Por: Luciano Revoredo
Al parecer los fracasos de los gobiernos de la izquierda corrupta e incapaz en el continente, habrían despertado una ola imparable de reacciones conservadoras y liberales de derecha. Muchos ven con entusiasmo un giro o un movimiento pendular que pondría en jaque los desvaríos totalitarios del Foro de Sao Paulo y significaría el surgimiento de una nueva derecha.
Esta ola de la nueva derecha es ya evidente en Europa. Finlandia, Italia, Hungría, España, Alemania, son ejemplos alentadores en este sentido. Estamos ante el surgimiento de la creciente nueva derecha conservadora en el mundo, a la que Iberoamérica, desde su condición periférica otra vez llegará tarde, pero llegará.
En lo que debemos estar claros es que la definición de este momento de incertidumbre se va a dar en el terreno de la batalla cultural. La vieja dicotomía entre izquierdas y derechas hace tiempo que ha abandonado el eje económico como determinante en la divisoria de sus tendencias. Luego del colapso del comunismo, ha surgido el neo marxismo, el cual ha desplazado la lucha del ámbito económico al terreno de la cultura y la sociedad. A lo antropológico.
Aceptada esta premisa, ¿Qué es entonces lo que distingue hoy una posición de la otra? Muy simple, la derecha cree en verdades inmutables y valores no negociables, mientras la izquierda es relativista y su lucha por el igualitarismo pasa por la destrucción del orden tradicional. Es decir, implantar el relativismo y desterrar toda certeza.
Este relativismo es negar toda certeza, es cierto. Pero también implica la posibilidad de justificarlo todo, hasta el terror y la tiranía más abyecta. Basta ver como a nuestros más preclaros defensores de los derechos humanos y bien pensantes progres, se les acaba todo sentido crítico cuando se trata de justificar los crímenes de sátrapas y delincuentes como Castro y Allende o tiranuelos impresentables como Maduro.
El aspecto más dramático de este escenario está en aquellos que, por creer en el libre mercado, piensan mantener una posición derechista, mientras sin saberlo enarbolan las banderas del neo marxismo, es decir: feminismo, animalismo, aborto, ideología de género, etc. Son cierto sector del liberalismo que se define como los liberprogres. Esta falsa derecha termina siendo funcional al progresismo.
El siglo XX estuvo signado por la lucha contra todas las formas del totalitarismo. En esta lucha conservadores y liberales fueron aliados. Después de la Segunda Guerra Mundial y durante la llamada Guerra Fría esta alianza se consolidó. Las viejas diferencias entre liberales y conservadores se pusieron entre paréntesis y se dejaron ahí suspendidas.
Sin embargo, en los últimos tiempos ha surgido una corriente de pensamiento en la nueva derecha cuyos principales teóricos denominan como el posliberalismo. Esta derecha conservadora posliberal sostiene que se está perdiendo la batalla cultural frente al progresismo por la debilidad de cierto sector del liberalismo que cede a los dictados de lo políticamente correcto mientras se respete el mercado.
Esto resulta muy grave ya que como decíamos líneas arriba, el eje de la batalla política ha girado y ya no está centrado en el ejercicio de las libertades y en el tema económico, sino que se ha desplazado al terreno cultural, a la concepción misma del hombre.
Resuelto este impase y liberada la derecha de esa suerte de síndrome de Estocolmo que aqueja a los liberprogres, vendrán tiempos de la nueva derecha.