La columna del Director

LA SANTA SEDE DEBE RETIRAR AL NUNCIO APOSTÓLICO NICOLA GIRASOLI

Por: Luciano Revoredo

Conocí al nuncio de la Santa Sede, Nicola Girasoli, socialmente. Lo visité un par de veces en la nunciatura y tuvo la gentileza de invitarme una vez al cóctel por el día del Papa.

Cuando conversé con él me pareció un hombre piadoso y afable, pero a la vez un agudo observador de la realidad. Tiene la sagacidad de un experimentado diplomático y es portador de una gran simpatía personal.

En una de esas vistas conversamos largamente sobre la realidad de la iglesia, la situación del Vaticano y las políticas del Papa Francisco. Compartió también algunas anécdotas de la estadía del Santo Padre en Lima. Pude notar cierta fatiga en él con relación a las pugnas que se podía percibir en ciertos niveles del episcopado peruano. Este asunto realmente lo preocupaba.

En los últimos días su nombre ha saltado a las primeras planas por estar entre los que han recibido una de las vacunas de la vergüenza. Todo estaba entre lo previsible, menos que aparezca el nombre del señor nuncio apostólico en esta lista. Sin duda ha cometido un grave error.

Ha dicho en su defensa que participaba como consultor ético: “A través de mi médico personal he sido convocado como consultor de la prestigiosa Universidad Cayetano Heredia, en temas éticos sobre este proceso y a motivo de mi condición de convaleciente por las consecuencias que todavía tengo de la COVID-19”. Manifestó.

Lamentablemente no es suficiente. Recordemos que es representante diplomático de un estado soberano como es el Vaticano. El nuncio es un diplomático en el Perú y en la práctica no debe asumir funciones de asesor ni consultor.

La situación se ha tornado en inmanejable y lo que deberá suceder en breve plazo es que la Santa Sede retire del Perú al nuncio Girasoli y evite así que el incidente siga creciendo y termine por manchar a la iglesia.

Claro está, que nada de esto justifica la actitud oportunista y desleal del  arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo, que se ha apresurado en salir a los medios a verter su insidia sobre la figura del nuncio. En este momento la decisión está en las manos del Santo Padre.

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