Por: Pepe Ladd
Probablemente ningún compositor criollo haya escrito tanto sobre el amor en todas sus variaciones, como el multifacético Manuel Acosta Ojeda. En su extenso repertorio de canciones criollas (y sólo a ellas me refiero) nos cuenta sobre al amor a la madre (Madre), a los hijos (Celeste), a la naturaleza (En un Atardecer), al amor puro y sincero (Así te quiero yo), al amor líbido (Dulce Agonía), al amor a la justicia (Mi Navidad) y al amor eterno (Siempre).
Entre tantos bellos versos musicalizados, a veces por el mismo maestro, a veces por su compañero y amigo Carlos Hayre (q.e.p.d), resaltan a mis ojos dos obras tan bellas, como antagónicas; tan distintas y tan similares; cual extremos que convergen formando un círculo poético: Así te quiero yo y ¿Dónde estás Amor?
ASI TE QUIERO YO nos habla de un profundo amor, que no conoce de límites ni barreras, de concesiones ni de desconfianzas. Manuel Acosta Ojeda nos escribe sobre el amor, como necesidad vital y natural (“como quieren la aves al espacio, las estrellas el manto de la noche, las lluvias a los campos y las flores y las playas a las olas del mar”). Este es el amor, que no admite obstáculos ni nubes negras en su camino. Es la promesa de entrega total al ser amado. Como en su otra obra maestra, el vals Cariño, donde el autor promete a su amada que “allí no hay tristeza, ni miedo, ni envidia, ese lugar… soy yo”
¿DÓNDE ESTÁS AMOR? nos habla del otro extremo; de un amor desesperado, de un hombre (o mujer) que ha llegado a sus límites, de un corazón que se ha cansado de sufrir (“Por eso es que con tanto desatino busco en la muerte a mi dolor la calma”). Cuando las fuerzas físicas y psíquicas no alcanzan para calmar el dolor de un corazón sin esperanzas. Pero aún en estos momentos de flaqueza, se vislumbra una duda, una puerta abierta. El autor, voluntaria o involuntariamente, se pregunta “si estuviera seguro que la muerte es capaz de acabar con los dolores..”; con lo cual nos deja ver que aún en la situación más oscura, existen siempre otros caminos.
Manuel Acosta Ojeda ha escrito más, mucho más, sobre el amor; también sobre el amor puro y desinteresado (Puedes irte), pero creo no equivocarme en que estos dos temas mencionados pueden ser catalogados como los extremos poéticos de un sentimiento tan imaginario y tan real, como la vida misma. De cualquier modo ellos ya han pasado a engalanar el repertorio criollo, tan necesitado actualmente de poesía y de estética. No soy poeta, para pretender interpretar tan bellos e inmortales versos, pero soy uno de aquellos para quienes el maestro los escribió. En los tiempos actuales, donde los valses se interpretan con más ritmo que con cadencias melódicas, recuerdo las palabras de don Manuel: “más vale la calidad que el sabor”. No hay nada como un buen vals (la esencia de nuestro cancionero) para expresar el sentimiento del alma criolla. De la mano con nuestra incomparable música andina, forman parte de nuestra cultura. ¿Porqué no protegerlo, cultivarlo, embellecerlo, como lo han hecho Manuel Acosta Ojeda y muchos otros?
ASI TE QUIERO
Así como te quiero nadie podrá quererte,
ni siquiera tus hijos si algún día los tienes;
ni tus padres, ni tú misma,
nadie más que yo.
Te quiero como quieren las aves al espacio;
como aman las estrellas el manto de la noche.
Como quiere la lluvia los campos y las flores;
como las playas aman a las olas del mar.
Ni a mí mismo me quiero como te quiero a tí.
¿DÓNDE ESTÁS AMOR?
Si estuviera seguro que la muerte
es capaz de acabar con los dolores.
escogería pronto sin temores
de todos los venenos, el más fuerte.
Terminaría así mi triste suerte
de vivir ofreciendo mis amores
y recibir en cambio sinsabores
en el afán de amar por conocerte.
Pues te busco, amor, constantemente,
en todos las mujeres, te adivino
y en sus bocas pregunto, locamente.
mas nadie me responde, no encuentro alma.
Por eso es que con tanto desatino,
busco en la muerte a mi dolor la calma.
El video pertenece a Óscar Vilela Olea. Solo para aclarar