Por Luciano Revoredo.-
En la conferencia de prensa realizada el 25 del presente para presentar al nuevo Arzobispo de Lima, el p. Carlos Castillo, una periodista de Canal N le hizo una pregunta al Nuncio en el Perú, Mons. Nicola Girasoli, en relación a la querella que el obispo Eguren tiene abierta contra Pedro Salinas.
La intervención de Stefanie Medina, cubriendo para un medio por demás “amigo” de Salinas, poco o nada tuvo que ver con el motivo de la conferencia de prensa.
Luego de interrogar al p. Castillo sobre los feminicidios en el Perú, añadió: “Si se me permite una pregunta para el Nuncio. Si Usted podría confirmar onegar lo que dijo Pedro Salinas el día de hoy, que el Vaticano le ha dado su apoyo a raíz de la denuncia que ha sufrido por difamación por parte del Arzobispo de Piura, Mons. Eguren”.
El Cardenal Cipriani le dio la palabra al Nuncio allí presente quien afirmó: “Le contesto diciendo que la tradición larga, antigua, y la consuetudine (italiano para costumbre) de la Santa Sede es de no entrar nunca de manera oficial, repito de manera oficial, en temas que son estrictamente judiciales, para respeto de las partes y respeto también del procedimiento judicial en sí mismo. De manera oficial la Santa Sede nunca entra”.
Hay una clave fundamental en la respuesta del Nuncio: la palabra “respeto”. Si hay un proceso judicial en curso, lo mínimo que se puede pedir es respeto al debido proceso.
En ese sentido, da gusto constatar que el Nuncio tiene las cosas claras y defiende el valor de las instancias y los procesos. Y lo que disgusta es que se busque enturbiar el proceso con declaraciones ligeras como esa de que “el Vaticano le ha dado su apoyo” (a Salinas). Nos dimos el trabajo de verificar si es que efectivamente Pedro Salinas afirmó eso y no fue así.
En la entrevista a RPP a la que se refiere la periodista, Salinas dice que en el Vaticano están al tanto de su caso.
Se podría quizá pensar que quiso deslizar la idea de un apoyo vaticano, pero en todo caso, flaco favor le hace su colega Medina atribuyéndole esas declaraciones.
Lo que sí sorprende en la entrevista en RPP es la contumacia de Salinas para seguir alegando su “inocencia”, con afirmaciones que están en abierta contradicción con frases que él mismo ha pronunciado.
Por ejemplo, ahora dice que él nunca ha dicho que el obispo Eguren sea responsable del sistema de abusos en el Sodalicio de Vida Cristiana. Mentira abierta y total. Basta escuchar la entrevista que le hiciera Glatzer Tuesta, el 24 de enero de 2018, donde dice con todas sus letras que Eguren, junto a los otros miembros de la generación fundacional, creó con Figari el sistema de abusos de poder que llevó a abusos físicos, psicológicos y que, en algunos casos, llegaron al abuso sexual.
Lo mismo puede decirse de la acusación que le hace a Eguren de ser pieza clave en el tráfico de terrenos en Piura. Ante las preguntas de los periodistas de RPP, ahora trata de diluir sus afirmaciones cuando en la citada entrevista de 2018, afirma textualmente: “La Gran Cruz lo que hacía era invadir terrenos, hacerse de ellos, y luego a través de toda una mafia de papeleos y trámites le daba los papeles de propiedad a ellos y éstos se lo vendían a las empresas que tenía el Sodalicio en Piura. Básicamente las dos investigaciones, matices más matices menos, apuntan a los mismo y el hombre clave en esta operación era José Antonio Eguren Anselmi”.
Además, en su afán por desinformar, Salinas afirma que Mons. Eguren lo quiere meter tres años a la cárcel, imagina que al penal de Río Seco, cuando sabe muy bien que el obispo ha pedido que, aun si fuera encontrado culpable, se le suspenda la condena. En la misma línea, con suma ligereza se refiere a la reparación civil que, según él, Eguren “ya ha donado anticipadamente a una institución benéfica que no sé si es o no del Sodalicio”. Salinas sabe perfectamente que la reparación civil ha sido donada al Centro de reposo San Juan de Dios, que nada tiene que ver con el Sodalicio.
Tenemos, pues, varias muestras más de que Pedro Salinas va cambiando la historia de acuerdo a su conveniencia. Y es que con la querella en curso, Salinas ha decidido asumir el papel de víctima. Cuando, en este caso, está sentado en la silla de victimario. Él y Paola Ugaz han hecho una serie de afirmaciones de las que tienen que hacerse responsables, así como de sus consecuencias. Y les queda muy mal el papel de azuzadores o levantadores de suspicacias, como lo trataron de hacer por ejemplo en el programa de Mávila Huertas, unos días atrás, donde se toman la libertad de señalar que la jueza que lleva adelante el proceso judicial en Piura ya tendría una sentencia previa sobre el caso, poniendo así en tela de juicio su profesionalismo e idoneidad. En la misma línea, en RPP Salinas ha vuelto a repetir que “le sorprende” la celeridad con la que se lleva el caso, deslizando otra vez la idea de que hay algún tipo de arreglo previo.
Afirmaciones que desinforman, contradicciones consigo mismo, victimización. Estas actitudes poco tienen que ver con el “respeto” del que habló el Nuncio en la conferencia de prensa. A estas alturas uno ya no sabe si atribuirlos a una estrategia premeditada por Salinas o si son fruto de su incapacidad para ver la realidad y de su actuar por impulsos que lo llevan a querer adecuarla a su gusto y antojo.