Política

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

 Por: Juan Carlos Suttor
Se nos viene el cierre del Congreso de la República y parece que los únicos que no se dan cuenta, son los propios congresistas.
En plena visita del Grupo de Alto Nivel de la OEA, el inquilino de palacio de gobierno, Pedro Castillo, congregó en el Patio de Honor, a diferentes grupos de terroristas, azuzando e insistiendo con una asamblea constituyente y por supuesto, amenazando con el cierre de Congreso.
El mensaje del acorralado y desesperado investigado por delitos de corrupción es una clara amenaza a la democracia: “Tomaremos algunas medidas juntamente con el pueblo si no se respeta la voluntad popular”.
A su vez, y también con la presencia de la misión de la OEA, el senil entonces primer ministro, Aníbal Torres, volvió a atacar a la fiscal de la Nación, señora Patricia Benavides, insistiendo su estúpido mensaje “quién debe estar en la cárcel”.
Es evidente que el “prosor” está haciendo todo lo posible por obstaculizar al sistema de justicia, Todas las acciones que vienen interponiendo sus abogados —que nadie sabe hasta ahora por quién son pagados—, el pedido de intervención de la OEA o la estúpida cuestión de confianza planteada.
Es decir, los tambores de guerra suenan cada día más fuerte, todos somos testigos de ello, se viene un golpe de estado del Poder Ejecutivo, pero el Congreso de la República sigue durmiendo el sueño de los justos, trabajando en sus comisiones —muchas de ellas sin sentido—, asistiendo a sus semanas de representación, que los ciudadanos interpretamos como semana de vacaciones, y cobrando sus suculentos sueldos.
Me hace recordar al año 1968, cuando el general Velasco le hizo un golpe de estado a don Fernando Belaúnde, golpe cuyos antecedentes fueron relatados con lujo de detalles en el libro de don Alfonso Baella Tuesta “El Poder Invisible”. ¡El golpe de estado estuvo más que cantado!
Mientras tenemos esta evidente amenaza, agravada por la obvia y evidente alianza con el orate, expresidiario, líder de la banda de supuestos licenciados, que ha declarado hace unos días la “expropiación de todos los canales de TV”, como si ya fuera el dictador. ¿Hasta dónde se le dará cuerda a este agitador de masas y asesino de policías? ¿Se va a esperar que llegue a Lima y desate su ola de violencia? ¿Qué pasa en el Congreso?
Que me disculpen mis amigos y conocidos que son congresistas, pero nuestro Congreso ha demostrado ser un jardín de párvulos, cada día con más “niños”, comprados por este gobierno, con algunos otros sin experiencia parlamentaria pero que son expertos tuiteros y con unos pocos, poquísimos políticos, que es lo que realmente se necesita.
Agradezcamos de esta situación al lagarto Vizcarra y a los idiotas que votaron por la no reelección. Cómo se extraña a grandes parlamentarios como Roberto Ramirez del Villar, Enrique Chirinos Soto y otros vigentes como Víctor Andrés García Belaúnde, Jorge Del Castillo o Mauricio Mulder.
Una reciente encuesta de CPI le da al Congreso un 9,5% de aprobación y un 84,3 de desaprobación, mientras que al presidente Castillo le dan 22,1% de aprobación y 71,3% de desaprobación. Se entiende que el Congreso nunca será popular, pero tampoco se entiende que tenga una aprobación más baja que la del investigado presidente.
Y mientras el Poder Ejecutivo, avanza sin pausa hacia el cierre del Congreso, muy bien asesorado por el G2 y el Grupo de Puebla —con la plata de nuestros impuestos—, el Poder Legislativo parece que va de tumbo en tumbo, desorientado y sin un liderazgo claro.
Dios nos coja confesados.

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