
Por: Luciano Revoredo
Respecto a la masonería existen misterios y mitos para todos los gustos, incluso las más diversas teorías conspirativas. Todo este enigma y confusión no son gratuitos, sino que son alimentados por el secretismo que la propia masonería mantiene sobre sus fines y labores.
¿Quiénes son los masones? ¿Cuál es su origen? ¿Qué ideas los convocan? ¿En qué creen? ¿Qué los une? Son algunas preguntas que muchos se plantean ante su oscura presencia. Preguntas que muchas veces quedan sin una respuesta.
La masonería es una exaltación del ser humano, y todo su interés es el desarrollo del hombre en cuanto hombre, es el hombre que se hace soberano, autor de si mismo y su propio dios. Ciertamente que hablan de un Gran Arquitecto del Universo, este no es un dios, es una suerte de demiurgo u ordenador, su dios es el hombre y su fe una suerte de deísmo.
En general esta autodivinización humana es un proceso que se logra subiendo de grado en la hermandad, alcanzando grados como gran maestro y otras denominaciones que en algunos casos lindan con el ridículo y que buscan precisamente exaltar esa divinización del hombre como único dueño de su destino.
Partiendo de este humanismo pervertido su enemigo ha sido siempre el altar y el trono. Esa es la base de la revolución permanente que sintetiza la masonería.
Siguiendo este norte y con el aderezo de las más diversas influencias esotéricas y una supuesta sabiduría hermética han sido parte en la historia de toda una indesmayable lucha por el poder.
Los principios masónicos se asocian en el imaginario colectivo con los de la Revolución Francesa y tal vez sea el mejor ejemplo de su aplicación. El rechazo a Dios, a la jerarquía, al orden. Son los mismos principios que hoy se imponen como los ideales del globalismo a través de diversos organismos internacionales. Se podría decir que la agenda masónica se ha terminado por imponer.
La masonería y su ideología se expresa a través de organismos como la ONU o el club Bilderberg. Sus planes no creen en la soberanía de los pueblos, se imponen desde arriba. La obligación de asumir una nueva moral y cancelar al que se opone al mundialismo y el nuevo orden mundial.
Sin embargo, hay que distinguir entre las ideas masónicas que imperan globalmente y las personas que pretenden representarlas. En nuestro país la masonería ha venido a menos y en general no cuenta con la presencia social e intelectual que alguna vez tuvo para convertirse en una suerte de escuela de arribismo.
Quienes nos identificamos con los valores del conservadurismo obviamente rechazamos sus ideas, sus antivalores y sus desvaríos esotéricos y anticristianos.
Sea propicia la ocasión para recordar a los católicos que nos leen que la excomunión a quienes dan su nombre a estas sociedades secretas está vigente y que no es posible en ningún caso ser católico y masón.
El 24 de junio de 1717 fue fundada la masonería especulativa por 7 pastores protestantes con el único fin de destruir la Santa Iglesia Católica, y en sus constituciones, firmadas por el pastor Anderson, no hay una sola mención de Jesucristo. Es una secta gnóstica luciferina