Política

LA DOBLE MORAL DE LOS TIBIOS

Por: Mariella Bianchi

Alcaldes de Miraflores, La Molina y San Isidro se reunieron con Pedro Castillo. Estos Alcaldes dobletean porque así es su moral, tibios ante la coyuntura, tienen como su máximo exponente a Poncio Pilatos, además de lavarse las manos frente al peligro comunista, se caracterizan por pretender estar bien con Dios y con el diablo. Mientras sonríen te estén clavando en ese mismo instante, una puñalada por la espalda. Suavecito y con disimulo, te muerden cual escorpión mientras se muestran como políticamente correctos e inclusivos. Pensándolo bien, podría llamarlos caviares o quizás mercenarios del poder.

Me pregunto cuántos de estos alcaldes, entre otros animales políticos, sonríen para la foto y luchan por mantener una cuota de poder siendo capaces de lo que sea, incluso vender su alma al diablo llamado socialismo, comunismo, chavismo, etnocacerismo y todos los ismos que son un cáncer para la sociedad. Como diría su filósofo estrella, alias presidente Gonzalo: “salvo el poder todo es ilusión”, y eso incluye a su conciencia, a su moral, su ética y su fe, si alguna vez la tuvieron.

Este tipo de especímenes solo representan a quienes son como ellos, así que si los apoyas deberás aceptar que eres parte de su club, aunque te autopercibas como “políticamente correcto”, solo eres un mercantilista de poder, que se vende cual mercancía al árbol que le dé más sombra.

Los hechos demuestran quien eres y te definen, aunque hayan querido disimularlo, las huellas de tus actos representan tu verdadero rostro, imposible de borrar.

Pasará la historia del Perú y en las memorias del bicentenario, quedará grabado quien defendió al Perú y la institucionalidad democrática, así como quien se prostituyó a la ideología marxista, leninista, mariateguista, maoísta, pensamiento Gonzalo de Castillo y Cerrón, traicionando a la patria como los grandes Judas de nuestro pueblo.

Le toca a cada peruano decidir, si está con Dios o con el diablo. A los tibios como en el reino, se les vomita, porque su doble moral no es compatible con la esencia patriota, cuya entraña no puede albergar raíces de traición a los altos intereses de nuestra nación.

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