Cultura

ESTE ES EL DOCUMENTO DE LA IGLESIA CATÓLICA QUE CONDENA EL COMUNISMO

Por: María Ximena Rondón

Vivimos en un tiempo de confusión donde muchos católicos (incluyendo algunos que tienen postgrados y un buen trabajo) son seducidos por los postulados de la justicia social, el valor del pueblo y la caída de una clase capitalina a la que consideran “blanca y adinerada”.

He escuchado que varios católicos critican el hecho de que las iglesias tengan ornamentos y otros objetos sagrados y artísticos de gran valor (sin conocer el significado del arte como la cercanía a lo divino). Otros son seducidos por la teología de liberación, que prácticamente prioriza y ensalza al sector “pobre” como el único con derecho a ser evangelizado y merecedor de toda la atención y valor dentro de la Iglesia (y que convierte a la Iglesia en una ONG).

Ante toda la confusión producto del comunismo en la cultura social y de ciertas personalidades de la Iglesia que adoptan (incluso sin querer) esas ideologías y correcciones políticas, muchos católicos se han preguntado cuál es la postura de la Iglesia Católica sobre el comunismo.

Es por eso, que les presento el documento que todos los católicos (y todo el mundo) deberían conocer y leer a fondo: la encíclica Divini Redemptoris, escrita por el Papa Pío XI y publicada el 19 de marzo (Día de San José)  de 1937.

En el texto, este Pontífice indica que el “comunismo bolchevique y ateo” es un “peligro tan amenazador” que “pretende derrumbar radicalmente el orden social y socavar los fundamentos mismos de la civilización cristiana”.

“Frente a esta amenaza, la Iglesia católica no podía callar, y no calló. No calló esta Sede Apostólica, que sabe que es misión propia suya la defensa de la verdad, de la justicia y de todos aquellos bienes eternos que el comunismo rechaza y combate”, prosigue el texto.

Por lo tanto, ¿quién en su sano juicio aplaudiría a una ideología que pretende destruir la religión que dice profesar? Además, hay una mala creencia popular de que los católicos son muy ingenuos, ñoños, cerrados de mente o que condenan todo lo que se mueve en esta tierra. Con el respeto que merecen los lectores, Jesús nunca dijo que los católicos deberíamos ser unos idiotas, unos cerrados de mente o unos ignorantes. Todo lo contrario. Indicó que debemos ser “astutos como serpientes”. Eso implica que debemos ser buenos, pero no estúpidos. Debemos estar preparados para conocer las trampas del enemigo.

La Divini Redemptoris respalda esta postura, ya que en ese texto, el Papa Pío XI brinda argumentos filosóficos, sociales, teológicos y doctrinales para rechazar el comunismo en todos los sentidos.

Llama la atención que el Pontífice reconoce que es una doctrina que se “oculta bajo apariencias a veces tan seductoras”. Muchos pudimos constatar esto cuando varios católicos votaron por Pedro Castillo ya que representaba esos ideales tan seductores de un hombre del campo y oprimido capaz de alcanzar el cargo más importante del país. O muchos vieron un posible cumplimiento de su fantasía y complejos sociales de derrocar a la supuesta “clase limeña blanca y privilegiada”. Muchos olvidan que sin los benefactores, varias obras de la Iglesia no podrían realizarse y que Dios no discrimina a los ricos que saben usar sus recursos sabiamente.

Estas “apariencias seductoras” se adhieren a esas personas que viven con resentimientos, complejos, mediocridad y envidia. Todo ello es un pecado. NO es algo que debería romantizar y utilizar como justicia social ¿O ustedes creen que Jesucristo predicó fomentando el resentimiento y los complejos? ¿Sí sabían que habían personas ricas que lo siguieron, como José de Arimatea? Y nunca fueron rechazados por Él. En ese sentido, también recomiendo leer la vida de Enrique Shaw, un empresario argentino que está camino a ser declarado santo (ojalá) y que es un ejemplo de cómo vivir santamente según la doctrina social de la Iglesia y teniendo un buen estatus económico y social.

