La columna del Director

LA DISOLUCIÓN DEL SODALICIO Y EL OLOR DEL DINERO

Por: Luciano Revoredo

Ante lo que sería la inminente disolución del Sodalicio, conviene mencionar algunos hechos que han venido sucediendo paralelamente.

Hace unos días se hizo público que un grupo de personas que se autoperciben víctimas del Sodalicio de Vida Cristiana, o de alguna de las ramas de dicha familia espiritual, se han organizado bajo la Asociación por la Verdad, Justicia y Reparaciones Dignas, una institución que tendría como objetivo brindar apoyo, acompañamiento y asistencia a todas las personas afectadas por las acciones y omisiones de instituciones vinculadas al Sodalicio. El comunicado que dirigieron a la opinión pública explica que su misión tiene tres ejes de trabajo. Uno de ellos es darle publicidad a los temas que tratan. El segundo, es asesorar a las víctimas en los asuntos legales pertinentes. El tercero es trabajar para que “se inicie una reparación justa y digna de los derechos vulnerados de las víctimas (…) propiciando el financiamiento de las acciones necesarias para tal fin”. Este comunicado fue firmado por más de 26 personas.

Llama la atención —para los pocos interesados que a estas alturas siguen el caso Sodalicio— que se cree esta asociación justo cuando últimamente se sienten sonidos de monedas. Y no es una especulación. De hecho, el siempre activo y locuaz (desde Alemania), Martín Scheuch, exsodálite que desde hace varios años no pierde oportunidad de escribir sobre el tema, el 8 de enero de este año publicó un artículo titulado “Sodalicio: Historia de una reparación tardía” en el portal Sudaca, en el cual confirma que le han pagado algún dinero importante. Muchos podrían pensar: si a Scheuch le han pagado, eso quiere decir que a muchos otros deben haberles dado también algún pago. Sobre todo, cuando, me cuentan por ahí, en los últimos meses ha habido un notable flujo de nuevas denuncias contra miembros del Sodalicio y sus instituciones cercanas, coincidiendo con el flujo monetario.

¿Tiene algo de malo que se indemnice a quienes han sufrido algún daño? Personalmente creo que no. Si para reestablecer la justicia dañada hay necesidad de reparar, y esta reparación incluye dinero luego de un proceso bien llevado, enhorabuena. Lo curioso son los tiempos. Y, además, que se haya creado una asociación nueva cuando ya existe una que es liderada por una persona que se declara víctima del Sodalicio desde hace casi tres décadas y a quien varios involucrados en el tema se refieren como el primer denunciante de abusos cometidos por la citada organización religiosa. Se trata de José Enrique Escardó Steck.

Mi parecer sobre Escardó no es el mejor y sé que tampoco él me tiene en buena estima. Pero eso no tiene nada que ver con el análisis que se puede hacer de un fenómeno tomando un poco de distancia como en este caso.

Escardó, desde hace algunos meses, viene difundiendo en sus redes sociales que lidera la Red de Sobrevivientes Perú, una organización que tiene sus versiones en distintos países y que, por lo que se puede ver en sus publicaciones, busca hacer coordinaciones entre todas para buscar justicia para las “víctimas de abuso en instituciones”. Inclusive, Escardó ha compartido que este año 2025 tendrá algunos viajes a otros países de la región para promover esta causa. También se pueden ver distintas publicaciones en las que Escardó busca apoyo económico y donaciones para mantener esta organización que, sin ser experto en el tema, tendría fines muy semejantes con los que promueve la recién creada Asociación por la Verdad, Justicia y Reparaciones Dignas.

Con un mínimo de sentido común, uno puede preguntarse: ¿Por qué fundan una nueva asociación para canalizar denuncias, orientar y buscar reparaciones económicas que tendría que hacer el Sodalicio si es que pueden usar la plataforma ya creada de José Enrique Escardó? ¿No sería lo más lógico, y de esa forma le darían, además, el lugar que —en su misma narrativa— le corresponde como primer denunciante del Sodalicio?

Recuerdo, por analogía, cuando Escardó constantemente publicaba en sus redes sociales que buscaba trabajo. Por lo que tengo entendido, es comunicador. Y esos mismos que defienden víctimas y buscan ayudarlas, ¿hicieron algo por Escardó teniendo acceso a medios importantes como el ABC de España, La República, IDL Reporteros? También viene a mi memoria la reciente foto de un grupo de periodistas —algunos autodeclarados sobrevivientes del Sodalicio— con el Papa Francisco en la que brilla por su ausencia, precisamente, el primer denunciante del Sodalicio. ¿Es un patrón excluirlo?

Esta es una opinión muy personal, pero, por lo que se ve, parecería que algunos empujan una causa unidos hasta que se habla de dinero o de copar protagonismo. Entonces las alianzas se desdibujan un poco y, como en la historia del rey Salomón y las dos mujeres, prefieren cortar el bebé en dos antes que mantenerlo junto por ese bien que dicen perseguir.

2 Comentarios

  1. Te doy toda la razón, Luciano!! el fin último o primigenio de esta chilla mediática de la prensa caviar es el VIL METAL., como lo demuestra la obsesión de la dupla Cactus de Mala y su compinche la FUGAZ en exigir “reparaciones” al SVC… cuando desde el 2016, este movimiento ya había implementado una Oficina de atención a las presuntas víctimas y otorgado reparaciones de todo calibre. Qué parte de la #torta les tocará a ese par de aprovechadores del dolor ajeno? Hellou.

  2. Habrá que ver el patrimonio a liquidar y quienes van a integrar la junta liquidadora. Ahí debe ser donde se cocine todo lo concerniente, ahora si han sido prudentes, no hay nada a nombre del sodalicio y si algunas fundaciones y patronatos y de ser el caso alguna empresa inmobiliaria, de manera que los buitres de siempre no puedan tocar nada y todo aquello siga cumpliendo su función original

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