Por Francis W. Butters
La izquierda internacional a través de varios presidentes de países vecinos al Perú, ha montado una aparato de venta de una realidad alternativa, de una historia revisionista tan falsa, nociva y dañina, como la negación del holocausto; que es negar que las acciones de Castillo, no solo no constituyeron un golpe de estado, sino que además dice que el golpe de estado, se lo dio a él el Congreso, privándolo ilegalmente de su presidencia y del mandato popular que lo eligió. Esta narrativa es reproducida en los medios y las redes, alimentando una ola de protestas al interior del país, de aquellos que se creen que Castillo ha sido removido de su cargo por razones raciales, y no por razones penales y políticas. Castillo estafó a estos peruanos humildes de origen provinciano, y no es su héroe, sino alguien que traicionó su confianza, y no mantuvo su palabra ni cumplió con su deber para con ellos y el país. Estas protestas infiltradas y financiadas por el terrorismo, el narcotráfico, la minería ilegal, y otras actividades ilegales, en una coalición nefasta que ha dado un lamentable resultado de pérdida de vidas humanas, que esa misma coalición, quiere achacar a las fuerzas del orden.
Este veneno que anuncie aún antes de la segunda vuelta, ha sido inoculado en las venas de nuestra sociedad, y no basta con limpiar las calles y abrir las carreteras y los aeropuertos. La guerra política no ha sido atendida con la debida atención, cuidado y energía. La guerra militar contra la subversión puede haber sido una victoria militar, pero al no haberse cumplido la derrota del enemigo en el campo político, es una victoria incompleta. No van a ser las armas las que derroten a esos enemigos del Perú, que hoy se apresuran en promover una secesión de varios departamentos del sur del país. Esta es la traición a la patria, de la que también hable desde antes de las elecciones.
Solo esta semana he revisado las posiciones de cuatro “intelectuales”, ideólogos de la izquierda, como Sinesio López, Isaac Bigio, Antonio Roldan y Héctor Bejar; en donde todos se reposicionan para coincidir el que fue Castillo la víctima de un golpe de estado, y que este golpe fue motivado por un tema racial y ejecutado por el Congreso. Coincidentemente, ninguno de ellos se detiene un minuto a “analizar” la posible responsabilidad de Castillo, ni en la corrupción, ni en el golpe. El caso más evidente de sesgo, es el de Bejar, porque él ha sido ministro de estado, y fue además uno de los primeros en señalar la estructura de influencia familiar y de paisanaje alrededor de Castillo; una que ha sido el ancla que se ha llevado el régimen al fondo del mar. No ha sido la derecha, ni los 200 años, ni el agüita arracimada, ni una choledad inexistente, las que han “removido” al golpista presidente. Ha sido la declaración de uno de sus colaboradores, Salatiel Marrufo, en la que señala que entregó dinero al presidente y a 6 de sus hermanos, la que ha encendido la mecha y precipitado el golpe.
Creo necesario repetir una y otra vez, que el único golpista aquí es José Pedro Castillo Terrones!
– Tan es golpe, que el Día anterior, había declarado ante los medios que iba a ir al congreso a presentar su defensa contra la vacancia, junto con su defensa técnica y cuatro ministros para su defensa política, reconociendo en ese discurso, que hacer algo diferente era inconstitucional.
– Tan es golpe, que las palabras que leyó Castillo, son un calco y copia del discurso de golpe de Alberto Fujimori del 5 de Abril de 1992.
– Tan es golpe, que todos los ministros de Castillo, renunciaron tras el anuncio.
– Tan es golpe que el Presidente estaba empacando todas sus cosas para huir al exterior, como lo hicieron Fujimori, Toledo y como intento hacer Alan García al solicitar asilo al Uruguay.
– Tan es golpe que varios de sus ministros han declarado que se lo dijeron personalmente. Entre ellos, por lo menos, Bobbio, Huerta y Salas.
El congreso, con todas las críticas válidas que merece, votó por una vacancia constitucional, con 101 votos (solo se necesitan 87 votos para la vacancia), multipartidarios, que incluyeron a votos del partido Perú Libre, que es el partido que llevó a Castillo al poder.
No hubo pues un golpe del congreso. No es golpismo el intentar remover a un mandatario por medios constitucionales.
– No fueron golpes, los dos impeachments a Donald Trump durante su presidencia; si fue golpe el intento de Trump de tomar el Capitolio a través de una turba, que tuvo que ser retirada con la intervención del ejército, que mantuvo su presencia en Washington DC más allá del 6 de Enero del 2021. El Presidente Joe Biden, juramentó la presidencia, durante la ocupación militar de la capital norteamericana.
– No fue golpe, la solicitud de no confianza contra el Primer Ministro Boris Johnson, en el Parlamento Inglés.
– No fue Golpe, un voto similar en el Knesset israelí, que terminó reemplazando a Benjamín Netanyahu.
Si van a pretender informar, informen bien. Sino, digan que son una caja de resonancia política y asuman su posición como tal.
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