Por: José Romero
Nada será igual luego de la pandemia del coronavirus. ¿Qué ha pasado en el mundo?
Una agenda aberrante promotora de un “nuevo orden mundial” es cómplice de un mundo donde las prioridades no han sido en favor de la humanidad sino orientadas a destruirla.
¿Cuánto se ha invertido en el mundo para prolongar “la juventud”, promover la fertilización antinatural u hormonizar a quienes se presumen mujeres u hombres contrariamente a lo que son? ¿Cuántas vidas se habrían salvado si lo invertido en esto se hubiera destinado a investigar sobre nuevos virus como éste que nos aqueja?
Ni qué decir lo que se gasta en programas para comprar retrovirales, condones y hormonas y no para combatir la anemia infantil, la tuberculosis o el dengue en el Perú.
El mundo tendrá que volver sus ojos a una vida con valores, a la fe a la solidaridad y combatir agendas que buscan por ejemplo legalizar el uso “recreativo” de drogas.
El mundo no puede seguir destinando ingentes cantidades en programas de armas y no para combatir el hambre. ¡Las prioridades deben ser otras ya!
La economía mundial será otra. El comercio internacional, el turismo y las inversiones habrán cambiado luego que se logre descubrir la cura del coronavirus pero la cura del alma tendrá que ser profunda. Una juventud y en general una humanidad que vuelva sus ojos a Dios y no a fetiches deleznables.
Es hora de un cambio. Lástima que para empezar con él haya tenido que enfermarse y morir tanta gente. Combatamos a esos intereses que buscan destruir a la humanidad.
Atentos que pronto vendrán “soluciones” que lo único que buscarán es controlar el flujo de personas, el control de la natalidad a través de programas antivida y de “salud” y finalmente un nuevo orden mundial que por supuesto incluye la destrucción de la Iglesia Católica y el plano económico. En esos “esfuerzos” confluyen el liberalismo, los socialistas, los enemigos de la Fe y otros.
