Por Francis W. Butters
Toda la cofradía está cantando al unísono, que la situación de JDP es un refrito, y que encima, no tiene nada que ver con el Sr. Gorriti. Al respecto quisiera comentar por qué creo que esto no es tanto así.
Mucho se puede aprender de la reacción de la cofradía, con respecto a las revelaciones del Lunes en programa Combutters, aparentemente relacionadas solo al Fiscal José Domingo Pérez. Alguno retruca de que no tienen nada que ver con el Sr. Gorriti; desconociendo que los “eventos de alta energía en la que un líquido o sólido, se convierte rápidamente en un gas, puede ocurrir a tres velocidades”, las mismas reflejadas en el título de esta nota. Es pues, un tema de tiempos y de velocidades. Hay que tener paciencia.
A diferencia de los cofrades, creo que el caso del aparente desbalance patrimonial de JDP, tiene muchísimo que ver con la “leyenda” que se ha erigido alrededor del Oenegero, quien a todas luces financia sus actividades gracias a las generosas contribuciones de quienes ven en él a un operador efectivo, y un ojo entrenado en ubicar a las personas que le serán útiles en el avance de su agenda y la de quienes financian sus actividades. El éxito en su capacidad de recaudación e influencia, se basa en la fachada que se supone que el Sr. Gorriti es el “mejor periodista de investigación del Perú”!
Esta frasesita, rimbombante y grandilocuente como es común entre la izquierda y los cívicamente puros, no coincide con la necesaria existencia del instinto y el olfato de sabueso que todo periodista debe de tener. Recordemos las veces en que el Sr. GORRITI, ha tenido el olfato apagado, aparentemente a propósito; si es que este olfato existe de alguna manera, ya sea escogiendo al redentor equivocado, elevando a la santidad al pecador, asignando a un operador fallido, o revelando a una fuente que termina siendo una trampa caza bobos en la que sus propias huestes son voladas en pedazos.
La primera que viene a la memoria es el apoyo a la figura y campaña política de Alejandro Toledo, presentado al país, como el gran luchador contra la corrupción.
El Sr. Gorriti, literalmente marchó los cuatro suyos por su candidato. Todos sabemos en que terminó el “sano y sagrado”.
La segunda vez, don Gustavo, nos presentó a una ODEBRETCH reformada, gracias a una colaboración hasta ahora absolutamente desconocida, ineficaz e inútil judicialmente. Los casos se están cayendo uno a uno y lo más probable es que nadie sea hallado culpable, y la empresa “redimida” termine demandando y ganándole al Estado Peruano. El resultado? Una pérdida total y absoluta!
La tercera es la permanente promoción de sus protegidos en la fiscalía. Un dúo dinámico que, como aquel de Ciudad Gótica, agarra a sus archienemigos a cachetadas, pero que jamás metió a ninguno a la cárcel por un período suficiente para que no reaparecieran en nuestras pantallas la semana siguiente, a la misma hora y en el mismo canal. Esta fue otra ocasión en la que su “instinto” periodístico, jamás le despertó la más mínima sospecha, sobre actividades que no se condicen con la imagen de inmaculada probidad que deben de proyectar quienes persiguen el delito. El “investigador” investiga a todos, menos a su propio entorno. En este sentido, como podríamos olvidarnos de Susana Villaran de la Puente, ex Alcaldesa de Lima, y socia fundadora del IDL; otra de las escogidas por el sabueso de la corrupción, otro error, o quizás otra muestra de un olfato inexistente. Nadie que se “equivoque” tantas veces, y encima sobre lo mismo, podría mantener la confianza de sus financistas en circunstancias menos ideologizadas y más enfocadas en la honestidad y la eficiencia. Cualquier líder que muestra tanta incapacidad de elegir apropiadamente a su equipo y a sus colaboradores, debería ser removido de su puesto.
Hay por allí otra ocasión en la que de investigación no hubo nada, y fue la vez en que un solitario ciclista le depositó una solitaria rosa blanca en la puerta del IDL; a lo que el super sabueso reaccionó con una conferencia de prensa (y creo que con una denuncia ante la CIDH), de que había sido amenazado de muerte; elevando a esa singular florecita, al nivel de la cercenada cabeza de caballo que fue dejada por la familia Corleone bajo las satinadas sábanas del personaje del productor Jack Woltz, en la película dirigida por Francis Ford Coppola. Los alaridos del Sr. Gorriti, ciertamente fueron comparables a los del personaje de El Padrino, la diferencia es que en la película, el director decidió usar una cabeza de caballo de verdad, así que la reacción y los gritos del actor, fueron espontáneos y lo más realista posible; mientras que los del “periodista” fueron pura finta.
Es decir que en todos los casos mencionados, o el instinto no existe, o el sujeto no es periodista, o no es investigador, o está voluntariamente ciego y sordo.
Lo más probable es que la respuesta sea: TODAS LAS ANTERIORES!
Lo que sí queda claro es que, con cada uno de estos casos, con cada uno de estos errores de juicio, con cada personaje mal escogido, con cada falla en las personas en las que depositó su confianza, el valor y la efectividad de operador político y judicial del señor en cuestión queda mellado, su credibilidad es menoscabada, y por tanto su falta de idoneidad para ser depositario de la confianza de sus finalistas se va evaporando. Algo peligroso porque nadie financia a un agente ineficaz o a uno que comete errores uno tras otro. Me extraña que en el más puro estilo de la cofradía, nadie le haya pedido su RENUNCIA!
Si el fiscal que investiga a JDP, ordena el levantamiento del secreto de las comunicaciones, entonces si que el gran titiritero puede estar en problemas. Ya se libró una vez de una investigación fiscal, gracias a la llamada al entonces Fiscal de la Nación. La excusa fue que no quería revelar sus fuentes. Esta vez no serían su lado de las comunicaciones las que estarían en peligro de ser de conocimiento público, sino las de “su fiscal”, que bien pueden contener conversaciones mutuas. Así que quienes, cómo siempre, se alinean en argumentos ad hominem, saben bien que la detonación que todos niegan, y que es aparentemente lejana, solo está acumulando energía que será liberada indefectiblemente.