Por: Luis Yunis
Existe en el Parlamento cientos de proyectos de ley solicitando declaraciones de emergencia por quítame esta paja, la mayoría con justa razón y otras absolutamente populistas. El fin de los congresistas de presentar bocetos de legislación “de necesidad pública e interés nacional” o de “declaratoria de emergencia” sobre determinada materia es definitivamente para llamar a gritos la competencia del Ejecutivo y recibir el aplauso de sus respectivos pueblos.
Bien sabemos que la emergencia es una situación que requiere urgente atención especial y solución inmediata, porque de no hacerlo el estado riesgoso se complica y puede llevar a la desgracia y al caos. La emergencia es absolutamente diferente de la urgencia, la cual ésta se presenta en forma inesperada, se atiende y se subsana el hecho presentado. Lamentablemente hemos atendido miles de urgencias policiales, pero la emergencia debe ser tratada con paciencia de cirujano, pero con rapidez de ingeniero.
Vicente Romero, a la sazón Ministro del Interior, ha referido públicamente y a los cuatro vientos, que: “No podemos declarar en emergencia todo Lima”. José Luis Gil, ExGEIN, ha manifestado abiertamente, que: “Se debe declarar en emergencia a todo Lima”, los alcaldes de Lima, han pedido: “Declarar en emergencia toda la ciudad por incremento de la delincuencia”, el Comandante General de la Policía Nacional del Perú, ha manifestado abiertamente: “Que se declare en emergencia su institución” y a la luz de la objetividad, el gobierno de doña Dina Boluarte no tiene ningún plan contra la criminalidad.
Entiendo perfectamente que el Congreso no alberga a los parlamentarios que anhelamos o que deseamos, pero es lo que tenemos actualmente, es la radiografía exacta del pensamiento, proceder y conducta popular, es el termómetro social de cómo se encuentra nuestra sociedad, así que aplaudiendo la democracia sigamos a regañadientes aceptando la representación popular y como tal, sugerirles que conversen con sus asesores de despacho, consejeros externos y secretarios técnicos, la necesidad de declarar en emergencia el Ministerio del Interior; razones para la exposición de motivos abundan y sobran. Realmente quien debería hacerlo es el propio Ejecutivo para bien del país.
Pero, no es para alarmarse o jalarse los pelos que el Parlamento se permita declarar en emergencia el Ministerio del Interior. No se trataría de injerencia política, ni tampoco afectar el principio de división de competencias o la autonomía de la separación de poderes; al contrario, ello permitiría que popularmente el ciudadano de a pie vea que su Congreso se preocupa por ellos frente a la ineficiencia del sector interior, y además, le facultaría al Ejecutivo suspender en el ejercicio de sus funciones al ministro, deshacerse “por fuerza mayor” de todos sus “brillantes” directores y funcionarios de primer nivel que se encuentran “aferrados” a sus cargos, designados de “manera extraña” por manos e intereses ajenos a la labor de tan noble ministerio.
De aprobarse en el Pleno la declaratoria de emergencia del Ministerio del Interior, el Premier debería conformar una Junta Transitoria de Oficiales Generales de la ADOGEN – PNP y Oficiales notables (Puedo sugerirle nombres y todos Ad Honorem) para reorganizar, reorientar y potenciar las especialidades de la Policía Nacional del Perú, canalizar su presupuesto en las necesidades y prioridades de la institución a nivel nacional, recomendar a los mejores hombres, previa evaluación de habilidades y capacidades por la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR) para los nombramientos respectivos en las diferentes direcciones, actualizar con las modificaciones pertinentes la Ley Orgánica de la PNP, modernizar la institución y fortalecer el Plan “Mariano Santos Mateo” con proyectos y metas al corto, mediano y largo plazo.
Es incuestionable que el Ejecutivo y el Parlamento han suscrito, literalmente, un convenio para quedarse hasta el 2026, por lo tanto, el uno protegerá al otro y viceversa, de tal manera que no se tocarán ni con el pétalo de una rosa, motivo por el cual, ni siquiera se les ha ocurrido convocarse para una “Agenda de Emergencia” para pretender darle solución a un tema que tiene en vilo a la colectividad, obviamente que no solucionarían nada, pero al menos es un gesto; por lo tanto, esperemos que haya uno o una congresista valiente que le ponga la cola al burro…en este caso, a la señora presidente.