Por: Luciano Revoredo
Joe Biden anunció que abandona la candidatura presidencial de los Estados Unidos. En una carta dirigida a los estadounidenses expresó: “Creo que lo mejor para mi partido y para el país es que dimita y me concentre únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi presidencia”.
En la carta en que renuncia a la candidatura, Biden aclara que no renunciará como presidente de EE. UU. y permanecerá en la Casa Blanca durante los últimos seis meses de su mandato.
La reacción de Donald Trump ha sido muy dura “El corrupto Joe Biden no era apto para postularse para presidente, y ciertamente no es apto para ocupar el cargo, y ¡nunca lo fue! Todos los que lo rodeaban, incluidos su médico y los medios de comunicación, sabían que no era capaz de ser presidente, y no lo era”, señaló el candidato republicano, que ahora tendrá que enfrentar a otro rival y probablemente a movidas inescrupulosas en materia electoral.
Rápidamente han surgidos versiones sobre quien reemplazaría a Biden en la papeleta demócrata. Unos hablan de Hillary Clinton y otros de la actual vicepresidente Kamala Harris.
Cualquiera de las dos sería nefasta en un eventual y poco probable triunfo demócrata.
A la señora Clinton ya se le conoce como una persona vinculada al progresismo globalista y al servicio de las causas de este sector. Es una defensora por ejemplo de la multinacional abortista Planned Parenthood y su financiación pública, pese a que esa organización trafica con órganos de fetos abortados. Tampoco respeta la libertad religiosa, en un momento dijo que los gobiernos deberían dedicar recursos coercitivos para forzar a las religiones a redifinir sus dogmas religiosos tradicionales.
Por su parte Kamala Harris es otra peligrosa progresista. Feminista y promuerte, ha sido la sombra del fracasado Biden. No es de extrañar por eso que al presentar su renuncia Biden se haya mostrado favorable a que sea Harris quien tome la posta. En su cuenta de X manifestó: “He decidido no aceptar la nominación y concentrar todas mis energías en mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato. Mi primera decisión como candidato del partido en 2020 fue elegir a Kamala Harris como mi vicepresidenta. Y ha sido la mejor decisión que he tomado. Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año. Demócratas: es hora de unirse y vencer a Trump. Hagámoslo”.
Desde que el Partido Demócrata giró al progresismo más radical todas sus posibilidades giran en tormo a este tipo deplorable de candidatos. Por el bien de los Estados Unidos y del mundo occidental la elección de Trump se hace cada vez más urgente y necesaria.
El giro no es al progresismo, sino al nuevo orden plutocrático, no hay progreso ninguno sino retrocesos varios, el lenguaje es el gran campo de batalla y si aceptamos sus términos ya hemos perdido, llámele deriva siniestra, o lacayos de la wef, o siervos del globo, o lo que le parezca óptimo, pero rechace sus términos.