Cultura

ENTREVISTA A PATRICIO LONS

Por: Rodrigo Saldarriaga

Para el periodista argentino, los hispanoamericanos de a pie desean recuperar su libertad, dignidad y tradiciones arrebatadas por los políticos, y para lograr esa “vuelta a la normalidad”, debemos retornar a la verdad histórica que la propaganda republicana esconde desde hace dos siglos. “A mayor deseo de libertad, mayor posibilidad de retornar a nuestras fuentes civilizatorias hispánicas”, dice.

 

Patricio Lons es periodista, profesor y articulista argentino. A través de su canal en YouTube, Historia con Patricio Lons, ha conseguido llamar la atención de una gran cantidad de seguidores de habla hispana en ambas costas del Atlántico, ansiosas por conocer un poco más de esa historia apócrifa, descartada de los libros oficiales de las repúblicas americanas.

El descontento, la curiosidad, y sobre todo el espíritu inconforme de una generación que ya no se siente identificada con el canon republicano liberal, ha hecho que espacios como Historia con Patricio Lons se conviertan en “trincheras” del pensamiento alternativo. Y esto ha derivado a la realización de otros proyectos más ambiciosos como Comunidad Hispanista, un foro que por ahora (y mientras dure la cuarentena por el nuevo coronavirus) se sustenta a través de su portal web y redes sociales, pero que muy pronto podría dar el salto a los auditorios, librerías y pasacalles.

 Historia con Patricio Lons en YouTube tiene cerca de 40 mil suscriptores y sigue ganando adeptos día a día a pesar de ir en contra de la narrativa oficial. ¿Cree usted que la crisis política, social y cultural que ahoga a Hispanoamérica y a la Península, ha sido el combustible para hacer andar el revisionismo histórico?

Por supuesto. El fracaso de las repúblicas hispanoamericanas a través de dos siglos y el agotamiento del modelo español nacido en 1978, pusieron blanco sobre negro cual es la realidad histórica, el contraste entre aquella grandeza perdida y esta actualidad de continuas desilusiones y carencia de horizontes.

¿Qué lo motivó a emprender este proyecto? ¿Desde hace cuánto tiempo lo viene haciendo?

Mi familia tiene mucha historia con raíces en el siglo XI en plena Edad Media, y en América estoy emparentado en forma directa o indirecta con varios personajes de nuestra historia, por lo tanto, la historia no me es algo ajeno. Pero mi primera inquietud fue en cuarto grado, cuando con nueve años de edad, me enseñaban la gesta del descubrimiento de América en 1492, el trabajo de nuestros virreyes y las gloriosas victorias contra los ingleses cuando nos invadieron Buenos Aires en 1806. Nuestro líder militar era el virrey Santiago de Liniers que los había derrotado Dos Veces. Para mí, Liniers era como Batman. Hasta ahí España era lo máximo y los ingleses eran los malvados. Pero en la segunda parte del año cambiaba todo y los españoles eran muy malos y los ingleses buenísimos. ¡Hasta nos trajeron a San Martín en la fragata británica Canning! En medio del relato me enseñaban que San Martín formó la logia Lautaro. Cuando pregunté el motivo de porqué se cambiaba todo, me dijeron que me sentara y que no hiciera preguntas “raras”. Ahí fue cuando empecé a abrevar en tradiciones orales. Ya más grande, cuando tuve capacidad de hacer análisis geopolítico, histórico, religioso, militar y económico, logré la formación que me permitió consultar documentos, libros poco conocidos y hablar con numerosos historiadores y actores de la historia. Luego, el ver la realidad me completó el panorama.

Pero lo que fue un estallido en mi conciencia fue la Guerra de Malvinas de 1982, momento en que varias naciones hispánicas quisieron ayudarnos. Perú envió un escuadrón completo de cazas Mirage, otros países ofrecieron armas y cuerpos militares que no pudieron llegar a tiempo por falta de decisión política argentina. Así fue que no pudimos contar con los cuerpos profesionales que ofrecieron Venezuela, Guatemala, Cuba, República Dominicana o Nicaragua. Tampoco pudimos contar con los 20.000 voluntarios que se ofrecieron en Bolivia, Paraguay, Perú y otros. Hasta en España se ofrecieron miles de españoles, civiles y militares, para venir a pelear. Incluso murieron dos marinos mercantes españoles que vivían en Argentina. Esa actitud de fraternidad hispánica me corrió el velo.

 Desde que arrancaron las celebraciones por el Bicentenario en América Latina ha tomado fuerza el “movimiento hispanista” como alternativa de estudio y reflexión a lo que significaron las llamadas guerras de independencia. No obstante, tras diez años de publicaciones y debates académicos, el movimiento ha derivado en tribuna política y activismo. ¿Qué ha provocado este giro y qué potencial tiene frente a otras ideologías?

