Política

CON LAS MANOS LLENAS DE SANGRE

Por: José Romero

La historia del comunismo en el Perú está llena de sangre y de muerte.

Tuvo su génesis con  la dependencia a los rublos soviéticos hasta 1964 en que se rompió en dos. Unos se fueron con los rublos y otros con Pekin. Fue el inicio de un rompecabezas de siglas de las más variadas. PST, IU, VR-PC, PCP-U, UDP, PCdP-PR, PCR-CO, UI y decenas más. Había hasta seguidores del comunismo albano. Ya entonces algunos se habían convertido en troskos (incluso cargadores de sus líderes).

En 1962 hubo un  movimiento subversivo, uno de los que alzaron su arma contra el Perú fue “el poeta” Heraud, hoy “beatificado” por algunos. Luego en 1965 hubo tres frentes subversivos que fueron aplastados por las Fuerzas Armadas y los Sinchis. En los 70s, la llamada “izquierda infantilista” como le decían a Sendero Luminoso se aprestaba a ocasionar muerte y destrucción desde 1980. En 1984, gente venida de desprendimientos del PCP-U, PCP-Mayoria, del PSR-ML y de otros grupos dieron origen al otro grupo terrorista, el MRTA.

Los llamados izquierdistas y caviares de hoy son herederos de todos esos grupos asesinos que destruyeron muchas vidas. Muchos vivieron esos años. Nadie dijo nada en contra de la muerte. Los menos caraduras les llamaban públicamente “equivocados” pero en la interna festejaban sus asesinatos. Otros tildaban a los terroristas como “revolucionarios”

La presencia del comunismo en el Estado no es de ahora. Tuvieron enorme influencia en el Velascato. Envenenaron el magisterio, incentivaron el estatismo, las expropiaciones y el desastre económico desde diferentes reparticiones estatales como ministerios y SINAMOS. Nunca fueron elegidos para gobernar pero siempre se las ingenian para vivir del Presupuesto de la República e influir en las decisiones de Estado como en estos últimos 19 años.

El comunismo es “campeón” para no llamar las cosas por su nombre, para mentir, para destruir, para matar, para robar.

El comunismo ha destruido hogares, vidas y futuros promisorios. Son cobardes para no dar la cara. Asesinó a miles y siempre encuentran sus “padrinos” que les financian sus acciones destruir a la Sociedad.

Ya es hora de arrebatarles  las banderas que dicen “defender” so pretexto de luchar contra la miseria, contra la contaminación ambiental, los derechos humanos y tanta farsa que inventan para poder comer caviar y beber champagne francés.

Los rojos que callaron, los ideólogos, los asolapados defensores del “conflicto armado interno”, los que inventan una “historia inclusiva”, los que cada vez que moría un terrorista pedían una comisión investigadora, los “artistas populares” que le cantaban a Jovaldo y otros más; todos ellos deberían cumplir cadena perpetua.

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