absolutamente nada sobre sus hijos. Únicamente, en un tuit hice mención a que la señora Ugaz muestra signos exteriores de riqueza, al tener a sus dos hijos en el colegio más caro de Lima, con una pensión mensual de 1400 dólares por cada uno, asunto que no deja de sorprender, más aún luego de la audiencia en que declaró que su trabajo era en el ABC y no fue capaz de mencionar cuánto ganaba en ese empleo. Salvo que lo denunciado por Expreso se confirme.

La audiencia terminó. Pero Ugaz siguió con su drama. Ha recorrido varios medios. Ha buscado respaldo de diversas instituciones, ha movilizado una red internacional de contactos para que se pronuncien avalando sus fantasías. Personalmente ya he sido contactado de dos oenegés norteamericanas para preguntar sobre el hecho. Todo esto con el único afán de presionar al juez. De generar un ambiente mediático que lo condicione a fallar a su favor. Incluso Kate Harrison la progre embajadora británica tuiteó solidarizándose con Ugaz y Pedro salinas. Esto último muy lamentable, ya que compromete a su embajada al inmiscuirse en asuntos que no le competen, cosa que viene haciendo hace tiempo. Ya la hemos visto antes apoyando la ideología de género.

Esta tournée de presión mediática sobre el juez llegó a su momento cumbre cuando Rivera, Ugaz y Salinas montaron una conferencia de prensa para denunciar un supuesto reglaje en su contra entre otros delirios y fantasías.

Rivera inició la conferencia hablando de los que quieren demoler a Salinas y Ugaz y luego soltó la  bomba: ¡Paola Ugaz ha sido amenazada de muerte!

La supuesta amenaza es en Instagram donde algún bromista de mal gusto ha posteado algo relacionado al Charlie Hebdo. Curiosa y coincidentemente esta “amenaza” les cae como anillo al dedo para poder reforzar su papel de víctimas.

El mecanismo está muy claro ante un problema judicial, se pone en marcha todo un tinglado que incluye medios, personajes del mundo caviar, algunas organizaciones internacionales para así hacer notar al juez con quien se está metiendo.

Esta especie de extorsión debe terminar. No se puede permitir que los medios invadan la agenda judicial y menos aún que se busque una justicia mediática como resultado del linchamiento de quienes osan   cuestionar la seriedad y los métodos de cierto sector de la prensa y sus aliados desde las oenegés.

1 comentario

  1. Dice Ud. “algún bromista de mal gusto”. No me sea ingenuo, lo más probable es que sea auto amenaza, para tener algo que presentar en su conferencia. Si se llegará a meter la Ugaz con los musulmanes tal vez, pero, carece de importancia.

Dejar una respuesta