Creo que hay un despertar de una conciencia común entre 600 millones de hispanohablantes, que llevamos distintos gentilicios nacionales pero un denominador común que es nuestro origen como proyección de la civilización española. Por eso vemos que en muchas manifestaciones donde se reclama contra los abusos del poder político, mucha gente sale con sus banderas nacionales y también con el Aspa de Borgoña que es la bandera común de todos nuestros pueblos. Eso fue notorio en Perú, Chile y Argentina. Incluso hoy, a doscientos años de habernos separado, esa bandera oficial en cuerpos militares argentinos y en diversos lugares de América como en Bolivia y Chile. Creo que falta llegar a los políticos para que vean el potencial de una comunidad hispánica de naciones, algo parecido a la Commonwealth británica y llegar al mundo de la educación y de los grandes medios para que se analice este objetivo político. Eso depende de cada persona que tome conciencia y empiece a divulgar material en esos sectores. Tal vez sería bueno que aparezcan líderes patriotas con estas motivaciones de grandeza común.

No es impensable, pues nuestros políticos de hoy se han vuelto absolutistas y la gente desea recuperar su libertad, dignidad y tradición, y para lograr esa vuelta a la normalidad debemos retornar a la verdad histórica que nos escondieron hace dos siglos. Por eso, a mayor deseo de libertad, mayor posibilidad de retornar a nuestras fuentes civilizatorias hispánicas. Nos convertiríamos en un poderoso país bioceánico y bicontinental de 150 millones de habitantes. En su momento, cuando gobernaban Chile y Argentina Ibáñez del Campo y Juan Domingo Perón respectivamente, declararon la soberanía compartida de los sectores antárticos que se superponían. Si Chile y Argentina pudieron reunificarse en un sector, ¿por qué no pensar en una reunificación mayor que nos otorgue una posibilidad de ser fuertes ante las grandes potencias hegemónicas?

¿Qué es la Comunidad Hispanista y cuál es su objetivo?

La Comunidad Hispanista, cuyo portal es comunidadhispanista.com, es el deseo convertido en acto de ser una vitrina de pensadores hispanistas.

En un artículo suyo, “La peruanidad de los argentinos”, usted celebra la hermandad entre ambas naciones que se remonta al tiempo del Virreinato del Perú, pasando por las reformas borbónicas, la Independencia y la Guerra de las Malvinas. ¿Es cierto que somos un país dividido artificialmente desde la batalla de Ayacucho?

Por supuesto. Toda la América de habla española es un solo país dividido artificialmente en veinte. Es más, creo que nuestra causa indeclinable por las islas Malvinas podría ser causa común de todos los estados que alguna vez formamos el Virreinato del Perú y convertirla en motivo de reunificación. Nos falta sumar mucha gente todavía, pero en ello estamos.

¿A qué llama usted el legado hispánico en América? ¿Se mantiene con vida o es un ideal ya extinto?

Es nuestra cultura común en América, nuestra lengua franca y religión fundacional. Ese legado se mantiene vivo cada vez que hablamos. Nos falta que cada uno de nosotros redescubramos a los grandes escritores de nuestra lengua, tanto a americanos como a los del Siglo de Oro español y a aquellas plumas medievales.

Para muchos latinoamericanos, hacer loas a España y rescatar la historia y costumbres de los tiempos en que América y la Península estaban unidas es casi un acto de traición a la patria. ¿Cómo vencer este prejuicio?

Que analicen a quienes les conviene que creamos eso. La mejor forma de entender eso es analizando la historia de nuestra moneda común, el Real de a 8, ahí descubrimos el latrocinio sufrido a partir de las secesiones americanas.

Además, nadie pretende volver atrás en la historia. Los imperios nunca retornan. Lo que creo que es muy necesario para nuestra supervivencia es la creación de una Comunidad Hispánica de Naciones y la reunificación de algunas de ellas, en la cual también puede participar España con el enorme aporte que puede hacer como país desarrollado. Y quien dice si en el futuro pueden participar de alguna manera los estados del sur de los EEUU., como puente de entendimiento entre el mundo español-americano y el estadounidense para una mejor concordia y alianza ante peligros comunes.

Recientemente, participó en un programa radial con el historiador hispanista quiteño Francisco Núñez del Arco Proaño en el que discutieron sobre la actualidad del continente. Con la pandemia del Covid19, que ha deslegitimado a los organismos globalistas y evidenciado la impotencia de los Gobiernos nacionales a tomar decisiones rápidas y óptimas, ¿cabe la posibilidad de un proyecto de unidad entre los países hispanoamericanos para enfrentar la crisis sanitaria y dar solución a las consecuencias económicas y sociales que esta ha provocado?

La Comunidad Hispánica de Naciones debería definir políticas comunes en materia de política exterior, educación, defensa y salud basándose en nuestra tradición común basada en lengua y fe.  Los cascos blancos sanitarios fue una creación argentina para ayudar a la ONU. Podríamos tener un cuerpo para emergencias y catástrofes que se active en circunstancias como esta pandemia. Ya tenemos la bandera común, ahora falta la voluntad común de hacerlo. Debemos gritar a una voz: “¡Pueblos hispanos, a los hechos!”.

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