Política

EL PODER DE LA MAFIA Y SU PRENSA MERMELERA

Por: Dante Bobadilla

Empecemos por el principio. Hace una década que todo está corrupto en el Perú. Exactamente desde la llegada de la mafia brasileña -enviada directamente por Lula y el Foro de Sao Paulo- para apoyar la campaña presidencial de Ollanta Humala. Pusieron al frente al todopoderoso estratega Luis Favre y los millones de dólares de Odebrecht y otras empresas mafiosas empezaron a fluir en diversas direcciones, especialmente hacía la gran prensa. Eso no ha cambiado nada hasta hoy.

En el gobierno de Ollanta Humala esta mafia se consolidó en el Perú. Es la mayor organización criminal jamás vista copando el poder. Se conforma por oenegés y medios de prensa, con fiscales, jueces, abogados y periodistas en planilla, contratados para defender los intereses de la mafia. Se la conoce como “mafia caviar”. Incluso PPK fue comprado por esta mafia y se convirtió de pronto en furibundo antifujimorista y aliado de la izquierda. De hecho, PPK ganó la presidencia gracias al fraude montado por la prensa en contra de Keiko Fujimori, acusándola de narcotraficante una semana antes de las elecciones. Y aunque PPK ganó, el problema era el Congreso.

Un Congreso controlado por el fujimorismo que se atrevió a vacar al presidente de la mafia era insostenible. Había que hacer algo. Vizcarra fue muy fácil de alinear porque tenía tremendo rabo de paja y los fiscales le respiraban en la nuca. La mafia le ofreció protección a cambio de cerrar el Congreso. El pretexto: la lucha contra la corrupción. Vizcarra siguió el show de los fiscales al servicio de Odebrecht. La prensa mermelera se dedicó a contar el cuento de que la corrupción era Fuerza Popular encarnada en Keiko Fujimori, y que el Congreso “fujiaprista” era obstruccionista y aliado de la corrupción. Ese cuento se repitió hasta el cansancio. Finalmente, la mafia se ocupó de eliminar a Fuerza Popular, a Keiko Fujimori y al Congreso. ¿O hay alguien que no vio esta película?

Esta misma prensa al servicio de la mafia apoyó y endiosó a los fiscales de Odebrecht, apoyó el acuerdo con la empresa mafiosa, justificó el pago de 542 millones a Odebrecht, transmitió en vivo el proceso de Keiko hasta su prisión, le dedicó 1,200 portadas difamatorias a Chávarry para sacarlo del puesto y recuperar la Fiscalía para la mafia. Esta misma prensa apoyó el golpe de Vizcarra y manipuló las encuestas a su favor hasta convertirlo en ídolo de masas, mientras recibía millones a cuenta de publicidad estatal. Esta es la prensa corrupta que se encarga de manipular conciencias.

Por supuesto que los tontos que abundan en este país se tragaron completito los cuentos de la prensa, y aplaudieron el show de los fiscales y de Vizcarra creyendo que estaban luchando contra los corruptos. Pobres tontos. El mayor logro de la mafia fue prostituir a la prensa y controlar el Estado con agentes contratados como asesores, o nombrados ministros o viceministros para luego pasar a ser ministros, y así seguir dando vueltas en el Estado en diferentes cargos. Esto ocurre con total descaro a vista y paciencia de todos. Y ahora se repite en el gobierno de Sagasti.

¿Por qué la izquierda movilizó a sus clásicos tontos útiles a las calles tras la vacancia de Vizcarra? Porque de pronto habían perdido todo el poder. Un fiscal y un par de medios independientes se dedicaron a ventilar las corruptelas de Vizcarra hasta que se oyó la palabra “vacancia”. De pronto salieron los opinólogos a sueldo para decir que Vizcarra no podía ser vacado, que debía terminar su período y ser investigado después, que no podíamos arriesgarnos a la inestabilidad, que estábamos en pandemia y mil pretextos más. Luego aparecieron las encuestas mostrando que el 70% apoyaba a su majestad Vizcarra y no querían vacancia. Nunca antes un corrupto a cargo de un gobierno fracasado había tenido tanto apoyo. La mafia y su prensa estaban aterrados.

Por desgracia para la caviarada, este Congreso que fue resultado del golpe de Vizcarra, tuvo el valor de vacar al coimero de Moquegua, así sin miedo. Fueron 105 congresistas de diversas bancadas los que vacaron al corrupto de Vizcarra amparados en la Constitución. El resto fue mero trámite. El presidente del Congreso, Manuel Merino, asumió la presidencia como manda la ley. Nunca hubo un golpe, como luego cacarearon en las calles. La vacancia por incapacidad moral es una figura que existe en la Constitución y se alcanzaron los votos reglamentarios. Así que a llorar al río. Pero a la mafia le interesa un pepino la ley y la Constitución. Solo ellos determinan lo que es y lo que no es un golpe. Así que salieron todos los progres y caviares a gritar que era un golpe.

Vizcarra tuvo que aceptar los hechos y salió a despedirse con todo su equipo de gobierno. Quienes no aceptaron la vacancia fueron los jefes de la mafia, las oenegés de izquierda que perdían sus consultorías y encuestas, los medios mermeleros que veían peligrar sus ingresos de dinero público, los típicos odiadores de izquierda que no aceptan a nadie que no sea de su casta, y que sufrieron una crisis nerviosa al ver a tantos miembros de la rancia derecha confesional con Merino en el poder. De inmediato presionaron el botón de alarma y convocaron a sus típicos tontos útiles a marchar a las calles. Los centros federados capturados por la izquierda, las oenegés pro terrucas, los sindicatos comunistas, los colectivos de toda clase salieron a las calles a rechazar el “golpe”.

El típico recurso de la “marcha pacífica” fue usado una vez más, sabiendo que se iban a sumar los vándalos, las barras bravas, los delincuentes y toda clase de lacra social. Provocaron a la policía y los atacaron con piedras y bombardas hasta conseguir el ansiado muerto. La prensa no tuvo reparos en alentar a los vándalos y defender las marchas. No informaban, sino que alentaban a los jóvenes a salir a protestar. La cobertura de las marchas en la televisión fue permanente y obscena. El relato era una “defensa de la democracia” y “rechazo al golpe”. De esta manera la mafia transformó su feroz batalla por la recaptura del poder en “gesta democrática”. Luego vino la huachafería de idealizar a los jóvenes con la etiqueta de “generación bicentenario”, como si fueran algo especial. Son los mismos tontos útiles que la izquierda saca a marchar en toda ocasión.

La huachafería caviar ha llegado a niveles más asquerosos que los de costumbre. Manipularon a jóvenes incautos y aprovecharon la muerte de dos vándalos para capturar el poder. Ahora los han convertido en héroes y piden espacio en el LUM. Más huachafos y cínicos no pueden ser. Están felices porque consiguieron sus gollerías, volvieron a ocupar cargos en el Estado y están de vuelta.  El primer mensaje de Sagasti fue para castigar a la policía y lanzarles besos a los jóvenes. Una vez más los jóvenes han sido usados como los tontos útiles de la izquierda y de la mafia caviar. Pero les han hecho creer que son los “defensores de la democracia”.

 

1 comentario

  1. La generación “plei”- nintendo, alucina con que son algo, muchos no son más que parte de la generación ni-ni. Es el problema de una generación “constructivista” incapaz de razonar y que a peor lee muy poco. Que solo sabe repetir consignas, que no percibe que ha sido engañada, y que mañana va a votar a la peligrosa #VeronikaconVdeVenezuela.

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