Por:Javier Cipriani Thorne
En el transcurso de su primer año como Alcalde Mayor de Lima Metropolitana, RLA ha demostrado un compromiso notable hacia la ciudad y sus habitantes. Aunque algunos son críticos y sugieren que la figura y el estilo del líder nos acompañan incansablemente, aquellos que hemos seguido su trayectoria somos testigos de su incansable esfuerzo por acercarse a la gente.
Más allá de su personalidad, destaca la habilidad del Alcalde para poner su aguda capacidad intelectual al alcance de todos los limeños. Su enfoque en hacer que la gestión municipal sea más accesible y comprensible es una señal alentadora de su deseo de hacer de Lima una ciudad mejor.
El proverbio “Por sus frutos los conoceréis” cobra relevancia al examinar el éxito profesional de RLA. Sin embargo, la trascendencia de sus acciones, refleja su sacrificio personal al abandonar su vida empresarial para dedicarse plenamente al servicio público. La frase “el que no vive para servir, no sirve para vivir” resuena en cada acción emprendida durante su mandato.
La honradez y la honestidad son pilares de su administración, reafirmados desde el primer día al declarar guerra sin tregua a la corrupción. La valentía que exhibe al enfrentarse a las grandes mafias y destapar actos ilícitos, incluso ante amenazas personales, subraya su determinación por transformar Lima en una ciudad más justa.
Es innegable que RLA ha asumido su papel con seriedad y dedicación. Su enfoque en atender las necesidades de los más desfavorecidos demuestra un compromiso real con la equidad social. El Alcalde ha marcado su primer año, dejando la esperanza para que Lima tenga un mejor horizonte.
