La columna del Director

EL PRINCIPITO EN EL PLANETA DEL PROGRE

Por: Luciano Revoredo

El Principito, el clásico personaje de Saint-Exupéry visita siete planetas, el del rey, el del vanidoso, el del bebedor, el del hombre de negocios, el del farolero, el del geógrafo y finalmente llega a la Tierra. En cada parada aprende algo que lo llena de sabiduría. Nos vamos a permitir imaginar su llegada a un octavo planeta…

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Llegó entonces el Principito a un pequeño planeta habitado por un progre. Un extraño olor como a hierba recién quemada llamó su atención. Había una decoración colorida, un arco de colores sobre el sofá en que reposaba un personaje de apariencia relajada.

-¡Hola amigue…! – Dijo el hombre del sofá sin moverse de su lugar.

-¿Por qué dices amigue? – Preguntó el Principito sorprendido

-Bienvenido al asteroide Orgullo – respondió el Progre

-¿Por qué dices amigue? – Insistió el Principito que nunca renunciaba a una pregunta

-Digo amigue para ser inclusive, porque no conozco tu género…

El Principito cada vez más confundido y levantando un poco la voz dijo “¿No es acaso evidente que soy un niño?…”

-Es una Posibilidad – respondió el Progre – Pero ya irás construyendo tu propio género… niño o niña o niñe, o todos, no lo sé…

El Principito no entendía nada y el progre siguió hablando…

-Te doy la bienvenida, has llegado en el día del orgullo, por eso estoy muy cansade, porque he marchado todo el día para generar conciencia y respeto…

El Principito se sintió asombrado, ya que el Progre era el único habitante del planeta … y ya no quería escucharlo más, pero el Progre siguió:

-Tienes que entender amigue, amor es amor, no importa a quien ames. Parece que tú vienes del planeta del heteropatriarcado, pero aquí vas a aprender. Escucha bien, un hombre puede amar a un hombre, una mujer a una mujer, tú puedes ser un hombre o una mujer, lo que sientas, lo que quieras o percibas, ¿Naciste con un pene? Eso es secundario amigue, hay mujeres con pene. Escucha bien pequeñe Principite, hay diversas formas de familia, con dos mamás, con dos papás, con solo una mamá o un papá, con varios papás, sin hijes, o con un perrijo o un gatijo. ¿Entiendes? Todo es familia.

El Principito estaba asustado y tratando de cambiar de tema le contó al Progre que en su planeta tenía una rosa. Que era única. “Es mi flor- le dijo -soy responsable de ella. ¡Y es tan débil! ¡Y es tan ingenua! Tiene cuatro espinas insignificantes para protegerse contra el mundo…”.

¡Parece que estás enamorado de ella! – lo interrumpió el Progre- ¡Ya lo sé, eres un ecosexual!… Al fin sabemos tu género…

-No sé de qué hablas, pero no me gusta – dijo el Principito – Yo solo soy un niño y cuido mi flor, limpio un pequeño volcán y veo puestas de sol, tú me estás confundiendo…

-¡Estás llenos de prejuicios de clase! Eres machista y patriarcal, sin duda te has creído ese cuento de tu origen noble, ¡Claro… el niñite es un Príncipe! Jajajajajaja – soltó una vulgar carcajada el Progre

El Principito se cubrió el rostro con las manos y lloró amargamente. Deseó no haber llegado nunca a este planeta. Se marchó luego muy rápido sin despedirse.

 

 

1 comentario

  1. Una buena alegoría, el progre representa a todos los progres como el bebedor a todos los bebedores y el vanidoso a todos los vanidosos. Y me parece genial como el señor Revoredo la acopla a la narración original.
    Lo que es indudable es que ni el bebedor, ni el vanidoso, ni los demás causan un trauma tan grande al Principito como lo causa el progre. Al progre le importa un comino dañar la inocencia de un niño, más bien se empeña en corromperlo.

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