La columna del Director

EL CONGRESO DEBE ELEGIR A LOS MIEMBROS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ¡NO MÁS CAPRICHOS CAVIARES!

Por: Luciano Revoredo

El Tercer Juzgado Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima decidió ordenar al Parlamento que disponga la suspensión provisional de la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional.

La juez de la referida sala, Soledad Blácido Báez, aprobó el recurso de amparo presentado por el abogado Walter Ayala para impedir que el actual Congreso seleccione y nombre a los magistrados del TC, en lugar de que lo haga el Parlamento elegido en los comicios de abril pasado.

Sin embargo, el artículo 93 de la constitución de la República dice a la letra: “Los congresistas representan a la Nación. No están sujetos a mandato imperativo ni a interpelación. No son responsables ante autoridad ni órgano jurisdiccional por las opiniones y votos que emiten en el ejercicio de sus funciones.”

Está muy claro entonces que ningún juez provisional puede imponer sus decisiones prevaricadoras al Congreso de la República. Que quede claro que quien pretende imponer al Congreso una autoridad que no le corresponde, no es una jueza de carrera, sino una abogada que por un tiempo ocupa el cargo provisionalmente hasta que se designa a uno de carrera. Hoy se les llama supernumerarios, antes eran llamados provisionales.

Al margen de su provisionalidad, Soledad Blácido Báez comete una aberración jurídica al pretender, sin la autoridad del caso decir al congreso qué puede y qué no puede hacer.

Durante años los caviares han impuesto sus caprichos a través de este tipo de movidas. En su momento al amparo del corrupto lagarto Vizcarra avalaron un golpe de estado al cerrar el congreso sin ningún asidero legal ni constitucional. Luego vino el segundo golpe al tumbarse el gobierno legítimo de Merino, sólo porque no les gustó la idea que se conforme un gobierno de derecha, para tal fin incluso asesinaron a dos jóvenes para luego usar macabramente sus muertes. Tras esto el advenedizo admirador de terroristas Francisco Sagasti asumió la presidencia tras una serie de hechos vergonzosos que la historia ha de juzgar. Para poner al caviar Sagasti en Palacio el ahora vapuleado congreso si tenía legitimidad, pero para cumplir con renovar los cargos del Tribunal Constitucional no la tiene. Esa es la doble moral de la izquierda peruana.

¿Hubiera prosperado una acción de amparo para impedir que Sagasti sea elegido por el congreso? ¡Claro que no! Ahora que seis de los siete miembros del TC están con mandatos vencidos por supuesto que tampoco. Es de esperar que el congreso esté a la altura de las circunstancias.

 

 

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