La columna del Director

GENIO Y FIGURA

Por: Luciano Revoredo

Hace pocos días, los ciudadanos peruanos Giuliana Caccia y Sebastián Blanco publicaron un video en el que contaban que habían sido amenazados de sufrir excomunión si es que no retiraban una denuncia penal contra un sacerdote. Dicho video, que ha sido viral, ha causado mucha confusión entre el pueblo católico y la sociedad en general porque pone de manifiesto que se estaría usando una pena canónica para frenar el ejercicio de un derecho civil legítimo.

En todo caso, la intención de esta nota no es pasar a analizar el caso en sí, sino algunas repercusiones mediáticas que ha tenido el mismo en dos periodistas que son conocidos por su activismo periodístico en el caso Sodalicio, que yo cubro hace varios años: Paola Ugaz y Pedro Salinas. Ambos, desde la publicación del video de la señora Caccia y del señor Blanco, han tenido una especie de “histeria colectiva” para tratar de embarrar a los protagonistas de esta historia. Y se entiende pues, como ellos mismos han confirmado varias veces, fueron los depositarios de la confianza de los enviados papales pues Jordi Bertomeu les transmitió tanto a Ugaz como a Salinas parte del contenido de las reuniones violando así el secreto profesional. Es decir, Bertomeu filtró el contenido a los dos abanderados periodísticos del caso cuando se presentaron como testigos ante la Misión especial. No solo fue infidente sino, por decir lo menos, bastante imprudente.

Por la batería de artículos que vienen publicando en tan pocas horas, da la sensación de que están un poco desesperados por limpiar la conducta de Bertomeu. No quiero ni imaginar qué les habrá dicho para que subsanen lo sucedido. No creo que los haya amenazado con la excomunión, porque claramente no sería para ellos una sanción. Tampoco creo, y es una opinión, que sea por sincero cariño que ambos traten a un religioso, conociendo su aversión a la Iglesia, de generoso, delicado, empático, profesional, entre otros piropos.

Llama también la atención el tono que vienen usando que es bastante agresivo, más agresivo de lo que normalmente suelen ser ambos. Insultan, degradan sin ningún tipo de pudor a la señora Caccia y al señor Blanco. Parecería que están dando una especie de manotazos de ahogado. Una pataleta bastante infantil. A mí, que no soy la persona preferida de estos dos periodistas, nunca me han adornado con tanto verbo florido. Lo máximo que he recibido es una querella por parte de Salinas. Pero jamás ese abanico de improperios. Tanto es así que, en el caso de Paola Ugaz, hasta pensaría que el artículo que escribió en Religión Digital, titulado “Nos quieren estupidizar”, no es de su autoría. Sería muy raro que una mujer que se ha presentado tantas veces como feminista, insulte así a otra mujer que ha denunciado, en el pleno ejercicio de sus derechos, a un sacerdote. Más parece que algún culto matón se lo redactó. Sinceramente, dudo mucho que Ugaz sepa quién es el historiador Carlo Maria Cipolla que cita en dicha nota.

En todo caso, como reza el dicho, un consejo hasta de un conejo, les sugeriría que se controlen. En esta nota no voy a evidenciar la cantidad de incongruencias que ambos vienen presentando entre un artículo y otro. Eso lo haré pronto. Pero sí les recomendaría que guarden la compostura que se les ve un poco más que el fustán. Y flaco favor le están haciendo a su amigo Jordi Bertomeu. Y ni qué decir a Monseñor Scicluna que ahora, según las palabras de Paola Ugaz en un reciente artículo en el Diario El Comercio, también estaría involucrado en la historia pues parece ser –según Ugaz—que él fue otra fuente de revelación del contenido confidencial. Lo que hasta ahora ninguno dice es cómo es que llegó la información a Raúl Tola quien lo consignó en un artículo periodístico en julio de 2023.

1 comentario

  1. Ese par de sinvergüenzas traficantes de terrenos y lavadores de activos, han obrado bajo amenaza de que sus esperanzas de ver castigados a quienes se opusieron a su tráfico se desvanezcan, el premio ya lo han recibido con la nota de la nunciatura. Monseñor Eguren injustamente pasado a emérito y ahora expulsado del movimiento que vio nacer su vocación es quien más se les opuso. Aunque esas tierras a las que aspiraban al menos por ahora no podrán ser.

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