Política

LA IGUALDAD, UN VALOR DISTORSIONADO POR EL PROGRESISMO

Por: José Antonio Olivares

Cuando Karl Marx imaginó el socialismo, no era más que una etapa de la dictadura tiránica que colapsaría naturalmente para dar lugar al comunismo. Algo así escribió, Joshua Philipp, reportero de The Epoch Times en español

El citado periodista continúa explicando que, en la época de Marx, aún no existía ningún país socialista o comunista. El socialismo era simplemente considerado una etapa del “capitalismo de Estado”, en la cual el Estado toma el control de todos los medios de producción para alcanzar más rápidamente los objetivos comunistas de destrucción moral, cultural y social. Ya que el comunismo era el propósito, los dictadores socialistas han utilizado históricamente su poder para atacar y destruir los “viejos” valores de cada sociedad. Bajo Vladimir Lenin, Mao Zedong y Pol Pot, uno de los primeros pasos fue una hambruna provocada que exterminó a grandes porciones de la población, llevando al concepto de “supervivencia del más apto” en el que muchas personas sobrevivieron, bajo un intenso miedo, a través del canibalismo o la corrupción. Según los autores del “Libro Negro del Comunismo”, Lenin afirmó claramente que estas atrocidades eran valiosas para los objetivos comunistas, ya que ayudarían a dar lugar al socialismo al mismo tiempo que destruían la fe de la gente en sus líderes y en Dios.

Desafortunadamente, cuando hoy en día mucha gente piensa en el socialismo, solo conocen sus puntos de vista superficiales: los argumentos vagos y altivos de que creará “igualdad” y la presentación de sus movimientos sociales como la lucha contra la llamada “esclavitud” y “opresión”. En realidad, el socialismo representó históricamente todo lo que decía oponerse. El socialismo es la ideología de la esclavitud, la opresión, el genocidio, la desigualdad masiva y el odio virulento.

El sistema del comunismo se basa en la lucha, y los tiranos socialistas usan el odio como su herramienta para crear esto en la sociedad. Con Lenin, se le dijo a la gente que odiara a los terratenientes ricos, a quienes llamaba “kulaks”. Con Mao, se le dijo a la gente que odiara a los terratenientes y a cualquiera que aún creyera en la tradición, a quien etiquetó de “derechistas”.

Con Adolf Hitler, que utilizó el nacionalsocialismo, se le dijo a la gente que odiara a los judíos, a quienes catalogó de minoría rica. Y con los socialistas en Occidente de hoy en día, se le dice a la gente que odie a todos los blancos, a todos los hombres y a cualquiera que crea en la cultura tradicional y en los valores familiares. El odio es el combustible del socialismo. El odio es el credo de sus seguidores. Están hechos para encarnar aquello a lo que creen oponerse.

Esto se relaciona directamente con la teoría de Marx sobre la evolución social: que la sociedad pasaría del capitalismo al socialismo, y luego al comunismo. Los marxistas también lo encuadran de acuerdo con la teoría dialéctica hegeliana de que “el conflicto impulsa hacia adelante”.

Ahora, y más en tiempos de virulencia e irresponsabilidad electoral, la izquierda saca a la gente a la calle para exigir el aborto, o la derogación de alguna ley, o el supuesto reconocimiento de algún derecho, o simplemente para abusar del derecho a la protesta con cualquier argumento; y fabricar héroes y victimas que conmuevan al electorado; pero siempre piden que cualquier disparate pueda ser subvencionado por todos los ciudadanos

No solo con costos económicos, sino sociales y hasta la vida misma, como ocurre con oposición a que empresarios privados traigan la vacuna al país. La igualdad según el socialismo consiste en freír con impuestos a los ciudadanos, hasta el 75% como Hollande, para dar becas a estudiantes que nunca dieron la talla. Consiste en dejar en bancarrota los servicios públicos, la sanidad, por ejemplo; y exigir después que lo pague el Estado, o los ricos, o los bancos, o cualquier oportuno chivo expiatorio. O consiste en aprobar leyes, como la de Dependencia en España, sin tener fondos para ella y reclamar que el Gobierno siguiente se invente el dinero para sufragarla. Como diría la niña Verónica Mendoza. “que el BCR emita dinero”. O consiste también en prometer la eliminación de los recortes públicos y la restitución de los «derechos», pero con el dinero de los demás, o con el que el Estado no tiene. Este es el tronco principal del discurso irresponsable de Nuevo Perú y Frente Amplio, del progresismo nacional, y lo es del mensaje central del socialismo, del nuestro y del resto del mundo. Dice el socialismo de sí mismo que defiende la igualdad frente a la derecha y sus políticas «contra los pobres», cuyo «adversario es la igualdad» y que ha hecho de estos tiempos la «apoteosis de la desigualdad», perlas todas ellas que por ejemplo están evitando que las vacunas contra el virus del COVID sean gestionados por sectores empresariales o privados, condenándonos a una lenta muerte y una falsa igualdad que acaso terminara destruyéndonos.

 

© Café Viena

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