Política

ENTRE REYEZUELOS, NIÑOS Y LAMESUELAS

Por: Juan Carlos Suttor
Es frustrante ver lo que viene sucediendo en nuestro país y que las personas decentes, que no votamos por Pedro Castillo, no podamos hacer prácticamente nada, ante tanta inmoralidad, amoralidad y corrupción, simplemente porque respetamos nuestra Constitución y por supuesto, los procedimientos que las leyes indican.
En el día a día, desde que fue proclamado por el Jurado Nacional de Elecciones, en medio de un gran fraude, el profesor Pedro Castillo, con la gracia del presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), el comunista Jorge Luis Salas Arenas, del inepto jefe de la ONPE, Piero Corvetto, de los cojudignos y de los antifujimoristas, es que se ha gestado toda esta tragedia.
Constitucionalmente, este tendría que ser un gobierno de cinco años o 60 meses, y ya pasaron los primeros 12 meses sin que se haya podido demostrar ningún resultado, ni siquiera en lo referido a la vacunación contra el COVID-19.
En estos primeros 12 meses lo que sí hemos visto, por primera vez en nuestra historia republicana, es a un presidente con seis investigaciones fiscales, a un presidente que ha despachado ilegalmente en una casa en el Jr. Sarratea, en Breña —de lo cual no ha aclarado nada— o que se toma fotos con delincuentes como el recientemente detenido Fritz Moreno, cabecilla de una banda criminal que roba autos.
Hemos visto a un presidente que sigue fungiendo de candidato, que ha ofrecido parte de nuestro territorio a Bolivia, que prefiere hablar en plazas de provincia a sus portátiles antes que gobernar y enfrentar a la prensa; que ante su incapacidad y desesperación. congrega en Palacio de Gobierno, a organizaciones fantasmas y proscritas para promover la violencia y a las que, además, les regala comida pagada con nuestros impuestos.
El reyezuelo, un pobre acomplejado, —las cosas claras siempre—, se hace rodear de lamesuelas y lameculos como son el primer ministro Aníbal Torres y los ministros Félix Chero, Alejandro Salas, Roberto Chávez, el reciente canciller Miguel Ángel Rodriguez Mackay o el reciente renunciante y repudiado por la Marina de Guerra del Perú, José Luis Gavidia. Y en su miserable complejo de inferioridad camina rodeado de un contingente de seguridad, cual guardia pretoriana, nunca visto y hasta se hace amarrar los pasadores de los zapatos por policías que se dejan humillar. En su victimización, aduce que porque viene del campo es atacado por los poderosos (los empresarios, parte del Congreso y la prensa libre). Pobre diablo.
El Congreso, por su parte, deja mucho que desear: Mucha inexperiencia, demasiados corruptos y sí, un grupo importante de personas decentes, pero que no llegan a los 87 votos necesarios para vacar al incapaz moral de Castillo.
No llama la atención cuando vemos que el Congreso —que nunca será popular en las encuestas— tenga un nivel de aprobación menor al del presidente. Y eso es lo que pasa cuando vemos cada vez más “niños”, que especialmente provienen de Acción Popular (AP) y Alianza para el Progreso (APP), comprados por el Ejecutivo a cambio de dinero o dádivas, con repartijas desvergonzadas. O cuando se permite que, investigados por la justicia, como es el caso de esa porquería de José Luna Gálvez, termine presidiendo la Comisión de Presupuesto.
Hace unos días se hizo un gran escándalo porque la señora María del Carmen Alva, ante una evidente provocación, “jaloneó” a una congresista —ni siquiera vale la pena mencionar su nombre—. Buena es la prensa caviar y corrupta para promover este tipo de incidentes menores, pero se queda muda ante el hecho de que hay un congresista violador que sigue paseando por el Congreso como Pedro por su casa y otro congresista, que era miembro de la Junta Directiva del Congreso, que hoy se encuentra prófugo de la justicia. Así funciona nuestro corrupto sistema.
Está claro que, si queremos dar la vuelta a esta situación, que cada día nos acerca más a una guerra civil, necesitamos un cambio profundo y una reforma de nuestros sistemas y organismos. Ojo, no de Constitución, por cierto, sino en los valores, principios y ética de las personas, en todos los niveles. Un Poder Ejecutivo que desde el gobierno de Alejandro Toledo nos hunde cada día más y peor, como es actualmente, un Poder Legislativo podrido (con honrosas excepciones), un Poder Judicial que da vergüenza, incluyendo a la corrupta Policía Nacional. Casos como los de Odebrecht, el Club de la Construcción y hoy, las empresas chinas que ganan todas las licitaciones y que señalan al sector empresarial, sin dejar de mencionar a una gran parte de la prensa, mercachifle, que se vendió por un mísero plato de lentejas. Todo esto tiene que cambiar.

¡Que Dios nos ayude!

1 comentario

  1. Por favor, deje de incluir al sujeto en la categoría magisterial, el pobre tipo no podría pasar el examen de ascenso sin “chuleta”, sin que antes le pasen las respuestas. Ya basta, seguir incluyéndolo como lo hacen los caviares fernandini y cisneros es parte del problema. Lo otro, que ya he puesto en varios comentarios en este sitio web, gym y odebrecht están conteniendo a sus pomerania hasta después de las municipales, luego los dejarán, sueltos, y tendremos la reedición de noviembre 2020, con pulpines en la calle, y “castillo no me representa” y cobertura a todas horas del “derecho ciudadano” a la protesta, luego sorprendente fuga de castillo, inhabilitación de boluarte, camones presidente interina, convocatoria a elecciones generales, (que-se-vayan-t-o-d-o-s) y en abril “elegiremos” a #VeronikaconVdeVenezuela, luego del blanqueamiento de salas arenas.

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