Por: María Ximena Rondón
Una figura farandulera- que según la película de Rocky y Bullwinkle entra en la categoría de “Real Basura Televisiva (RBT)”- se encuentra en el ojo de la tormenta política y mediática tras su detención, que tuvo lugar el pasado 19 de septiembre, en la clínica Novo de San Borja, tras una orden del Poder Judicial de siete días de detención en su contra.
Andrés Hurtado, alias “Chibolín”, es uno de los personajes más importantes de la televisión peruana, un completo “Showman”. Y durante años se ha ganado el aprecio de la opinión pública masiva. Muchos se han deslumbrado ante su “opulencia”, “carisma”, “chistes vulgares”, capacidad de dirección y animación de eventos y conducción de televisión. Al verlo en acción, me recuerda a las películas que nos transportan a los espectáculos de gladiadores del Imperio Romano.
Una de las más famosas es “Gladiador”, en la que vemos a un personaje que se encarga de “animar” a las masas, mientras estas reciben pan y otros regalos.
El legado de este entretenimiento quedó plasmado en el famoso “Panem et Circenses” (en la obra Sátira X del poeta romano Juvenal) prevalece hasta el día de hoy y es lo que representa “Chibolín”.
Lo que Juvenal criticaba, y que es un rasgo notorio en la sociedad peruana, es que esta estrategia fue diseñada por los políticos romanos para ganarse la el favor de la plebe (el pueblo común). Ello consistía en regalos baratos y entretenimiento con el que este perdía todo su sentido crítico al experimentar “satisfacción” por aquellas dádivas.
En el caso peruano, la gente ha perdido su sentido crítico al tener predilección por consumir programas basura como los que dirigía “Chibolín” y en el entretenimiento que este realizaba utilizando sus amplios recursos económicos y contactos. Incluso ha llegado a involucrar a su familia en estos circos mediáticos. Si uno se pregunta si este personaje realmente aporta un bien común y hace crecer el espíritu y la mente de los peruanos, muchos coincidiremos en que la respuesta es no.
Durante las últimas semanas, una faceta repulsiva de este sujeto surgió debido al escándalo por ser investigado por presuntos delitos de tráfico de influencias y lavado de activos, en los que también estarían involucrados la familia Siucho-Miu Lei y las juezas Elizabeth Peralta, Paola Valdivia y María Delfina Vidal La Rosa Sánchez.
Lo peor de todo, es que el público sigue con atención las noticias sobre “Chibolín”, alimentando el circo mediático. Esto nos lleva a preguntarnos qué estará ocurriendo en el escenario político y cuál será su gravedad. Además, este tema eclipsa los incendios forestales que consumen varios lugares de Perú y la identidad y destino de quienes los causaron.
Sin duda, si son reales, las acciones de Andrés Hurtado serían deplorables y repelentes, especialmente porque es solo un mero bufón que representa una de las peores lacras que impiden el progreso del país: la predilección por el “Panem et Circenses”. Después, nos preguntamos por qué las masas carecen de sentido crítico y de sensatez cuando deben cumplir con sus deberes democráticos y solo tienen basura en la cabeza. “Chibolín” es basura y la gente debería ser lo suficientemente inteligente para no celebrar sus tonterías ni considerar sus “productos” como algo que merezca la pena.
Pero es que a eso acostumbró a la gente Fujimori. ¿O es que no se recuerda a Laura Bozzo? O incluso la llamada suavecita Mónica Zevallos, hacía programas con los llamados “cómicos ambulantes”. Eso no es de está época sino del fujimorato. La educación se terminó de venir abajo, durante esos años, en que las humanidades fueron despreciadas.