Otro fragmento de esta encíclica señala lo siguiente sobre el atractivo del comunismo y cómo la gente es engañada para caer en sus encantos:

“La explicación reside en el hecho de que son muy pocos los que han podido penetrar la verdadera naturaleza y los fines reales del comunismo; y son mayoría, en cambio, los que ceden fácilmente a una tentación hábilmente presentada bajo el velo de promesas deslumbradoras. Con el pretexto de querer solamente mejorar la situación de las clases trabajadoras, suprimir los abusos reales producidos por la economía liberal y obtener una más justa distribución de los bienes terrenos (fines, sin duda, totalmente legítimos), y aprovechando principalmente la actual crisis económica mundial, se consigue atraer a la zona de influencia del comunismo aun a aquellos grupos sociales que por principio rechazan todo materialismo y todo terrorismo. Y como todo error contiene siempre una parte de verdad, esta parte de verdad que hemos indicado, expuesta arteramente en condiciones de tiempo y lugar, aptas para disimular, cuando conviene la crudeza repugnante e inhumana de los principios y métodos del comunismo bolchevique, seduce incluso a espíritus no vulgares, que llegan a convertirse en apóstoles de jóvenes inteligentes poco preparados todavía para advertir los errores intrínsecos del comunismo. Los pregoneros del comunismo saben aprovecharse también de los antagonismos de raza, de las divisiones y oposiciones de los diversos sistemas políticos y hasta de la desorientación en el campo de la ciencia sin Dios para infiltrarse en las universidades y corroborar con argumentos seudocientíficos los principios de su doctrina”.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia…

Otro punto interesante respecto a la difusión del comunismo, es que Pío XI denunció que “sin duda alguna, la conspiración del silencio que en esta materia está realizando una gran parte de la prensa mundial no católica”. Algo que sucede en nuestros días con la agenda de izquierda en medios de comunicación mundiales que tergiversan las noticias y tienen una falsa objetividad.

No me faltan ganas de citar el texto completo, pero considero importante la reflexión final de Pío XI sobre San José: “Perteneció a la clase obrera y experimentó personalmente el peso de la pobreza en sí mismo y en la Sagrada Familia, de la que era padre solícito y abnegado; a San José fue confiado el Infante divino cuando Herodes envió a sus sicarios para matarlo. Cumpliendo con toda fidelidad los deberes diarios de su profesión, ha dejado un ejemplo de vida a todos los que tienen que ganarse el pan con el trabajo de sus manos, y, después de merecer el calificativo de justo (2Pe 3,13; cf. Is 65,17; Ap 2,1), ha quedado como ejemplo viviente de la justicia cristiana, que debe regular la vida social de los hombres”.

 

Pueden leer la encíclica completa aquí: https://www.vatican.va/content/pius-xi/es/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_19370319_divini-redemptoris.html

 

Bonus: Otros textos de la Iglesia Católica contra el comunismo

Otros documentos de la Iglesia Católica que  condenan al comunismo son la encíclica Qui pluribus, escrita por el Papa Pío XI, y la encíclica Quod Apostolici numeris, cuyo autor es el Papa León XIII.

En este último texto, León XIII definió al comunismo como una “mortal enfermedad que se infiltra por las articulaciones más íntimas de la sociedad humana, poniéndola en peligro de muerte”. Esto es algo que podemos constatar en ámbitos como la educación, donde se nota el predominio de la narrativa marxista en los cursos de historia bajo la figura “opresor-oprimido”. Por ejemplo, en Perú tenemos el caso del “conquistador (el opresor) y el indígena (el oprimido)”. Esta narrativa histórica ignora y desprecia el hecho de que durante el Virreinato, el Perú llegó a ser una potencia mundial y que sí existieron consideraciones hacia los indígenas. Una de ellas, era que a los miembros de la nobleza incaica se les debía profesar el mismo respeto que a la realeza europea o la apertura al mestizaje.

El punto es que los católicos (e insisto en que todo el mundo) no podemos ser ilusos. Tras leer este artículo, ya tienen textos escritos por Papas sobre el comunismo. Este es un tema serio, pues afecta nuestra fe y nos hace cometer errores. No leer está mal. No tener criterio está mal. Votar por un candidato peligroso y decir “que gane el mejor” está mal. Un buen católico es buen ciudadano. Debemos tener el conocimiento suficiente para denunciar el peligro que representan las ideologías nefastas. Ojo que el capitalismo y el liberalismo también tienen sus errores, los cuales también podemos contrastar con otros documentos de la Iglesia.

En conclusión: Ya tienen las herramientas y el conocimiento a su disposición. Úselos.

2 Comentarios

  1. Pero si Dios, en el antiguo testamento pide, por así decirlo que las ofrendas sean sin defecto, luego a Dios hay que ofrecerle lo mejor, y en las grandes edificaciones de los siglos que nos han precedido la gente es la que ha dado lo mejor, son los Judas los que se quieren quedar con la bolsa. Los pobres, quieren salir de su pobreza, no quieren quedarse en ella y la riqueza de los ornamentos, es el corazón agradecido de tantos que por su culto a Dios, se vieron bendecidos. El único que no quiere que pongamos nuestra mirada en los trascendentales (Verdad, Bondad, Belleza) es el diablo.

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