Por: José Romero
A tres días de cumplirse cuatro meses de la caída del comunista Castillo y el ascenso de Dina Boluarte estamos en el limbo.
Tras cuernos palos. Luego de la algarada subversiva que se paró en seco ante la falta de participación ciudadana vino la emergencia climática que trajo muerte y destrucción. Se puso en evidencia lo inútil de un organismo como la llamada Autoridad Autónoma de Recostrucción con Cambios. ¿Qué hizo en seis años tras el Niño del 2017? Muy poco.
La herencia que viene desde el efímero período de Humala-Nadine es mísera, con honrosas excepciones. Corrupción sin castigo, instituciones corroídas y cero resultados han llevado al Perú al borde del precipicio.
Una importantísima institución como la Policía Nacional está en la mira. Por enésima vez se habla de “reorganizarla” tras comprobarse que dos de sus últimos ex Comandantes Generales se encontrarían observados tras diversas denuncias de corrupción. ¿Qué hace el gobierno? Nada que señalar pero algunos “opinólogos” nos dicen qué hacer en sesudos artículos de opinión.
Y frente al grave problema que representa Puno no hay ni propuestas ni acciones para afrontar el secesionismo y la violencia que aqueja esta región. Todo sigue igual.
Y cómo no podía dejar de serlo, el Congreso cada día se desprestigia más. Los”niños” son “protegidos” y no faltan despropósitos y situaciones fuera de lugar que desafortunadamente echan “más leña al fuego”.
Entre tanto la presidente Dina Boluarte no solo muestra su incapacidad para gobernar sino que es objeto de serios cuestionamientos que afectan su capacidad moral. Frente a ello sectores “dinistas y neodinistas” se hacen de “la vista gorda” y justifican su silencio argumentando que “hay que sostener la gobernabilidad”, como si ésta podrá sostenerse sobre el fango y el estiércol.
Por cierto las voces que apuraban el adelanto de elecciones han sido acalladas y quienes sostenían que era necesario hacer cambios en la legislación electoral, hoy miran para otro lado. Ya se habla de que todos se quedarán hasta el 2026 pero ¿a qué precio?
¿Aguantarán las sólidas bases macroeconómicas? ¿Qué hace Boluarte para desactivar la bomba llamada Puno? ¿Qué se hace para combatir el neosenderismo, la corrupción y la crisis económica?
Ya seguimos en el pasado a un boliviano y perdimos Arica y Tarapacá, los pobres hombres y mujeres puneños han creído una vez más en ofertas imposibles y van a cosechar frutos amargos, cuando esa parte sea integrada a bolivia y todo el litio sea entregado en propiedad a China y el comunismo no va a soportar vainas ni levantamientos, y comenzará a fusilar a cuántos se interpongan los demás quedarán para la esclavitud en las minas de litio, esa va a ser la forma en que aprendan, pero ya será tarde.