La columna del Director

EL SUEÑO DE SAGASTI

Por: Luciano Revoredo

La población esperaba ansiosa la llegada de la 150 mil dosis de vacuna. En el Callao celebraban con juegos cortesanos, fuegos de artificio y música.

Cerca al puerto compañías de lanceros y arcabuceros, flanqueaban a S.E. Francisco Sagasti, que lujosamente vestido, trotó en brioso corcel para esperar a la ansiada nao, entre los aplausos de un populacho enfervorecido por los bandos que se leían a diario anunciando la llegada de la vacuna.

Temprano había llegado hasta los límites de la ciudad Don Francisco, con los arcabuceros en la vanguardia y los lanceros en la retaguardia. Unos pasos detrás venían algunos miembros de la corte entre los que sin duda destacaba Don Alberto de Belaunde vestido con cota y manto con franjas de armiño y tejido de oro, con incrustaciones de perlas. Don Alberto regalaba sonrisas a diestra y siniestra y en momentos de entusiasmo se desprendía de sus joyas, regalándolas a los juglares llegados desde Cañete y del Cusco, los que elevaban cántigas y letrillas en el viejo dialecto quechua de sus ancestros.

Muy de mañana al salir de Palacio Don Francisco y su corte había sido despedido y acompañado por varias calles por los alabarderos, alabardas en mano y vestidos con lujosos uniformes morados, y por la infantería, al mando del capitán José Elice.

Don Gino Costa, elegido para pronunciar el discurso oficial de despedida y celebración por la llegada de las ansiadas vacunas hizo un encendido y poético discurso exaltando las virtudes de Don Francisco.

Acto seguido Don Francisco Sagasti montó en su caballo lujosamente enjaezado, en el que avanzó confundiéndose con el bajo pueblo por unas cuadras antes de tomar su carruaje.

Al llegar al Callao lo esperaba un pabellón que el Gobierno Regional había construido para su llegada. Era una primorosa estructura cerrada por los cuatro costados con tapicerías y colgaduras lujosas, De Belaunde no pudo menos que sollozar de emoción al ver tanta fineza.

Finalmente, las trompetas anunciaron la llegada de la nave con las vacunas, hubo gran alboroto en la corte, una doncella de curioso apellido italiano sufrió un desmayo, luego fue identificada como Pilar Mazzetti.

Una vez descargadas las petacas que contenían el fármaco llegado desde lejanas tierras del oriente   Don Francisco Sagasti volvió a montar y, debajo del palio, comenzó su lenta marcha por las calles principales hacia Palacio. Las riendas del caballo eran llevadas por una joven promesa del periodismo, mientras que otros seis conocidos como los Seis de la Mermelada sujetaban las varas del palio.

La llegada a Lima con las vacunas rememoraba la de los emperadores romanos victoriosos, incluso no faltó quien también la comparó con un victorioso Radamés en la monumental ópera Aída.

La larga procesión que acompañaba Sagasti por las calles de Lima incluía a los distintos grupos que conformaban la comunidad política morada y era observada y vitoreada por todo tipo de gente parada a lo largo de su recorrido hacia el corazón de la ciudad.

Las principales calles del centro habían sido adoquinadas en plata de 9 décimos traída desde Potosí, a lo lejos se oían los fuegos de artificio y en el viejo hospital de San Andrés ya había una cola de ciento cincuenta mil afortunados que serían vacunados.

En el vetusto Barrio Chino se obsequiaban las viandas, el pato laqueado y los camarones reventados se servían en las calles, celebrando el triunfo de la ciencia médica china.

En la entrada a la Plaza mayor por la calle de Mantas, la juventud morada había levantado un arco efímero, de cañas y hojas de Cannabis. Tras una celosía Daniel Olivares no perdía de vista este ingenio de las sufridas bases del partido.

Finalmente, Don Francisco llegó a Palacio y las vacunas siguieron su desplazamiento al Hospital de San Andrés, de Palacio Barrios Altos la preciada carga era acompañada por Doña Violeta Bermúdez, seguida por el capitán de arcabuceros a caballo con su compañía detrás y 24 pajes con arcabuces, de dos en dos y ataviados con uniformes morados.

Don Francisco cansado de tanto movimiento y agobiado por el buen éxito que tuvo en iniciar la vacunación del 0.04% de la población, se dejó caer en mullido lecho. La caída lejos de arrullarlo lo despertó, descubriendo que todo había sido un hermoso sueño.

3 Comentarios

  1. Vaya, veo que no solo yo pienso en el “Show de las vacunas” como en noviembre los mass-mierda, han atosigado a la masa de seguidores de eeg, con la “heroicidad” (¿?) de haber traído a tontas y locas una cantidad de vacunas para apuntalar a Mazetti, antes de su caída, la principal responsable junto al ladronzuelo que ocupaba palacio en octubre de que se pague muchos millones en vacunas que siguen en fase3, además de haber gastado varios millones extras en refrigeradoras. ¿Hasta cuándo Perú seguirás dormido? #pararesquebrar

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